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Alejarse de los servicios con música específica
«Servicio tradicional: 9:00 de la mañana; Servicio contemporáneo, 11:00 de la mañana».
Si haces una búsqueda rápida en Internet de las iglesias de tu zona, lo más probable es que al menos algunas de ellas tengan varios servicios. Y entre las iglesias que tienen múltiples servicios, muchas de ellas tienen «servicios con música específica».
Un «servicio con música específica» es un servicio en el que la principal diferencia con los demás servicios de la misma iglesia es el estilo de música y el tipo de canciones. Creo que las iglesias deberían alejarse de este tipo de servicios. Mi razón es simple: los servicios con música específica promueven activamente la división en el cuerpo de Cristo.
Con mucha frecuencia, esa división se manifiesta demográficamente, con los santos de mayor edad tendiendo hacia los servicios de música tradicional y los santos más jóvenes hacia los contemporáneos. Y cada grupo se pierde lo bueno que el otro grupo tiene para ofrecer.
DIVIDIDOS POR LA SINTONÍA
En 1 Corintios 1:10, Pablo escribe: «Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer».
Pablo exhorta a los corintios a eliminar las divisiones en su iglesia y buscar en cambio la unidad. Pero cuando ofrecemos servicios con música específica, animamos a los cristianos que son miembros de la misma iglesia a dividirse según sus preferencias musicales. Si a Dios le molesta que nos dividamos por nuestros predicadores favoritos (el contexto de 1 Corintios 1), ¿qué pensará de que nos dividamos por los himnos y los coros de alabanza, los pianos y las guitarras, las canciones más antiguas y las más nuevas? Tengo que pensar que la corrección de Pablo se aplica aquí también: «¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo» (1 Co. 11:22).
En Juan 4:24, Jesús le dice a la mujer del pozo: «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren». Cuando Jesús utiliza la palabra «adorar», está pensando en algo más que en cantar. Pero como se nos ordena cantar como parte de nuestra adoración (Col. 3:16, Ef. 5:19), podemos concluir que las palabras que cantamos (la verdad) y la postura de nuestros corazones mientras cantamos (el espíritu) son los aspectos más importantes de nuestro canto.
Si podemos estar de acuerdo en eso, entonces también deberíamos poder estar de acuerdo en que los tipos de canciones que cantamos, la forma en que se arreglan y la manera en que se cantan son menos importantes. Deberíamos dar prioridad a cantar lo que es verdad sobre Dios y lo que ha hecho en nuestro favor en Cristo, y deberíamos restar importancia al tipo de canciones que cantamos y a la forma en que se acompañan. Como escribe Matt Merker en Corporate Worship (La adoración corporativa):
Como pueblo reconciliado con Dios y entre nosotros, debemos mostrar nuestra paz cuando nos reunimos para cantar. Nuestro amor importa más que nuestras preferencias. Por eso, los pastores deben enseñar a los miembros a participar en el canto, independientemente de que una determinada canción sea o no de su estilo favorito. En la actualidad, todos podemos escuchar nuestra música favorita con auriculares siempre que queramos. Pero cuando nos reunimos en el Día del Señor, podemos mostrar que los lazos de Cristo son más fuertes que el trasfondo cultural compartido o las opiniones musicales (144-145).
Por tanto, si eres pastor de una iglesia que tiene servicios con música específica y has sido convencido de que no es lo mejor para tu congregación, ¿qué debes hacer?
CÓMO REUNIR A LA IGLESIA
En primer lugar, no deberías hacer nada, al menos de inmediato. Lo más probable es que tu iglesia haya tenido servicios con música específica durante años, posiblemente décadas. No llegaron allí de la noche a la mañana, y no deberías intentar cambiar las cosas de la noche a la mañana. Eso sería imprudente y poco amoroso.
En segundo lugar, debes orar por la unidad de tu iglesia, y hacerlo públicamente. Les dicen «guerras de alabanza» por una razón: la gente tiene fuertes opiniones sobre la música. Pero no tiene por qué ser una guerra y, según las Escrituras, no debería serlo. Sería ingenuo pensar que puedes hacer cambios en la música de tu iglesia sin ningún tipo de fricción o desacuerdo, pero eso no significa que tenga que ser divisivo. Ora para que Dios conceda a los líderes y miembros de tu iglesia una visión unificada y la humildad necesaria para dejar de lado las preferencias por los demás (Fil. 2:3).
En tercer lugar, debes escuchar a los miembros de tu congregación, especialmente a los que llevan algún tiempo en el liderazgo. Los tontos se precipitan, pero los líderes sabios tratan de entender por qué las cosas son como son. Haz buenas preguntas sobre cuándo empezó la iglesia a celebrar servicios con música específica, por qué empezó y quién dirigió el cambio. Es probable que los cambios se hicieran por buenos motivos, como querer honrar las preferencias de otros santos, no querer distraer la atención de asuntos más importantes, o querer llegar a personas que no asisten a la iglesia. Todos esos son motivos loables, incluso si las decisiones basadas en esos motivos fomentan la desunión.
Cuarto, debes enseñar a tu congregación acerca del propósito de la adoración corporativa según las Escrituras. Es irónico que las iglesias de todo tipo gasten tanto tiempo, energía y dinero en la adoración con cantos, pero muchos cristianos nunca han escuchado ninguna enseñanza sobre el tema. Cuando prediqué sobre el papel del canto en la adoración corporativa el año pasado, me sorprendió el número de miembros de la iglesia que me dijeron que habían estado en la iglesia toda su vida y nunca habían oído un solo sermón sobre el canto. No des por sentado que los miembros de tu iglesia saben lo que la Biblia enseña sobre el canto en el servicio. Si mi experiencia sirve de indicador, muchos no lo saben.
Solo después de haber esperado, orado, escuchado y enseñado deberías intentar liderar el cambio en tu iglesia.
Una vez más, no es aconsejable hacer una transición de la noche a la mañana. Debes ser paciente con aquellos que están acostumbrados y disfrutan de un estilo de servicio en particular. Haz cambios graduales con el tiempo, y continúa orando, escuchando y enseñando a los miembros de tu iglesia. Este trabajo nunca termina.
CONCLUSIÓN
Tener servicios con música específica no promueve la unidad. De hecho, construye una división preferencial en la estructura de la iglesia. Si estás de acuerdo, espero que no hagas nada al respecto. Y entonces espero que ores, escuches, enseñes y guíes a tu congregación a cambiar.
Traducido por Nazareth Bello