La Reforma y el evangelio: Una entrevista con Will Graham

Por Patricio Ledesma

Patricio Ledesma sirve como pastor en la Iglesia Bautista Reformada de Palma de Mallorca, España.
Artículo
26.09.2017

Con motivo del 500 aniversario de la Reforma Protestante, en 9Marks entrevistamos a Will Graham, pastor en la Iglesia Palabra de Vida de Almería (España), con el objetivo de analizar la Reforma desde una perspectiva teológica y, más concretamente, fijando nuestros ojos en el evangelio.

Patricio Ledesma (PL): Will, estamos en 2017, un año en el que el mundo evangélico celebra los 500 años de la Reforma Protestante. ¿Fue la Reforma un movimiento esencialmente social, político o teológico?

Will Graham (WG): Fue un movimiento teológico centrado en las Sagradas Escrituras. Todo empezó cuando Lutero redescubrió la verdad liberadora de la justificación por la sola fe a través de un estudio meticuloso de la carta a los romanos. Posteriormente, habría consecuencias socio-políticas; no obstante, el eje del movimiento fue teológico.

PL: ¿Qué doctrinas cristianas fundamentales constituyeron el centro del debate de la Reforma? ¿Qué verdades cardinales estaban en juego?

WG: Antes que nada, está la doctrina de la justificación, el principio material del protestantismo. Donde el Catolicismo confunde la justificación con la santificación enseñando que se trata de un proceso interior; Lutero vio correctamente que es un asunto jurídico, legal, forense que depende del decreto real de Dios. También, a diferencia del Vaticano, el alemán hizo hincapié en que la justificación está basada en la imputación de la justicia de Cristo a la cuenta de los que creen. Somos justos gracias a Cristo exclusivamente; no por medio de nuestras obras.

En segundo lugar, tenemos el gran principio formal de la Reforma, a saber, Sola Scriptura. En su debate con Eck en Leipzig (1519) y ante Carlos V en la Dieta de Worms (1521), Lutero puso en tela de juicio la autoridad del Papa y los concilios de la iglesia porque muchas veces habían errado. El alemán quiso que la iglesia del Señor estuviese fundamentada sobre la roca de la Palabra de Dios.

Además de estos dos principios clave, Lutero defendería a ultranza la noción de que todos los creyentes son sacerdotes delante de Dios. No quiere decir que todos tengan que predicar; pero sí significa que el zapatero que hace zapatos para la gloria de Dios es un santo ministro del evangelio. Es decir, todas las vocaciones son dignas delante del Señor. Nadie es más santo por esconderse en un monasterio.

Así que las tres grandes verdades distintivas del protestantismo fueron la justificación por la sola fe, Sola Scriptura y el sacerdocio de todos los creyentes.

PL: En relación a la doctrina de la justificación, ¿se puede decir que las cosas han cambiado desde los tiempos de la Reforma y que hoy puede haber comunión cristiana entre la iglesia católica romana y las iglesias evangélicas?

WG: No se puede decir que las cosas han cambiado. La enseñanza oficial de la Iglesia Católica Romana sigue diciendo lo mismo que en los días de Lutero. El Concilio de Trento, convocado en respuesta al avance de los principios de la Reforma, condenó el evangelio protestante en términos explícitos.

La Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación (1999) entre la Iglesia Católica Romana y una parte de la Federación Luterana Mundial es una farsa teológica. El Vaticano no se retractó de nada ni modificó su postura en el documento. Hasta el día de hoy, el Catecismo de la Iglesia Católica Romana (artículos 1989-1995) sigue enseñando varios errores graves asociados con la doctrina de la justificación, esto es, que se trata de la santificación y la renovación del hombre interior, que purifica el corazón del pecado, que es concedida por el bautismo, que nos hace interiormente justos, que establece la colaboración entre la gracia de Dios y la libertad del hombre, que hace nacer al hombre interior, que implica la santificación de todo el ser.

Total, vuelvo a recalcar que el Catolicismo mezcla la justificación con la santificación. De esta manera niega la suficiencia de Cristo para justificar al impío. Y no permite que los creyentes disfruten de la seguridad de la salvación. Al hablar de la justificación, católicos y evangélicos hablamos de dos conceptos totalmente diferentes. Por lo tanto, no puede haber comunión verdadera entre los dos grupos.

PL: En Gálatas 1:6-7 el apóstol Pablo nos habla de la gravedad de seguir un evangelio diferente y de aquellos que pervierten el evangelio de Cristo. ¿Qué es realmente el evangelio? ¿De qué maneras comunes ha sido, es y será el evangelio “pervertido”? Por decirlo así, ¿cuándo el evangelio está al borde de dejar de ser el evangelio?

WG: ¿Qué es el evangelio? Te contesto con las palabras de Pablo: “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4).

A la luz de esta declaración apostólica, el evangelio es negado cuando la muerte expiatoria o la resurrección literal del impecable Hijo de Dios están siendo cuestionadas.

En España está empezando a soplar una pervertida ola liberal, la cual habla de la muerte de Cristo como un simple acto de amor por parte de un mártir, un ejemplo a seguir y de su resurrección como un mito simbólico, poético, existencial.

Podríamos extender esta idea para decir que cualquier púlpito que no toma en serio el propósito de Cristo en morir y resucitar está predicando un falso evangelio. En el contexto español, hay predicadores que ya no hablan en términos de pecado y perdón. Su mensaje es uno de felicidad, auto-estima y auto-realización con un fuerte énfasis en las emociones. Por esta razón muchas iglesias en el Occidente están orientadas hacia el entretenimiento y la omnipresencia de la música. Antes los héroes de la fe cristiana eran los predicadores de la Palabra; ahora son los cantantes.

Luego en el contexto hispano, en muchas partes, el mensaje de pecado y perdón ha sido reemplazado por el evangelio de la prosperidad y la guerra espiritual.

Un movimiento ha dejado de ser evangélico cuando ya no predica el evangelio apostólico. Todos los reformadores (Lutero, Zuinglio, Calvino, Knox, etc.) estuvieron de acuerdo en que la primera señal de una iglesia bíblica es la predicación correcta del evangelio, el evangelio del Cristo crucificado y resucitado para justificar a los impíos.

PL: ¿Qué aspectos teológicos enfatizados en la Reforma necesitamos atesorar y promover hoy como evangélicos?

WG: Como pastor ubicado en la península ibérica, me preocupa mucho el tema de la suficiencia y la inerrancia de las Escrituras. Llevo años diciendo que la teología liberal no tardará en llegar a la iglesia evangélica de España y ahora está sucediendo, principalmente a través de las facultades de teología (como siempre ha pasado). Los recientes libros de dos profesores ‘evangélicos’ renombrados -Máximo García y Juan Sánchez Núñez- son un claro ejemplo de lo que estoy hablando. Estoy convencido de que en los próximos cinco a diez años, este tema va a ser el tema en España. Como predicadores, resulta cada vez más necesario tener una bibliología ortodoxa. Tenemos que preparar a nuestras iglesias para la batalla que se acerca. Así que, en primer lugar, diría que hay que atesorar las Escrituras y leerlas con un espíritu de reverencia; no de crítica.

En segundo lugar, habría que promover la centralidad del evangelio en todas las cosas. Hay pocas disciplinas espirituales que me han ayudado tanto a lo largo de los años que predicarme el evangelio todos los días. ¡Y varias veces al día! Nos tenemos que predicar el evangelio constantemente: “El Padre me ha predestinado. El Hijo me ha redimido. El Espíritu me ha regenerado”. Cuando nos predicamos el evangelio, el gozo del Señor empieza a fluir dentro de nuestros corazones y luego todo resulta mucho más fácil: el amar a Dios, el amar al prójimo. El evangelio ha de ser la base de todo.

En tercer lugar, haría mención de algo que avivó nuestro hermano Zuinglio en Zúrich, esto es, la predicación expositiva. El varón de Dios arrancó con el evangelio de Mateo, yendo versículo por versículo, capítulo por capítulo exponiendo todo el consejo de Dios. Estoy muy contento porque veo que cada vez más iglesias están cumpliendo con esta gran tarea. Es una manera magnífica de producir una iglesia madura, sana y bibliocéntrica.

PL: Vives y sirves en España, tierra de Casiodoro de Reina, Cipriano de Valera, Antonio del Corro y Constantino Ponce de la Fuente, entre otros hombres que enseñaron el evangelio de la gracia en el siglo XVI. ¿Crees que es importante estudiar las biografías y obras de estos hombres? ¿Por qué?

WG: Sí, como decía Martyn Lloyd-Jones, leer biografías cristianas es muy importante; sobre todo si uno es teólogo. Así vemos lo que Dios hace a través de sus siervos y siervas, gente con carne y hueso como nosotros, gente con luchas y lágrimas como las nuestras. A veces los pastores podemos caer en el error de perdernos en libros teológicos sin acordarnos de la vida real. Por eso, los libros biográficos son un buen tónico para nuestra salud espiritual.

El estudio de la historia es vital también porque nos recuerda que no somos la primera generación de cristianos en España y que la iglesia es mucho más grande que nosotros. Podemos aprender de los errores de nuestros antepasados protestantes e imitar sus virtudes. Los hermanos que has mencionado tienen mucho que enseñarnos. Juan de Valdés y Juan Pérez de Pineda serían dos nombres más que añadir a la bendita lista.

PL: En una época como la actual, en la que se habla tanto de cómo la iglesia puede ser relevante e impactante en nuestra sociedad, ¿qué claves darías para el avance del evangelio en la España de nuestros días?

WG: Sigamos el patrón bíblico. Qué cada miembro de la iglesia refleje la luz del Señor en el ámbito de la vida que se encuentre. Qué trabaje y estudie para la gloria de Dios, lleno del Espíritu, sometido a la voluntad de Cristo, y aprovechar cuando se presente una oportunidad para predicar el evangelio a alguien.

Más allá de la esfera individual, las iglesias centradas en el evangelio podrían tener comunión. Los pastores locales podrían unirse en fraternidades no oficiales con el fin de orar juntos por la propagación del evangelio e incluso celebrar un culto unido con sus respectivas congregaciones. Queremos empezar a hacer algo así en la franja sur de España en el 2018. Así que estamos muy emocionados.

Por lo demás, en mi humilde opinión,  lo más importante sería seguir usando los medios de la gracia que nuestro Padre nos ha dado: el estudio y la predicación de la Palabra, la oración, el congregarnos de manera regular, el vivir en amor, gozo, paz y santidad. Reconozco que no son pautas ‘espectaculares’; pero son las que el Espíritu Santo nos ha regalado y si las usamos fielmente, tenemos la promesa de la bendición divina.

PL: Will, sabemos que serás uno de los predicadores en la conferencia Pasión por el Evangelio 2017, que se celebrará en Madrid del 10 al 11 de noviembre. El lema de la conferencia es: “El evangelio recuperado: La Reforma ayer y hoy”. ¿Qué expectativas tienes para el evento de este año?

WG: Me encanta la línea que lleva Pasión por el Evangelio. Creo que nadie esperó el impacto que tuvo en el 2016. Tengo muchas ganas de aprender de los otros dos pastores que nos van a predicar la Palabra, Mark Dever e Israel Sanz. Dadas las fechas, será un buen momento para subrayar la naturaleza teológica de la Reforma. Hoy día, se está hablando mucho sobre los efectos socio-culturales del protestantismo; pero muy poco sobre la teología del mismo.

Espero que la conferencia sirva para glorificar al Señor y magnificar la persona y la obra de nuestro Salvador Jesucristo. Me encantaría ver a otros hermanos siendo contagiados por la centralidad del evangelio para que sus vidas e iglesias sean edificadas para bien.

PL: Hermano, muchas gracias por esta conversación.

WG: A ti, hermano.