Pastoreo

Cinco razones por las que los pastores deben orar por un crecimiento lento

Por Aaron Menikoff

Aaron Menikoff es Pastor Principal de la Iglesia Bautista Mt. Vernon en Sandy Springs, Georgia.
Artículo
17.08.2019

Muchos de nosotros queremos una gran iglesia. Por tanto, deberíamos revisar nuestros corazones, batallar contra el orgullo y reflexionar sobre el valor de un crecimiento lento y constante en lugar de un crecimiento rápido y abrumador.

Algunas veces, Dios tiene otros planes. David Platt se hizo cargo del pastorado de una mega iglesia. La iglesia de Matt Chandler experimentó un crecimiento numérico notable poco después de que él comenzó a predicar. Justo después del 11 de septiembre, Tim Keller vio un aumento inmediato en la asistencia de aproximadamente 1,000 personas. Dios hace cosas como esta, pero son las excepciones, no la regla.

El deseo de un crecimiento rápido no es pecaminoso, pero es pecaminoso hacer un ídolo del tamaño de tu ministerio. Y algunas veces, la línea entre la ambición divina y la impía es peligrosamente delgada.

diez años atrás, vi a un predicador establecer una meta notable. Planificó para 100 campus, 100,000 miembros de iglesia y 1,000 iglesias, todo esto en diez años. Es una visión seductora. ¿Quién no quiere más iglesias, más miembros de iglesia, más cristianos? Pero no estoy convencido de que sea una visión sabia.

Las iglesias más pequeñas no son más grandes que las iglesias más grandes. No estoy pidiendo ningún crecimiento. Simplemente voy a sugerir que tanto tú como tu congregación estarán bien atendidos por un crecimiento lento y constante. Si Dios quiere que tu trabajo crezca a un ritmo fantástico, sométete a su voluntad. El crecimiento de nuestras iglesias está en las manos de nuestro Dios. Podemos confiar en él.

Mientras tanto, oro que los miembros de la iglesia a la que sirvo, y los cristianos en tu iglesia local vivan según 1 Tesalonicenses 1: 8:«Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada».

CINCO RAZONES PARA ORAR POR UN CRECIMIENTO LENTO

1. Porque la calidad es mejor que la cantidad

Déjame ser claro en lo que no estoy diciendo. No estoy diciendo que deberías establecer un nivel tan alto para la membresía que solo a los cristianos teológicamente sólidos, con un largo historial de fidelidad deberían ser los que permitas unirse a tu iglesia. Eso sería impío; una iglesia no es un seminario.

Estoy diciendo que los pastores más jóvenes tienden a hacer menos preguntas a los miembros entrantes que los pastores más experimentados. Cuando comienzas, y te encuentras con una pareja en su quinta iglesia en cinco años, puedes pensar: «¡Guao, finalmente encontraron el lugar correcto!». Pero, cuando has estado en el ministerio por un buen tiempo y tropiezas con la misma pareja, es más probable que pienses: «Esto es potencialmente un problema que necesito tratar y resolver antes que ellos se unan a nuestra iglesia».

Si estás orando por un crecimiento lento, es mucho más probable que pastorees con cuidado a los cristianos en tu iglesia, o los guíes con cuidado a otra iglesia, en lugar de dejarlos entrar rápidamente por la conveniencia de un crecimiento rápido.

2. Porque un buen crecimiento es probable que sea un crecimiento duradero

Proverbios 13:11 viene a la mente: «Las riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta». Esto está hablando de cómo se gana en asuntos de riqueza. El proceso es importante. Cuanto más disciplinado eres en tu acumulación de riqueza, más probable es que dure. Considera cuántos ganadores de lotería terminaron en quiebra.

¿Recuerdas al pastor que proyectó una visión para 100 campus, 100,000 miembros, 1,000 iglesias? Su iglesia era grande en ese momento, pero ahora se ha ido. Es fácil sentirse desanimado cuando ves un pequeño número de personas entrando a tu congregación. Pero si ese goteo es bueno, con un crecimiento sólido, es mucho más probable que ese crecimiento perdure.

3. Porque las iglesias no son fábricas

Hay un principio en economía llamado «economías de escala». Es una idea simple. Una empresa experimenta ahorros de costos cuando aumenta la producción. McDonald’s puede negociar un precio más bajo para las papas porque puede comprar millones de dólares. Un barco quemará la misma cantidad de combustible enviando diez contenedores que un envío de mil. Al ser más eficientes, los gerentes de fábrica a menudo pueden producir más widgets con la misma cantidad de trabajadores. Todo esto es el principio de las economías de escala. En pocas palabras, generalmente es muy eficiente cuando las empresas crecen.

Pero Dios no diseñó la iglesia para maximizar la eficiencia. Por muy útiles que sean los grupos pequeños, nunca reemplazarán una conversación uno a uno. Tan valiosos como lo son los retiros para matrimonios, tu iglesia siempre tendrá parejas que necesitan desesperadamente consejería matrimonial.

El tiempo de preparación de tu sermón probablemente será igual si estás predicando a cincuenta o 500 personas. Pero a medida que tu iglesia crezca, las demandas pastorales también crecerán, y será cada vez más difícil asegurarte de que el cuerpo esté bien pastoreado.

Estoy pensando en la exhortación de Pablo a los ancianos de Efesios Hechos 20:28, « Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos…». Las palabras en esa oración que sobresalen para mí son «mirad» y « todos». Los ancianos deben mirar(con cuidado) a cada miembro de la congregación. Este es un trabajo altamente ineficiente. No deberíamos pensar que este trabajo será más fácil a medida que la iglesia crezca. Por tanto, ora por un crecimiento lento.

4. Porque tu habilidad de pastorear bien crecerá con el tiempo

Los pastores son primero y ante todo cristianos. Ellos están en el proceso de ser santificados. Este es un trabajo lento y gradual:

  • Hebreos 10:14, «Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados». 

  • Filipenses 1:6, « estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo».

  • 1 Corintios 1:18, «Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios».

  • Colosenses 3: 9–10, «No se mientan unos a otros, habiéndoos despojaos del viejo hombre con sus hechos, y revestidos del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno».

Todo esto se aplica a los pastores. Nuestra habilidad de pastorear bien crece con el tiempo. Crecemos en el amor. Crecemos en la alegría. Crecemos en la paz. Crecemos en la paciencia. Crecemos en la bondad. Crecemos en la gentileza. Crecemos en el autocontrol. En pocas palabras, si el Espíritu Santo está dentro de nosotros, si luchamos la buena batalla de la fe, nos estamos convirtiendo en mejores pastores.

Las congregaciones grandes vienen con muchas, muchas necesidades. Algunos hombres están bien preparados para entrar en un contexto como ese e inmediatamente comienzan a pastorear. La mayoría de los hombres no. La mayoría de nosotros necesitamos más tiempo para crecer y madurar. No puedes ser sabio vía microondas.

Por tanto, ora por un crecimiento lento porque tu capacidad de pastorear crecerá con el tiempo.

5. Porque las iglesias frágiles y fieles se parecen mucho a Jesús

Las iglesias pequeñas que crecen lentamente parecen débiles. Parecen estar en una crisis del repliegue, y supongo que eso es cierto. Muchas iglesias pequeñas apenas están aguantando. Pero aquí está mi pregunta: si la iglesia es el cuerpo de Cristo, ¿no deberíamos abrazar iglesias frágiles y fieles, iglesias que realmente se parecen a Isaías 53: 2–3:

«…no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos».

Vivimos en un mundo que idolatra la velocidad, el tamaño y el flash. Este no es el Cristo al que adoro, y no estoy seguro de que sea la iglesia en la que quiero adorar.

Dios puede ver qué es lo apropiado para que mi iglesia crezca de manera notable, lo ha hecho con hombres como Crisóstomo, Spurgeon y Piper. Pero por muy grande que mi iglesia sea, oro para que mantenga la fragilidad y la fidelidad de mi Salvador: siempre humilde, siempre dependiente del Espíritu Santo, siempre dispuesta a ser rechazada por el mundo.


Traducido por Renso Bello

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