Pastoreo

Aprende a pastorear con pastores fieles e iglesias sanas

Por Bobby Jamieson

Bobby Jamieson es pastor asociado de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, DC. Él es el autor, de su más reciente libro, La Muerte y Ofrenda Celestial de Jesús en Hebreos. Puedes encontrarlo en Twitter en @bobby_jamieson
Artículo
14.03.2022

Nota del editor: Este artículo es un extracto del capítulo 6 de The Path to Being a Pastor, de Bobbie Jamieson.

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Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros (Fil. 4:9). «No se estudia lo suficiente acerca de cómo el cuerpo se mantiene bien. La medicina trata los síntomas y no llega a las causas. Estudiar la enfermedad es una forma retrógrada de hacer medicina. Cuando se trata una úlcera, no se está tratando lo que la causó. Enseñar estas cosas a un paciente debería ser el 90% de la práctica de la medicina. No lo es, como hace la mayoría de la gente». Así lo afirma el médico de familia Sue Cochran, según registra John McPhee en su libro de 1986, Heirs of General Practice [Herederos de la práctica general] [1].

¿Cómo se mantiene bien el cuerpo de la iglesia? ¿Qué hace que una iglesia florezca o colapse? ¿Sabes distinguir, espiritualmente hablando, entre los síntomas y las causas?

A veces, el deseo de un hombre de ser pastor se aviva al experimentar la falta de salud en la iglesia. Esa es una de las formas en que Dios transforma un mal en bien (Génesis 50:20). Pero, al igual que en la medicina, el estudio de los síntomas negativos solo proporciona una educación parcial y desequilibrada. Si lo único que sabes sobre lo que debe ser una iglesia es: «No como esa», ve más despacio. La reacción genera una reacción excesiva.

Una iglesia sana es un organismo maduro y autocurativo. La principal causa de su salud es siempre la gracia de Dios. No se puede crear una iglesia sana, como tampoco se puede crear un ser humano sano. Pero Dios actúa a través de medios, de causas secundarias. La palabra predicada, hecha efectiva por su Espíritu soberano, es el principal instrumento por medio del cual Dios concede a la iglesia vida y salud. Y Dios actúa a través de una serie de otros medios que aplican y amplían esa palabra predicada.

La mejor forma de aprender el arte de la medicina pastoral es observando de cerca un cuerpo de iglesia sano. Aprende a pastorear con pastores fieles e iglesias sanas. Si deseas ser pastor, pero no eres, ni has sido nunca, miembro de una iglesia sana, te insto encarecidamente que te unas a una iglesia madura y próspera. Aprende a estar sano de los sanos antes de tratar de guiar a los enfermos hacia lo saludable.

Piensa en el maceramiento en una iglesia saludable como algo parecido a una residencia médica. Los médicos aprenden a practicar la medicina no solo con libros y conferencias, sino con una residencia en la que observan cómo trabajan los médicos experimentados, y esos médicos experimentados los observan a ellos. El internado pastoral de mi iglesia es una versión de dicha residencia. La observación es la mitad del trabajo que asignamos a los internos. Asisten a todos los servicios públicos de la iglesia, a todas las reuniones de los ancianos, a todas las reuniones del personal pastoral, a todas las revisiones del servicio del domingo por la noche. Asisten a las entrevistas de los candidatos a miembros y comen junto a una larga lista de ancianos, personal, diáconos y miembros de la iglesia. Cada uno de ellos es asesorado a lo largo del semestre por uno de nuestros pastores. En todo esto, el objetivo es que conecten los puntos entre los principios bíblicos y la práctica pastoral. Lo que se busca es que vean cómo es la salud eclesiástica y aprendan algo acerca de cómo fomentarla.

Si no puedes participar en una residencia formal como la nuestra, considera la posibilidad de organizar una informal. Pregúntale a tu pastor qué podrías observar del funcionamiento interno de la iglesia y en cuál de sus rondas pastorales podrías acompañarlo.

Todo pastor es una oveja antes de ser pastor. Una de las mejores formas de prepararte para ser pastor es unirte a una iglesia sana y dedicarte a ser un miembro fiel. Independientemente de que una iglesia te ofrezca o no una formación formal, una iglesia sana incubará a un aspirante a pastor mucho mejor que una insana.

He colocado este capítulo a la cabeza del camino. ¿Por qué? Porque casi todo lo que voy a exhortarte a hacer se verá favorecido por ser miembro de una iglesia sana y obstaculizado si no lo eres. Una iglesia sana es un invernadero que acelerará el crecimiento de todos los frutos que te desafiaré a cultivar. ¿Quieres crecer como líder, maestro y predicador? Colócate bajo el ministerio de hombres piadosos y dotados. ¿Quieres empezar a dar un ejemplo piadoso? Busca ejemplos piadosos. ¿Dónde los encontrarás? En una iglesia sana. ¿Quieres conocer el trabajo de un anciano? Entonces aprende de los hombres que lo están haciendo. Orar amplia y profundamente, vencer la lujuria, aprender a ser un esposo y un padre fiel, estudiar los designios de Dios para la iglesia, ser santificado a través de las pruebas: una iglesia local sana te ayudará con todo esto y más. Así que encuentra una, únete y vierte tu vida en ella.

 

Traducido por Nazareth Bello

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[1] John McPhee, Heirs of General Practice (New York: Farrar, Straus and Giroux, 1984), 81.