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Lo que aprendí del fracaso de dos fusiones de iglesias

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25.04.2018

Primer acto: una iglesia SBC bautista cercana

 Algunas veces salgo a caminar con las personas en lugar de reunirme con ellos en la oficina o para almorzar. Pienso que la biografía de Steve Jobs me inspiró. Él cerró algunos de los negocios más grandes de Apple caminando descalzo alrededor de Palo Alto con ejecutivos multimillonarios.

Un día, yo estaba caminando con uno de nuestros ancianos, hablando y orando sobre buscar un edificio de iglesia. En este punto, nuestra iglesia tenía alrededor de cuatro años de fundada reuniéndose en una cafetería sin ventanas de una escuela de nivel medio, pero que tenía algunos posters de «Got Milk» con Miley Cyrus.

Mientras estábamos caminando, de repente, nos acordamos que había cerca una iglesia bautista grande y medio vacía. Así que caminamos hasta allá y tocamos la puerta. Fuimos recibidos por un grupo de ancianos que jugaban dominó en el salón de reuniones. Estos hombres habían sido miembros de la iglesia por décadas. Algunos años antes, la iglesia había perdido su pastor debido a una falta moral y reducido su asistencia a unas 20 personas los domingos en la mañana. Esta congregación que una vez fue próspera tenía un edificio con asientos para 500 personas y docenas de aulas de clase sin utilizar.

Con el tiempo, se inició una conversación sobre fusionar nuestras dos congregaciones. Luego de algunas reuniones con su equipo de liderazgo, estaban listos para llevar la fusión a un voto de la congregación. Fuimos extasiados e ingenuos. En la noche durante la votación, recibí una llamada del presidente de los diáconos informando que la congregación había votado en contra de la fusión. Me tomó desprevenido. Dije, «tiene que haber algo que pueda hacer». «No»,  respondió él, «la congregación votó, y eso es todo». Dije, «pero pensé que todo el mundo estaba de acuerdo». «Bueno, nuestra lista de miembros tiene cientos de personas que no asisten a la iglesia. Ellos vinieron a la reunión y votaron en contra de la idea. Final de la historia», dijo él.

 

Lecciones aprendidas del fracaso #1

  1. Ve lentamente y construye relaciones. El tiempo entre las primeras conversaciones y el voto fue sólo de 6 semanas. Simplemente no fue un tiempo suficientemente largo para que las iglesias se conocieran una con otra. En mi estimación, toma alrededor de 3 a 12 meses aprender lo suficiente de una iglesia como para tomar una decisión de fusionar.
  2. Haz preguntas sobre la membresía y el gobierno de la iglesia. Muchas de las preguntas que piensas deberías hacer, ya las hiciste, determinando si son una iglesia congregacional, preguntando por la autoridad de los ancianos, etc. Pero también deberías hacer preguntas más detalladas sobre las expectativas de la membresía. Pregunta qué entienden ellos por el congregacionalismo, cómo son comúnmente las reuniones de miembros y cuántas personas asisten a las reuniones de miembros.
  3. Dirige y pastorea antes de ser líder y pastor. Esta iglesia estaba siendo rehén de un contingente de personas que nunca asistieron a la iglesia. Estas personas no tenían una relación de pacto con la congregación. Eran personas que veían a la iglesia como un tipo de legado, un club social o un vestigio del pasado que tenían que preservar. La iglesia necesitaba que nosotros le guiáramos a través de un proceso de nivel de membresía significativa antes de llevar la fusión a la votación.
  4. Pide ayuda externa. Es difícil e incómodo tener conversaciones directas y amorosas. Éramos conscientes de la falta de salud en la iglesia, pero no creíamos que fuera realmente nuestro lugar abordar los problemas. Al menos, nos pareció demasiado egoísta para abordar las cosas que vimos, así que decidimos dejar que los problemas pasaran y planeamos abordarlos después de la fusión.

 Segundo Acto: Una iglesia bautista BGC cercana

Estaba sentado en mi estudio cuando sonó mi teléfono; era otro anciano en la iglesia. Él me dijo que estaba tomándose un café con un pastor de una iglesia cercana y que yo debería unirme a ellos porque me interesaría escuchar lo que él tenía que decir.

Cuando llegué, este pastor dijo que quería considerar fusionarse como una iglesia local. Ellos eran una congregación histórica que tenía un edificio en una de las calles más movidas de este lado de la ciudad. Habían experimentado una caída, pero aún eran una congregación fiel. Su pastor era un buen maestro de la Biblia y estaba buscando ayuda para ver a su congregación prosperar nuevamente.

En esta ocasión, decidimos ir más lentamente de lo que lo hicimos la primera vez, y cada anciano de la congregación pidió un tercer mediador para aconsejar  y mentorear durante el proceso. También recibí consejo de algunos pastores que eran parte de una red agresiva de plantación de iglesias. Ellos me aconsejaron que necesitábamos «tener un funeral» para la otra iglesia, y que «necesitaba morir»,  y que «si ese pastor había fallado, tiene que quitarse del camino».

Desafortunadamente, mi propia arrogancia llevó a la ruptura de la conversación. Los miembros de la otra iglesia querían asegurarse de que su pastor tuviera un puesto remunerado por una temporada, pero dejé en claro que no era una opción. Esto efectivamente terminó la conversación. Las dos iglesias nunca llevaron el asunto a votación.

Lecciones aprendidas del fracaso #2

  1. Busca restablecer el testimonio del evangelio en el vecindario. Algunas de las advertencias que estaba recibiendo era ver la iglesia morir y tener un funeral. Un mejor enfoque habría sido ver un testimonio del evangelio restaurado en el área. Una de las maneras en que puedes servir a otra iglesia local es realmente no haciendo una fusión, sino verlos entrar en un nuevo tiempo de productividad. Afortunadamente, esta iglesia estaba dispuesta a hacer esto por sí misma. El pastor se quedó, la congregación permaneció intacta, y la iglesia comenzó a prosperar nuevamente. Aunque las cosas terminaron un poco abruptas durante nuestras conversaciones sobre la fusión, ayudaron mucho al reunirnos por un tiempo y a partir de la supervisión del consejo externo que ambos estábamos recibiendo.
  2. Sé amable y considerado con el equipo de liderazgo actual. Esta iglesia tenía hombres, y particularmente un hombre (el pastor), que estaba buscando fielmente pastorear su iglesia hacia nuevos pastos saludables. Era un increíble acto de humildad para él acercarse a nosotros y pedirnos considera fusionarnos con ellos. Deberíamos haber honrado a estos hermanos por su fidelidad, elogiarlos por su liderazgo, y animar a la iglesia a respetar su autoridad. Si estos hombres son calificados, abrir su liderazgo como ancianos luego de la fusión.
  3. Emoción inicial, impresiones cuestionables, y finalmente, relaciones. Siempre hay una emoción inicial sobre una nueva oportunidad, pero esto es sólo la fase de luna de miel. Luego vienen impresiones cuestionables sobre cuáles son los motivos, las acciones, los comportamientos, etc. Esta es una etapa difícil de sobrepasar, esta segunda vez, no lo logramos. Todavía estábamos pensando mucho en los negocios y «ver que el trabajo fuese hecho». Hubiera deseado que nos diéramos cuenta de que al final del juego son las relaciones las que cuentan. Hubiera deseado pasar más tiempo trabajando para romper las falsas impresiones. Al igual que las cosas más significativas en nuestras vidas, no hay atajos en la fusión de iglesias; requieren tiempo, paciencia y fidelidad.

Actualmente, estamos considerando una tercera potencial oportunidad. Espero no necesitar escribir «Más lecciones aprendidas» para el próximo año.

      Traducido por Samantha Paz de Mañón.