Clases esenciales: Buen Comienzo
Buen Comienzo – Clase 5: Congregándose con la familia de Dios
Descargar Manuscrito en formato Word
Descargar Folleto del Alumno en formato Word
Clase esencial
Buen Comienzo
Clase 5: Congregándose con la familia de Dios
Introducción
P: Cuándo piensas en la iglesia, ¿qué imágenes te vienen a la mente?
R: La Escritura nos da algunas formas para pensar acerca de la iglesia. Primero, la iglesia es representada como un edificio. Cuando Pablo se dirigió a la iglesia de Corinto, les recuerda, «…nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios» (vs. 9).
La iglesia también es representada como un cuerpo. En Romanos 12:4-5, Pablo escribe, «Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros».
Ahora bien, estas dos imágenes son muy útiles e importantes y podrían ser desarrolladas en una clase detalladamente, pero el nombre de esta clase se deriva de una tercera imagen vista en la Escritura, la cual es una familia.
Como Pablo escribe a Timoteo, él explica a la iglesia no en términos de un lugar donde nos reunimos, sino en términos de una familia. En 1 Timoteo 3:15, Pablo dice, «para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente…» El término clave aquí es casa…
P: ¿Qué se encuentra en una casa?
R: Bueno, en una casa se encuentran familias. Términos asociados con relaciones familiares son usados abundantemente a lo largo de la Escritura. En Efesios 1, se nos dice que Dios no has escogido para ser adoptados como sus hijos. En la clase de la semana pasada conversamos sobre hablar con Dios. Y allí en Lucas 11, Jesús utilizó muy poderosamente la relación entre un padre y un hijo para enseñarnos acerca de nuestra relación con Dios y cómo orar. La Iglesia es referida como la Novia de Cristo en Apocalipsis. Y los escritores del Nuevo Testamento se refieren a otros cristianos como hermanos en Cristo.
P: Cuando piensas en una familia, indiferentemente de si todos tuvimos particularmente buenas experiencias familiares, ¿qué características o cualidades deberían tipificar a las familias?
R: Amor, cuidado, protección, disciplina, unidad, relaciones significativas.
Y estas cualidades también deberían caracterizar a la iglesia y esperamos desarrollarlas un poco más el día de hoy mientras miramos Hechos 2:42-47. El objetivo de la clase de hoy es que un nuevo creyente salga con una mejor idea de lo que se debería esperar cuando nos congregamos con otros miembros de la familia de Dios. La relación entre el pasaje y la iglesia como una familia no será perfecta, pero será instructiva mientras consideramos la importancia de la iglesia en nuestras vidas como cristianos.
Mientras comenzamos hablando sobre la Iglesia, se me ocurrió que podría ser útil tener una idea más clara de lo que queremos decir cuando usamos la palabra iglesia para describir a la familia de Dios.
¿Qué es la iglesia?
La elección de Dios de una comunidad de personas diferentes para reflejar su gloria es un tema central en el Antiguo y el Nuevo Testamento. En 1 Pedro 2:9, Pedro escribe la esencia de lo que la iglesia es: «Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;».
Éxodo describe al Israel del A.T. en un estilo similar. Por tanto, así como la nación de Israel fue escogida de entre las naciones para proclamar y testificar la gloria de Dios, con la obra completa de Cristo, la iglesia se ha convertido en el nuevo Israel y los individuos de cada lengua, tribu y nación han sido llamados del mundo para llevar un testimonio colectivo de Dios. Nosotros, colectivamente, como la familia de Dios, la Iglesia, alabamos a Dios y le damos gloria
Iglesia Universal vs. Iglesia Local
Hay dos formas elementales e interdependientes de entender lo que significa ser parte de la familia de Dios, la iglesia, ambas definidas para nosotros en la Escritura. Primero, cuando nos convertimos en un nuevo creyente y somos, como Efesios 1 dice, incluidos en Cristo, nos convertimos en un miembro de la iglesia universal.
P: ¿Alguien sabe a lo que quiero decir cuando me refiero a la iglesia universal?
A: La iglesia universal es definida como la comunidad de verdaderos creyentes a lo largo de la historia. Esta definición comprende que la iglesia está hecha de todos aquellos que son realmente salvos, tanto los creyentes en los tiempos del N.T. como los de los tiempos del A.T. — todos aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida del Cordero como se describe en Apocalipsis.
En segundo lugar, como evidencia de que somos verdaderamente parte de la iglesia universal, somos también llamados a comprometernos a congregarnos regularmente con otros miembros de la iglesia universal en una iglesia local, como CHBC.
Ahora bien, no verás los términos Iglesia Universal o Local en la Biblia, pero el uso dual de la palabra iglesia puede ser vista en muchas instancias a través de la Escritura.
Una idea que fue algo predominante cuando estaba en la universidad, fue que como cristianos somos parte de la iglesia universal, por lo que no es tan importante la iglesia local. La iglesia local es tan sólo una institución creada por el hombre sin mucho mérito.
P: ¿Qué podría/está mal con esta ida?
A: Esto claramente atropella mandamientos bíblicos claros de no dejar de congregarnos (Heb. 10:25). Además, ignora la asunción a través de la Escritura que como cristianos debemos reunirnos localmente, o en un ambiente congregacional. (Las epístolas están escritas para tratar asuntos en iglesias locales. Y la lista de referencias y pasajes donde la palabra iglesia se refiere a una congregación local podría seguir y seguir).
De hecho, de las aproximadamente 115 veces que Eklesia, la palabra para iglesia, es usada en el N.T., el 90% de las veces se refiera a una iglesia local de creyentes, por esa razón William Tyndale en su primera traducción de la Biblia al idioma Inglés en el siglo XVI tradujo la palabra eklesia con congregación.
El punto es que la iglesia local se encuentra asumida en la Escritura. Una congregación local es la manifestación visible de la iglesia y la principal forma a través de la cual Dios lleva a cabo su propósito.
- Congregándose con la familia de Dios: La iglesia local
Ahora que hemos establecido las bases bíblicas para la iglesia, su importancia en el plan de Dios—
Entonces, ¿qué ocurre en la iglesia? ¿Cómo se ve nuestro tiempo juntos?
Para responder esto, pasamos a Hechos 2:42-47. Como parte de nuestra discusión hoy, quiero discutir las características de la iglesia de Hechos a la luz de cómo enfocamos la iglesia aquí en CHBC para que puedas hacer conexiones entre el testimonio de la Escritura y nuestras prácticas en esta iglesia local.
Como antecedente, el Espíritu Santo ha venido en el día de Pentecostés, y Pedro acaba de predicar su primer sermón, llamando a todos al arrepentimiento y a creer en Jesucristo para el perdón de sus pecados.
Podría alguien leer 2:42-27.
Al igual que lo hicimos la semana pasada, con el Padre Nuestro, vamos a discutir las características de la iglesia local descritas aquí en Hechos 2 y vamos a intentar demostrar lo que deberías esperar de una reunión con la familia de Dios, y lo que experimentarás mientras continúes asistiendo aquí en CHBC.
Perseveraban en la enseñanza de la Palabra (vs. 42). Específicamente dice que ellos perseveraban en la doctrina de los apóstoles. En otras palabras, la iglesia primitiva perseveraba en lo que los apóstoles tenían que decir de Cristo, el significado de su muerte y resurrección, así como lo señalaba el A.T. y se cumplió en Cristo. Aquí vemos que la autoridad de los apóstoles era claramente reconocida y establecida entre los primeros cristianos.
Observa que el énfasis en la enseñanza de los apóstoles es la primera cosa que Lucas registra, y no creo que sea por accidente. La Palabra es fundamental para nuestras vidas juntos. En la semana 3, notamos que es principalmente a través de la Palabra que Dios nos habla. En 1 Timoteo 2:4, leemos que la tarea principal del predicador es predicar la palabra, anunciar o proclamar el evangelio.
Un par de puntos para hacer aquí sobre por qué la Escritura debería estar en el centro de todo lo que hacemos como iglesia.
♦ Primero, como señalamos en nuestra segunda semana juntos, la Escritura señala el camino a la salvación y el conocimiento de Cristo, De nuevo en 2 Timoteo 3:15, Pablo escribe que la Escritura es la que nos hace «sabios para la salvación por fe en Cristo Jesús». Así que, es la Palabra la que trae luz y vida, y nos revela a Dios. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento nos revelan el carácter de Dios, su plan de redención por nosotros, y es la regla de fe para nuestras vidas mientras estemos en esta tierra.
No solo nos hace sabios para la salvación…
♦ Segundo, la palabra nos protege de la ignorancia y el error respecto a las cosas de Dios, en su libro Fundamentalismo y la Palabra de Dios, J.I. Packer escribe, «Porque la iglesia en la tierra consiste de pecadores imperfectamente santificados, siempre hay dos defectos en las vidas de sus miembros, corporativo e individualmente. Estas son ignorancias y errores, porque causan omisiones y equivocaciones en la creencia y el comportamiento».
La Iglesia, por tanto, tiene dos necesidades constantes: Instrucción en las verdades por las cuales debemos vivir y la corrección de las deficiencias por las cuales tu vida se ve afectada. La Escritura está diseñada para satisfacer esta doble necesidad; Citando 2 Timoteo, Packer dice que la Escritura es «útil para enseñar… e instruir en justicia por una parte para reprender y por otra para corregir.
♦ Tercero, La Escritura nos equipa para las buenas obras en el servicio de la gloria de Dios. En ese mismo pasaje de 2 Timoteo, Pablo hace esta conexión entre conocer la Escritura y hacer buenas obras. Pablo dice que toda la Escritura «es inspirada por Dios y es útil para enseñar, redargüir, para corregir e instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente preparado para toda buena obra». Cuánto más somos enseñados de la palabra de Dios, más maduraremos y le conoceremos, y más seremos los equipados para servir a otros cristianos, otros miembros de la familia, como se ordena en la Escritura.
Resumen: La palabra es provechosa para 1) salvación, 2) protección, y 3) entrenamiento.
Así que, si has pasado tiempo en nuestra iglesia, notarás que todo lo que hacemos está edificado correctamente dividiendo la palabra de verdad: desde nuestras oraciones a nuestros sermones matutinos, a los sermones del domingo por la noche, los seminarios básicos, el estudio inductivo de la Biblia en las noches del miércoles. Se da prioridad a entender lo que la Escritura dice, lo que significa realmente, y cómo debería desafiarnos de forma práctica a vivir como cristianos.
Fuerte sentido de comunidad (vs.44-45). La segunda cosa a observar aquí es la fuerte imagen de comunidad en este pasaje. Estos cristianos no eran exploradores solitarios, recorriendo solos el trayecto de la vida, individuos autónomos sin responsabilidad por alguien más. En cambio eran parte de una comunidad muy diferente que estaba marcada por el compromiso mutuo.
Quizá, el aspecto más notable de su comunidad es la responsabilidad que tenían entre sí. «Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno». Ellos no estaban saltando de comunidad cristiana en comunidad cristiana porque sus necesidades no estaban siendo satisfechas. Más bien, se servían mutuamente y se enfocaban en satisfacer las necesidades de los demás con al menos algún costo material para ellos mismos.
Aclaratoria… Esto no indica que los primeros cristianos vivieron en una comuna, y que entonces nosotros también estamos obligados a hacerlo. Tenemos una imagen más clara de lo que probablemente significa cuando se nos dice que ellos tenían “en común todas las cosas”, si vemos Hechos 4:32-37. «32Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 34Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, 35y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. 36Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, 37como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles». (También, Ananías y Safira castigados por mentir, no necesariamente por retener parte de sus posesiones)
Por tanto, no es que ellos no tenían ninguna posesión, es que ellos las consideraban como de Dios para ser usadas para el beneficio de otros. También se indica que los cristianos acaudalados vendían sus posesiones de vez en cuando, si surgían necesidades en su congregación—no todo de una vez como si esa acción hubiera sido requerida para ser parte de la iglesia.
Lo que se encuentra detrás de este testimonio de los primeros cristianos descritos aquí en Hechos 2 es que ellos «estaban tan unidos que si uno estaba en necesidad, los otros no sentían que tenían el derecho de vivir en prosperidad sin dar algo para satisfacer dicha necesidad. Así que ellos venderían sus posesiones y usarían el dinero para satisfacer las necesidades de los pobres en la iglesia». (Piper). Por supuesto, este es un buen modelo para nosotros, en términos de cómo vemos y cómo usamos lo que tenemos. Los cristianos tomaban la responsabilidad de satisfacer las necesidades de otros.
La imagen de una familia encaja bien aquí.
P: ¿Cómo se puede tener una comunidad significativa, o una familia sana, si hay responsabilidades entre sí?
R: No se puede.
Mi esposa Jayna y yo cumplimos 2 años de casados la semana pasada, y ha sido muy interesante para mí ver lo fundamental que es el compromiso para el crecimiento. A medida que Jayna y yo enfrentamos diferentes desafíos y perseveramos en medio de ellos, nuestra relación crece mucho más fuerte y mucho más profunda. Lo mismo ocurre con el cuerpo de Cristo. El compromiso es esencial para el crecimiento y una iglesia sana. Y dicho compromiso parece ser un sello distintivo de la iglesia primitiva descrita en Hechos.
En consecuencia, es esta idea de comunidad y responsabilidad la que sustenta nuestro pacto de la iglesia aquí en CHBC. Implícito en el pacto, entre otras cosas, se encuentran al menos dos creencias: Primero está la creencia de que para vivir una vida cristiana fiel uno debe comprometerse con otros creyentes. Esto incluye la participación en la vida de la iglesia, como la asistencia regular, ofrenda financiera, participación en las reuniones de los miembros, el orar los unos por los otros, exhortarse y animarse entre sí, etc.
La segunda creencia, íntimamente unida es que no podemos vivir la vida cristiana y madurar en nuestra fe sin la ayuda de otros. Por tanto, el objetivo de esta iglesia es que cuando te unes, te ves como miembro de una familia espiritual, donde estás comprometido con el bienestar espiritual de otros y viceversa.
Estrechamente relacionado a su sentido de comunidad está su comunión. La forma en la que se traduce en la NVI, parece indicar por el articulo «la» que la comunión aquí observada es un grupo específico que puede haber sido llamado comunión. En realidad, es más probable que se refiera a la calidad de sus reuniones… Sus vidas juntas se caracterizaron por la comunión (Koinonía).
La palabra usada para comunión tiene un significado más profundo y más sustantivo que el sentido casual en el que a menudo la utilizamos hoy – como cuando discutimos los tres pilares de cada buena reunión social bautista: comida, diversión y comunión. La palabra griega aquí empleada no implica socializar. La comunión cristiana es más que eso. Las relaciones que debemos cultivar con otros son primeramente relaciones espirituales.
Son relaciones que construyen la comunalidad de nuestra relación con Cristo y nuestra membresía en la familia de Dios. Esto es lo que se indica por el término comunión: comunalidad en Cristo. Así, en Cristo nuestra relación mutua trasciende el estado socioeconómico, la edad, el estado civil y cualquier otra barrera que pueda haber en formas no experimentadas fuera del cuerpo de Cristo.
Ahora, adicionalmente al compromiso recíproco evidenciado entre los primeros creyentes, hay un par de claves extras para entender la comunión aquí descrita.
P: Primero, en el versículo 46, ¿dónde dice que se reúnen?
A: En el templo. Es importante destacar que el templo es donde se llevaban a cabo la enseñanza y discusiones acerca de Dios. Y ya hemos notado que lo central de su tiempo juntos era la Palabra, o la enseñanza de los apóstoles. Así que no sólo se reunían para tomarse un café y «ponerse al día» unos con otros, sino para aprender sobre de Dios.
P: Segundo, ¿qué tan a menudo dice que se reunían?
A: Regularmente. Esta no era una comunión esporádica. No eran tan sólo simplemente conocidos casuales. Como ya observamos, estaban comprometidos entre sí, se ayudaban mutuamente de acuerdo a sus necesidades. Para regresar a la analogía de la familia. Las familias sanas pasan tiempo juntas. Igualmente, la comunión regular, construida sobre la Escritura y un compromiso con el bienestar espiritual mutuo, es esencial para una iglesia sana.
En su libro Spiritual Disciplines of the Church [Disciplinas espirituales de la iglesia], Don Whiney escribe, «Si un niño va a ser emocionalmente sano, necesita la sociabilidad y el ánimo que una familia puede proporcionar. De la misma forma, cada hijo de Dios necesita la comunión y el ánimo que Dios pretende que reciba de una familia eclesiástica si va a ser espiritualmente sano».
Tercero y finalmente, toma en cuenta la imagen de hospitalidad presentada por estos primeros cristianos. En la segunda mitad del verso 46 dice que, «partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón…» Así, su comunión estaba arraigada en la enseñanza de la Palabra, pero se extendía más allá del templo hasta las casas. La imagen que se nos da es de creyentes abriendo sus hogares, en esencia sus vidas a otros creyentes con el propósito de edificación – o de edificar mutuamente la fe en Cristo. (Con alegría… alegría que brota del compromiso a Dios y subsiguientemente del compromiso mutuo).
Por tanto, cuando como cristianos nos exhortamos mutuamente a vivir vidas piadosas e incluso cuando nos reprendemos los unos a los otros por pecado, si hemos cultivado relaciones entre nosotros, nunca debería ser un intercambio entre parientes lejanos que han oído hablar unos de otros pero que realmente no se conocen. Más bien, debería ser como un hermano hablando amorosamente a otro — como aquellos que comparten sus vidas juntos y se conocen íntimamente.
En CHBC, entre otras cosas, tratamos de fomentar la comunión en formas muy específicas:
♦ Refrigerios después del servicio. Tenemos refrigerios después del servicio para que la gente pueda reunirse y conocerse mutuamente. Para tener cualquier tipo de relación primero debes conocer a otros.
♦ Adoración regular. También enfatizamos que los miembros asistan regularmente en la mañana, así como también a nuestro servicio de domingo en la noche. Allí compartimos las peticiones individuales de los miembros y oramos los unos por los otros. Tratamos intencionalmente de hacer los domingos por la noche tan íntimos como razonables para cultivar una comunidad espiritual y relaciones entre nosotros. Los domingos por la noche son menos formales, compartimos peticiones de oración y testimonios de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, oramos mutuamente. Por lo que, te animaría, especialmente si eres un nuevo creyente que aún no asiste regularmente los domingos por la noche, a que empieces a asistir a estos servicios. Te ayudará a conectarte más íntimamente con la vida de esta congregación local.
♦ Discipulado y rendición de cuentas. Fomentamos el discipulado y la rendición de cuentas individualmente y en grupos pequeños, donde los miembros se reúnen con el propósito de estudiar la palabra, animarse y edificarse mutuamente en la fe.
♦ Énfasis en llegar a otros. Por último, una de las cosas que más aprecio de nuestro equipo pastoral es su constante exhortación a ser hospitalarios con otros miembros de esta congregación – especialmente con aquellos que no son como tú. En otras palabras, somos animados constantemente a salir de nuestro sitio para conocer a miembros que no conocemos, aprender de ellos y animarles.
Hay algunos ejemplos prácticos reales de cómo algunos miembros hacen esto:
♦ Algunos miembros asistirán a cursos de fines de semana sobre asuntos de membresía para conocer a aquellos que dentro de poco tiempo se convertirán en miembros.
♦ Una o dos veces al mes los grupos de solteros tendrán miembros que no conocen bien para el almuerzo.
♦ Uno de nuestros ancianos casi a menudo comparte un postre en su casa una tarde donde reúne a cristianos juntos que quizá no se conozcan muy bien entre sí.
♦ O incluso tan básico como que, después del servicio, te presentes a esa persona que está de pie sola en la puerta en lugar de sólo hablar con aquellos que quizá conozcas.
Todas estas cosas, acompañadas de una constante exhortación desde el pulpito a cultivar una verdadera comunión cristiana, se hacen para fomentar relaciones espirituales más profundas entre los miembros de la iglesia.
No hace mucho conversé con alguien que, en ese tiempo, no asistía regularmente a CHBC, pero vino a un servicio de domingo, y ella dijo lo que yo dije después de asistir por primera vez, en la noche: Se sintió como una familia. Las personas estaban conectadas e interesadas entre sí. Había unidad y parecía especial. Bueno, eso no sucede por casualidad, sino que se nutre de nuestro compromiso con la comunión espiritual regular e intencional con otros miembros.
Claro, somos pecadores y hacemos esto imperfectamente, pero el sentido de una comunión cristiana única es los que esperamos que los visitantes experimenten cuando vengan a nuestra iglesia y es lo que deseamos cultivar.
Partiendo el pan (vs. 42).
P: ¿Qué significa partir el pan?
R: Específicamente, en el versículo 42, esto parece referirse a la cena del Señor o santa cena. Ya hemos mencionado la verdad de que Cristo nos une como cristianos. Nos convertimos en un miembro de la familia de Dios cuando somos incluidos en Cristo, como dice Efesios 1. Cada vez que nos reunimos para celebrar la santa cena recordamos lo que Cristo ha hecho por nosotros, sin lo cual nuestras vidas en comunión no serían posibles.
De cierta forma el acto de la santa cena es como una reunión familiar donde los miembros de la misma familia pueden celebrar lo que tienen en común… Su linaje o relación con un ancestro común. En la santa cena nosotros como una familia espiritual celebramos lo que tenemos en común: a Cristo.
De nuevo, esto es por lo que particularmente enfatizamos que los miembros tengan como prioridad asistir a la santa cena, la cual tenemos una vez al mes. Al recodar a Cristo a través de nuestra comunión, recordamos por qué estamos aquí y por qué pactamos juntos como lo hacemos. Dicho de otro modo, recordamos lo que verdaderamente nos hace una familia.
Ahora más generalmente, este partimiento del pan también podría señalarnos indirectamente el otro sacramento del bautismo. Aunque no se menciona específicamente aquí, en otros lugares, la Escritura deja muy claro que nuestra vida juntos incluye no sólo la santa cena sino también el bautismo de los creyentes. El bautismo y la santa cena son dos mandatos que Cristo ordena.
¿Puede alguien recordar donde más se nos ordena bautizar a los creyentes o un ejemplo de bautizar a nuevos discípulos?
Tenemos un registro en Juan 4:2 de Jesús bautizando a sus discípulos. Cristo nos ordena bautizar a nuevos discípulos como parte de la Gran Comisión (Mateo 28:19). Y en Hechos está Felipe bautizando al eunuco etíope después de su conversión. Por tanto, el sacramento del Bautismo también fue una parte importante de la vida de las iglesias primitivas juntas, y lo sigue siendo hoy.
Notarás que CHBC tiene servicios regulares de bautismos. Esencialmente, cuando alguien es bautizado en esta iglesia, es un reconocimiento formal de que una persona se ha identificado con Cristo y la familia de Dios. Si ellos se unen a nuestra iglesia, nosotros como congregación abrazamos a esa persona como un miembro de nuestra familia local y nos comprometemos a compartir nuestras vidas con ella.
Oración (vs. 42). También dice que ellos perseveraban en las oraciones. La palabra perseverancia implica intencionalidad; ellos se propusieron hacer de la oración una prioridad en sus vidas juntos. La semana pasada hablamos sobre la importancia de hablar con Dios individualmente, pero la oración también debe ser una marca de nuestras vidas colectivas.
Es por ello que pasamos de 30 a 45 minutos los domingos por la noche tomando peticiones y orando los unos por los otros. De hecho, pasamos igual o más tiempo orando que haciendo cualquier otra cosa durante ese tiempo.
Bien, si la oración debe ser lo central en nuestras vidas juntos, te podrías preguntar como debería verse. Quizá experimentes diferentes maneras de orar en diferentes iglesias. Aquí, voy a brevemente resumir el enlace entre la Palabra y la Oración. Las dos son muy interdependientes.
Si la principal forma de Dios para hablarnos es a través de la Palabra, entonces es lógico que si queremos alinearnos con la voluntad de Dios, deberíamos mirar a la Escritura para guiar nuestras oraciones. En su libro Spiritual Disciplines of the Church [Disciplinas espirituales de la iglesia], Don Whiney menciona que una buena forma de mejorar prácticamente nuestras vidas personales de oración es dejar que la Escritura guie nuestras oraciones. Aquí, en CHBC creemos que Escritura debería guiar nuestras oraciones colectivas.
Si escuchas atentamente a nuestros servicios de oración de adoración, confesión y luego nuestra oración pastoral, notarás que tan infundidos están con la Escritura. Estamos alabando a Dios, basados en lo que él nos ha revelado de sí mismo en su Palabra. Confesamos nuestros pecados, sobre la base de lo que Dios nos ha revelado de nosotros en su Palabra. Cuando oramos por otros, nosotros, al igual que Pablo, oramos para que Dios conceda sabiduría y discernimiento especialmente a aquellos que lo necesiten.
Pero la idea de que la oración es lo central en nuestras vidas juntos encuentra su expresión más sonora usando las mismas palabras que Dios tan gentilmente nos ha dado.
Evidente poder del Espíritu (vs. 43). La semana pasada observamos que la presencia del Espíritu Santo es un rasgo distintivo de un cristiano. Es lo que diferencia a cristianos de no-cristianos. Y, según Hechos, el poder del Espíritu Santo era evidente en sus vidas. Dice que muchas maravillas y señales milagrosas fueron hechas por los apóstoles. Ahora bien, cómo se manifiesta esto (dones visibles especiales), podemos dejar eso para discusiones futuras. Pero claramente, deberíamos esperar que el poder del Espíritu esté presente dentro de la iglesia.
Y realmente no necesitamos buscar más allá del fruto en las vidas para ver al Espíritu de Dios moviéndose. Por ejemplo, testificamos el poder de Dios en nuestra 1) salvación, 2) santificación, 3) provisión. ¿Qué refleja el poder del Espíritu más que ver a alguien muerto en sus transgresiones llegar a la vida espiritual? ¿O ver al Espíritu santificarnos poderosamente, conformándonos más a la semejanza de Cristo? ¿O ver cómo Dios provee para todas nuestras necesidades y otras en el momento preciso?
El punto aquí es que nuestras vidas juntos deberían estar marcadas por lo milagroso, por el poder del Espíritu Santo. Este fue claramente el caso de la iglesia en Hechos. Si somos fieles para enseñar la verdad de Dios deberíamos experimentar su presencia entre nosotros y verla reflejada en nuestras vidas juntos.
Conversiones (vs. 47). «Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos». Con respecto a este punto, con excepción del poder del Espíritu Santo a la vista, todo lo que hemos discutido ha sido nuestra respuesta como la iglesia al evangelio. Enseñamos la Palabra, nos comprometemos mutuamente, cultivamos la comunión cristiana, oramos, practicamos la santa cena.
Como resultado, de acuerdo al placer y la voluntad de Dios los pecadores son convertidos. Así, de algún modo, parece apropiado que Lucas mencione esto último, porque las conversiones deberían ser el fruto de la enseñanza de la Palabra de Dios y de una comunidad marcada por el compromiso, la comunión, oración y los frutos del poder del Espíritu.
Nuestra vida colectiva marcada por un compromiso amoroso recíproco, que incluye la enseñanza, la oración y el poder del Espíritu es un testimonio poderoso de la verdad del evangelio, y habla el amor de Cristo de forma fuerte y convincente a no creyentes. Así que, no es sorpresa que una iglesia que esté caracterizada por estas cosas vea entre ellos conversiones, como se muestra en Hechos.
Nota cómo la Declaración de Fe de CHCB refleja lo que vemos en Hechos (impresa en tu folleto)
«Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregación de creyentes bautizados, asociados por el pacto en la fe y comunión del evangelio; observando las ordenanzas de Cristo; gobernada por sus leyes; y ejerciendo los dones, derechos y privilegios investidos en ellos por su palabra…»
III. Congregándose con la familia de Dios: Tres razones por las que los nuevos creyentes deberían comprometerse con una iglesia local
Finalmente hoy, quiero darte sólo algunas razones por las que es importante para todos los creyentes, pero particularmente para los nuevos creyentes, comprometerse con una iglesia local:
♦ Se da prioridad a la participación en una iglesia local en la Escritura. Como ya hemos mencionado en Hebreos 10:25, Dios nos llama a «no dejar de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca». Si profesamos ser cristianos, deberíamos estar regularmente en la iglesia. De nuevo, usando la analogía de la familia… Nosotros como humanos tenemos una necesidad básica de estar conectados con nuestras familias y deseamos tener relaciones significativas con ellos. Como cristianos, cuya identidad principal ahora es un miembro de la familia de Dios, sólo tiene sentido que deseemos estar con otros miembros de nuestra familia espiritual. Desear la comunión espiritual con otros creyentes es una señal de nuestra nueva vida y de la esperanza que tenemos en Cristo.
♦ La iglesia local es donde los frutos del Espíritu y el amor por otros cristianos que evidencian la realidad de nuestra salvación se desarrollan.
A través del N.T., y particularmente en 1 Juan, nuestra salvación se entiende a la luz del amor que tenemos por nuestros hermanos en Cristo (u otros creyentes). Nuestro amor por los otros es lo que nos distingue como escogidos de Dios. Juan 13:34-35 dice, «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros». Es dentro de una iglesia local que nuestro amor por Dios y por los demás se manifiesta más visiblemente.
Un beneficio extra de esta verdad es que cuando como individuos reflejamos con el tiempo estos frutos, también ayuda a confirmar nuestra salvación de una forma que no puede hacerse si estamos aislados y no estamos involucrados en las vidas de otros cristianos.
♦ Ir a la iglesia promueve el crecimiento espiritual y la protección contra el pecado. Por nuestro lado y apartados de la enseñanza de la Palabra de Dios, podemos rápidamente olvidar que Dios nos ha llamado y sucumbir al error. Efesios 4:11-14 resume la importancia de la palabra de Dios para hacernos madurar y protegernos de cada viento de doctrina y en nuestro curso «La Membresía Importa», el cual tomas para convertirte en miembro, enfatizamos que la ausencia del cuerpo es un reflejo del pecado o un portal al pecado. Especialmente como nuevo creyente, el compromiso a una iglesia local puede ayudarte a vivir más efectivamente tu nueva vida en Cristo.
Y hay muchísimas otras razones importantes para ser parte de una iglesia local. Si no te has unido a CHBC y planeas hacerlo, esas razones están establecidas muy claramente en el curso La Membresía Importa.
¿Hay alguna pregunta antes de finalizar?
Esto culmina nuestra discusión por el día de hoy, te animaría a verte a ti mismo como parte de la familia de Dios y a comprometerte con otros miembros de esa familia. La próxima semana nuestro tema será Enfrentando al Mundo, donde hablaremos sobre el rol del evangelismo en la vida cristiana.
Notas:
** A Display of God’s Glory [Una muestra de la gloria de Dios], «Las páginas del Nuevo Testamento están llenas de ejemplos de cómo los primeros cristianos estructuraron sus iglesias. En sus páginas encontramos que hubo momentos claros de reunión juntos (Hechos 20:7, He. 10:25), elecciones (Hechos 1:23-26; 6:5-6), oficiales (e.j. Filipenses 1:1; Hechos 20:17, 28), disciplina (1 Co. 5), contribuciones (Ro. 15:26; 1 Co. 16:1-2), cartas de recomendación (Hechos 18:27; 2 Co. 3:1), la administración de las ordenanzas (Hechos 2:41; 1 Co. 11:23-26), y requisitos para la membresía (Mateo 28.19; Hechos 2:47). Claramente, Dios nos ha dado en su palabra dirección sobre muchos aspectos de la estructura de la vida de una iglesia unida». –M. Dever
** Al considerar las prácticas de la iglesia primitiva, una distinción importante que hacer está entre la ordenanza/práctica establecida y la aplicación de la ordenanza. Toma por ejemplo: La Cena del Señor: La práctica u ordenanza de la santa cena es una que deberíamos seguir; está registrada en Hechos y ordenada claramente en otras partes de la Escritura. Sin embargo, la aplicación, como dónde fue administrada puede cambiar. Por varias razones la iglesia primitiva pudo haberla hecho en una casa. Pero eso no significa que no podamos administrarla en un edificio. Puede que hayan usado una forma de bebida fermentada para la copa, pero eso no quiere decir que el jugo de uvas no funcione igual de bien.
Compartir