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Antiguo Testamento – Clase 20: Nahúm, Habacuc, y Sofonías
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Clase esencial
Panorama del Antiguo Testamento
Clase 20: Nahúm, Habacuc, y Sofonías
Introducción
¡Bienvenido al seminario básico «Panorama del Antiguo Testamento»! El día de hoy, veremos tres libros que abordan el problema del mal en este mundo: Nahúm, Habacuc y Sofonías. Mmm. Dirás. ¿El problema del mal en los Profetas Menores? Siempre pensé que los Profetas Menores trataban acerca del juicio. Bien… tienes razón. Y, además, creo que te sorprenderán algunos de los tesoros que descubriremos esta mañana. El problema del mal —por qué le pasan cosas malas a la gente buena— está en el corazón de la condición humana. Si Dios es bueno y Dios es soberano sobre todo, ¿por qué suceden cosas malas? ¿Qué propósitos podría tener Dios en todo esto? El libro de Job es probablemente el discurso más conocido en la Biblia acerca de este tema; los capítulos intermedios del libro de Romanos también vienen a la mente. Pero aquí, al final del Antiguo Testamento, vemos este tema nuevamente.
Así que detengámonos aquí por un momento y obtengamos algo de contexto bíblico. ¿Cuál es la respuesta de la Biblia al problema del mal? Sé que esa no es la pregunta típica con la que te reciben a las 9:30 de la mañana. Pero esa no es razón alguna para no comenzar esta clase pensando profundamente. ¿Cuál es la respuesta de la Biblia al problema del mal?
Para resumir cómo estos profetas responden esa pregunta:
- Nahúm nos asegura que Dios juzgará. Personalmente, poderosamente, devastadoramente. Ahora, por supuesto, eso proporciona la respuesta del libro de texto que estamos buscando. El problema del mal se resuelve finalmente en el juicio de Dios. Pero personalmente, si eres un pecador como yo, es monstruosamente inquietante.
- Y entonces avanzamos a Habacuc. Un diálogo entre el profeta y Dios acerca de por qué pareciera que Dios no quiere juzgar a los malvados. Y cuando Habacuc descubre la respuesta (que Dios pronto juzgará a través de un pueblo aún más perverso que el suyo), Habacuc teme lo que parece ser un mal aun mayor. ¿La respuesta de Habacuc? Confianza. «Mas el justo por su fe vivirá»[1]. Como vimos en el libro de Job, Dios no explica sus acciones a nuestra satisfacción. Pero revela lo suficiente acerca de su carácter y sus propósitos a fin de que podemos confiar en él. Entonces, si Nahúm proclama que Dios es juez, Habacuc es un llamado a la confianza. No hay explicación del problema del mal en la Biblia, sino un fuerte llamado a la fe.
- Pero por la misericordia de Dios, este no es el final de la historia. Porque entonces llegamos a Sofonías. El cual comienza severamente con una destrucción profética del mundo entero. Y, sin embargo, termina con una gloriosa descripción de la respuesta final de Dios al problema del mal. Puesto que, después de todo, el verdadero problema del mal no es por qué le pasan cosas malas a la gente buena, sino por qué le suceden cosas buenas a la gente mala. Porque todos somos malvados Entonces, con Habacuc haciendo un llamando a la confianza actual, Sofonías señala el futuro cambio y redención. Dios mismo hace buenos a los malvados y los trae a casa para vivir con él para siempre.
Ese es un panorama general y rápido de lo que veremos. Nahúm: Dios juzgará. Habacuc: Tenemos la evidencia que necesitamos para confiar en sus misteriosos propósitos. Sofonías: Y tenemos la esperanza de que un día el problema del mal se deshará cuando Dios haga regresar a su pueblo.
Entonces con eso como contexto, profundicemos en nuestro primer libro: Nahúm.
NAHÚM
Contexto
Nahúm profetizó en el siglo VII a. C., después de que el reino del norte fuera conquistado por Asiria, pero antes de que el reino del sur fuera llevado al exilio 100 años después. Así que son tiempos de verdadero miedo, ya que los asirios continúan amenazando al sur. Los problemas de Judá con Asiria se remontan mucho tiempo atrás. Asiria los ha reprimido durante mucho tiempo, y tenía una reputación de brutalidad[2]. Han pasado al menos 125 años desde que se arrepintieron en respuesta a la predicación de Jonás. Pero desde entonces han vuelto a la violencia y están llamando a la puerta de Judá. Mientras tanto, hay rumores de que otra gran potencia extranjera crece más lejos hacia el este, Babilonia. Con base en los acontecimientos descritos en el capítulo 3, podemos fechar este libro después de la caída de Tebas en Egipto, pero antes de la caída de Asiria. Eso probablemente lo sitúa en el apogeo del poder asirio.
La pregunta teológica candente en las mentes del pueblo, por supuesto, es lo que expuse hace unos minutos. ¿Dónde está Dios en todo esto? ¿No prometió cuidar a su pueblo? No obstante, sus primos del norte han sido completamente destruidos y su destino no se ve mejor. ¿Quién está realmente a cargo?
Tema
Podemos resumir la profecía de Nahúm así:
Yahveh todavía está celoso de su pueblo y es ferozmente protector con ellos, por tanto, no necesitan temer, porque Yahveh es más fuerte que sus enemigos, y los despojará de sus fuerzas.
Nahúm está tan cerca de ser un libro acerca del infierno en la tierra como podrás imaginar. Mientras lo lees, verás a qué me refiero. Esto consiste en que Dios justamente, con entusiasmo, destruye demostrablemente a sus enemigos, que han abusado de su querido pueblo.
Tomaremos este libro en tres partes. La intención de Dios de proteger a su pueblo, 1:2-11. El juicio amenazante de Dios contra sus enemigos, 1:12 – 2:12. Y ese juicio promulgado, 2:13 hasta el final del libro. Será útil que sigas tu Biblia mientras yo nos guío a través de estos pasajes.
Yahveh protegerá a su pueblo
Mira el capítulo 1, versículos 1 al 5. Mientras leo estos versículos, escucha la forma en que Nahúm refuerza su mensaje al recurrir a las imágenes de Éxodo. Hasta ese momento, la mayor demostración de la protección de Dios para su pueblo[3].
«1 Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elcos. 2 Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. 3 Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies. 4 El amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida. 5 Los montes tiemblan delante de él, y los collados se derriten; la tierra se conmueve a su presencia, y el mundo, y todos los que en él habitan».
Nínive es la capital de Asiria. Entonces esta profecía es acerca del temido enemigo de Judá. ¿Escuchaste el lenguaje de Éxodo? Versículo 2: Dios está celoso por su pueblo. Versículo 3: Él es lento para la ira, pero lleno de justicia. Así es como Moisés lo describió en el Monte Sinaí (Éxodo 20:5; 34:14). Versículos 4 y 5, Yahveh cabalga sobre las nubes, seca los mares y los ríos, y hace temblar las montañas. Exactamente lo que hizo cuando rescató a su pueblo de Egipto, los trajo al Sinaí, y luego les dio la conquista de la tierra (Éxodo 19:16-18, Salmo 106:9, Josué 3:13-15). Yahveh volverá a salvar, ¡tal como lo hizo en aquel entonces!
Pero Nahúm está haciendo más que solo recordar Éxodo. También critica a los dioses asirios. Verás, los asirios creían en los dioses de la naturaleza. Aquí Yahveh es soberano sobre toda la naturaleza. El punto aquí es que Asiria solo parece ser poderosa y fuerte. Pero en realidad es Yahveh quien es, en el lenguaje del versículo 3: «grande en poder».
El punto de todo esto es el versículo 7:
«Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían».
Entonces, en el versículo 8, él destruirá a Nínive.
El juicio amenazante de Dios
Continuando, Dios amenaza el juicio sobre Asiria en los versículos 9 al 15 del capítulo 1. Y en lugar de comenzar con el juicio y terminar con la gracia como la mayoría de los demás profetas, las promesas de gracia de Dios en el 1:15 aparecen periódicamente en una matriz de juicio más grande para los enemigos de Dios.
Bueno, entonces, ¿qué nos podemos llevar de aquí? Dios es celoso y protector con su pueblo, ya sea Judá en ese entonces o la Iglesia actualmente. Él hierve de ira contra los que perjudican a su pueblo. Cualquier problema, persecución o angustia que el pueblo de Dios pueda sufrir en este mundo, sabemos que el Señor nunca nos abandona ni nos olvida. Y un día nos vindicará por completo
Jesús mismo nos dio estas palabras de consuelo en Mateo 10:28-31: «28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos». La Iglesia puede parecer agobiada por la inmoralidad, los falsos maestros y todo tipo de doctrinas extrañas. Pero no estará perdida. El Señor, grande en poder, la preservará hasta que esté lista para encontrarse con su rey cuando él regrese.
Una visión de la muerte de Nínive
Y eso nos lleva a los últimos dos capítulos del libro. ¿Cómo será este juicio? Horrible de ver. El capítulo 2 inicia con una imagen de juicio. Más adelante, en el versículo 11, vuelve a burlarse de Nínive como el llamado león. Vea esas palabras escalofriantes en el versículo 13 que se repiten nuevamente en el capítulo 3: «Heme aquí contra ti, dice Jehová de los ejércitos». Eso es el infierno.
El capítulo 3 empieza con una visión de Nínive siendo saqueada, luego convierte el versículo 4 en otra burla, de Nínive como una bruja prostituta. El versículo 8 se burla de Nínive de nuevo, diciendo que así como Tebas cayó repentinamente desde las alturas del poder también lo hará Asiria. Y el libro termina con un cántico fúnebre en los versículos 18-19.
Este juicio es final. ¿Y por qué el lenguaje insultante y burlón? Porque Dios se deleita en juzgar a sus enemigos. El juicio no es una desafortunada necesidad lógica de que sea un Dios justo. Uno que solo persigue con arrepentimiento. Odia el pecado y odia a los que pecan.
Es muy interesante pensar en cómo debió haberse sentido esto en ese momento. Un profeta sin nombre, proveniente de las tribus montañesas de Judá, entregando un libro de juicio a la nación más poderosa de la tierra. ¿Nahúm entregó esto en persona? Llama la atención que de todos los profetas, esto se describe como un «libro» (1:1), un documento que se entregará. ¿Lo entregó a la nación de Asiria? ¿Pagó con su vida estas palabras de Dios? De este lado del cielo nunca lo sabremos.
Pero la ciudad sí cayó. En el año 612 a. C., los medos, babilonios y escitas sitiaron la ciudad en medio de una tormenta fantástica. El río y el foso protectores alrededor de la ciudad se inundaron contra las paredes hasta que cayeron grandes trozos de ellas, tal como Nahúm había predicho en el capítulo 2, versículo 6. Los invasores entraron y desnudaron la ciudad a tal punto que su ubicación fue olvidada por más de 2000 años. Justo como Nahúm dijo que sucedería (2:10).
Una advertencia justa para nosotros. ¿Te sientes seguro? ¿Tienes la vida solucionada? Las cosas cambian rápidamente, así que aprende de esta ciudad perdida de Nínive. Usa este libro como un recordatorio temeroso para no confiar en el mundo que te rodea, sino solo en el Dios que reina eternamente.
Antes de irnos, mira la última oración del libro. Una pregunta. ¿Puedes recordar qué otro profeta termina con una pregunta? Jonás. El profeta de la misericordia de Dios a Nínive. Ciertamente, esa conexión no es accidental. Nínive, una vez objeto de la misericordia de Dios, se convirtió en el objeto de la ira de Dios. Y entonces vemos nuestra primera respuesta al problema del mal. Dios juzgará el mal. Personalmente, poderosamente, completamente.
Y con eso, volvamos a Habacuc.
¿Preguntas?
HABACUC
Contexto
Habacuc profetiza poco después de Nahúm, a finales del siglo VII a. C., aún entre la caída de los dos reinos. La diferencia es que, por ahora, Asiria ya no es una amenaza. Más bien, su enfoque está en los problemas internos de Judá. El pueblo es violento y anárquico, y Habacuc pide justicia.
Tema
El diálogo resultante entre Habacuc y el Señor nos trae nuestro tema para el libro:
Yahveh es soberano sobre las acciones de los malvados. Porque aun en su maldad, sirven al propósito de Yahveh. Sin embargo, Yahveh no está acusado por el mal mismo, porque ellos serán juzgados por su propia maldad a su debido tiempo. Por tanto, el pueblo de Yahveh debe esperar pacientemente y confiar en su Dios, y adorarlo.
Lo sé, es un tema largo para un libro tan corto, ¡pero Habacuc realmente está lleno de tanto! Incluso cuando la iniquidad abunda, las cosas no están fuera del control de Yahveh, y todo ocurre para sus propósitos. Entonces, cuando el pueblo de Yahveh esté rodeado de calamidades e injusticias, debe confiar en Dios y adorarlo. Porque saben que él ve todas las cosas y en santidad controla todo el espacio y el tiempo.
Para entender este libro, básicamente recorremos la conversación que Habacuc tiene con Dios. La verás capturada en el esquema en la parte posterior de tu folleto.
¿Cuánto tiempo?
Mira el capítulo 1, versículos 2-3:
«2 ¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? 3 ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan».
Esta es la acusación de apertura del profeta. Un llamado a la justicia. Y entonces Dios responde en el versículo 5. Y esto es lo que dice:
Hasta que Dios juzgue a través de una nación malvada
«Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis. Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas».
En Nahúm, Dios consuela a su pueblo con su fuerza para protegerlos. Esta vez, esa misma fortaleza es contra el pueblo de Dios, y él todavía tiene el control.
¿Yahveh no ama la rectitud?
¡No es exactamente la respuesta que esperaba Habacuc! Entonces leemos la respuesta de Habacuc a través del resto del capítulo 1. Para resumir: al final del versículo 13: «¿Por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él». Claro, el pueblo de Dios tiene sus problemas. ¡Pero no se parecen en nada a los babilonios! ¿Cómo puede Yahveh ser bueno y soberano sobre un universo donde el mal existe claramente? ¿Y cómo puede usar a los malvados de esta manera?
¡Sé paciente y confía!
La respuesta de Dios viene en el capítulo 2. Algunos puntos destacados:
- Dios juzgará a estos babilonios. Él juzgará por su destrucción de la creación, su destrucción de la vida humana, su crueldad y su idolatría. Ese es el impulso de estos versículos. Observa las palabras el «vino es traicionero» en el versículo 5. ¿Quizá una referencia a la fiesta de borrachos de Belsasar la última y fatídica noche del imperio babilónico?
- Una segunda cosa a considerar, esa frase interesante en el versículo 4. Dios reconoce a los babilonios como «orgullosos», pero qué dice de los justos… ellos vivirán por fe. Pablo hace referencia a este versículo en Romanos 1 y Gálatas 3, como lo hace el autor de Hebreos (10:38) para argumentar que la justificación siempre ha sido solo por la fe.
- Tercero, versículo 14. «Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar».
- Y por último cuarto, versículo 20. «Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra».
Ahora, ¿cómo armamos todo esto? Si tuviéramos tiempo, podríamos examinar todo el pasaje y creo que sería bastante evidente. Pero sin eso, permíteme resumir.
Para que no pensemos que Dios ya no le da el trato que le da a su pueblo, podemos estar seguros: de hecho juzgará a los babilonios. Él sabe cómo son. Pero más allá de eso, tiene grandes propósitos en mente: que el conocimiento de su gloria pueda llenar la tierra como las aguas cubren la mar. Si bien el trabajo del pueblo es solo combustible para el fuego (v.13), Dios es algo mucho, mucho más grande. Sus caminos son de hecho más altos que los nuestros.
Así que… Las cosas malas están sucediendo. Sin embargo, sabemos que se acerca la justicia suprema y que Dios está usando todo esto para buenos propósitos. ¿Qué hacemos mientras tanto? Confiamos. «Mas el justo por su fe vivirá». Y reconocemos que aunque él es Dios, nosotros no lo somos. Nuestro lugar no es para acusarlo de maldad, sino para callar confiadamente ante él. «Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra». Ese es el final del asunto.
En tiempos de calamidad, el pueblo de Dios está llamado a confiar. Ahora, el pueblo en los días de Habacuc tenía motivos para confiar. Después de todo, habían visto cómo Dios usó la esclavitud en Egipto y el Éxodo para proclamar su poder por el bien de su pueblo. ¡Y tenemos muchas más razones para confiar! Dios ha usado el mayor mal de la historia, el asesinato de su hijo perfecto, para nuestra redención. Sus caminos pueden ser misteriosos. Pero para aquellos cuya fe ha sido acreditada como justicia, sabemos que en todas las cosas él trabaja tanto para su gloria como para nuestro bien.
Habacuc 3
Luego, el capítulo final es la respuesta de Habacuc llena de fe de alabanza a Yahveh por su sabiduría y salvación, y confianza en su soberanía 3:16-19:
«Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. 17 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. 19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Del jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas».
¡Qué poderosa confesión de confianza en Dios a pesar de las circunstancias mundanas!
Habacuc entiende el mensaje de Dios. Esperará pacientemente por justicia, en medio de un gran sufrimiento. Más allá de eso, aunque sus circunstancias sean sombrías, puede regocijarse en Dios. ¡Alegría en medio del sufrimiento! ¿Cómo es esto posible? Porque Dios es su fortaleza. Porque ha llegado a encontrar a Dios tan confiable que cuando Dios dice que sus buenos propósitos valen la pena ser invadidos y diezmados… Habacuc puede estar contento. Él puede esperar, y en esa confianza, encuentra la alegría.
Pero en esa espera, incluso con alegría, siempre está mirando hacia el futuro, a la respuesta final de Dios. Y eso es lo que nos lleva a Sofonías.
¿Preguntas?
SOFONÍAS
Contexto
Sofonías profetiza solo unos años antes de Habacuc. Aunque ambos profetizan lo mismo (la caída de Judá a Babilonia) lo abordan de diferentes maneras. Habacuc está molesto por la manera en que Dios puede usar a una nación malvada para sus propósitos. Sofonías es mucho menos complejo, simplemente dice que la paciencia de Dios con Judá se ha agotado, que su juicio está por llegar. Pero luego, apuntando mucho más plenamente a la misericordia final de Dios.
Permíteme decir otra cosa acerca del contexto histórico antes de ingresar a Sofonías. Era una frase común en documentos antiguos del cercano oriente hablar del «día» de algún gran rey. Ese «día» (el «día» de Senaquerib, o el «día» de Nabucodonosor) era el día en que un verdadero gran rey, con gran poder, podía destruir todo un ejército enemigo, de principio a fin, ¡en un solo día! Por lo general, las guerras duraban años. Pero para glorificarse a sí mismos en sus escritos describirían cómo desperdiciaron a sus enemigos en el «día» de tal y tal. Es una metáfora del gran poder de un rey y su totalidad de conquista.
Tema
Entonces, con eso podemos entender un poco más acerca del «día del Jehová», que he estado llamando hasta ahora en esta clase: «el día del Señor». Y también podemos entender a Sofonías. Así es como resumiré este libro:
El día del Señor será el «día» más terrible de la historia, y se ejecutará contra todos los dioses falsos. Pero incluso en esa calamidad, Dios creará un remanente para sí mismo.
Al igual que en el libro de Joel, el día del Señor es un tema principal. Como vemos en otros lugares de los profetas, primero está en el pueblo de Dios y luego en el resto de las naciones. Es un día de ira y salvación. El primer capítulo se enfoca en el día del Señor en Judá; la siguiente sección hasta el 3:7 es el día del Señor sobre las naciones. Y luego el 3:8-20 se enfoca en la salvación del remanente. Pasaremos rápidamente por las dos primeras secciones para acampar más en la tercera.
El libro comienza abruptamente, con la destrucción de toda la vida. Versículos 2-3:
«Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. 3 Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová».
Suena como el diluvio de Génesis, ¿no es así? Juicio en toda la tierra una vez más.
Entonces, él primero se dirige a Judá. En las palabras del capítulo 1, versículo 12, estas personas se pierden en la complacencia. «Jehová ni hará bien ni hará mal», dicen. Bueno, como resulta, él está a punto de hacer mucho. Y desde su perspectiva, son todas malas noticias.
Pero, en el capítulo dos, versículo tres, hay algo de esperanza. «Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová».
Luego, el capítulo 2 dirige su atención al resto de las naciones. Para los enemigos de Dios, no hay un llamado al arrepentimiento ni a la oferta de la misericordia.
Sofonías 3:8-20
Pero no es solo un día de ira. También es un día de salvación para el remanente. Habiendo atravesado un juicio tan horrible, ¿cómo debería el remanente ver el cuidado de Dios para con ellos? Mira Sofonías 3:8:
«Por tanto, esperadme, dice Jehová, hasta el día que me levante para juzgaros; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra».
Al igual que en Habacuc. Sé paciente; Dios juzgará a tus enemigos. Pero Sofonías va más allá. Mira el versículo 9:
Dios vindicará no solo a su pueblo (versículo 8), sino que también cambiará a su pueblo (versículo 9).
«En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre de Jehová, para que le sirvan de común consentimiento».
Observa que esto les está sucediendo a todos los pueblos, no solo a Israel.
Él reunirá a su pueblo de todas las naciones (versículo 10), y se regocijará en su pueblo mientras le alaban. Hay una sección famosa en Sofonías 3:17: «Jehová… se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos». No queda más castigo para el pueblo de Dios (versículo 15). No más enemigos. No más miedo. Y el pueblo de Dios, versículo 20, estará en casa. «En aquel tiempo yo os traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová».
Aplicación
Amigos, a pesar de cualquier problema que hayamos enfrentado en esta vida, nuestro mayor problema ya ha sido resuelto. ¡Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo! Si realmente podemos enfocar nuestras mentes en eso, entonces por supuesto que no temeremos al mundo como nos instruye Nahúm. No amaremos el mundo como nos instruye Habacuc. Nos gloriaremos en nuestro Dios como nos instruye Sofonías. Tendremos confianza en la justicia de Dios. Esperaremos pacientemente por él. Y pondremos nuestra esperanza en esta gloriosa promesa de restauración completa para todo el pueblo de Dios.
Conclusión
Eso es todo por estos tres libros. La próxima semana, pasaremos a los Profetas Mayores mientras continuamos a través del Antiguo Testamento en el orden histórico redentor.
Oremos.
[1] Habacuc 2:4
[2] De hecho, fueron los asirios quienes crearon la forma de ejecución más brutal que los humanos alguna vez hayan pensado: la crucifixión.
[3] Cf. por ejemplo Éxodo 19:18; 20:5-7; 34:6f; Deuteronomio 32:35, 41.
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