Pastoreo

La Teología bíblica y el pastorado

Por Bobby Jamieson

Bobby Jamieson es pastor asociado de la Iglesia Bautista Capitol Hill en Washington, DC. Él es el autor, de su más reciente libro, La Muerte y Ofrenda Celestial de Jesús en Hebreos. Puedes encontrarlo en Twitter en @bobby_jamieson
Artículo
15.10.2018

¿Cómo escribirías la descripción de puesto de un pastor? ¿Dónde buscarías ejemplos? Tal vez le preguntarías a algunas iglesias locales por los suyos y harías algunos retoques para reflejar los programas y horarios de tu propia iglesia. Por supuesto, eso quiere decir que todos ya saben lo que un pastor está supuesto a ser y hacer. ¿Pero cómo sabemos cuál es la función fundamental de un pastor?

Ciertamente, debemos buscar la Escritura para que nos diga lo que es un pastor. ¿Pero en qué lugar de la Escritura? Podríamos comenzar con la labor implícita de los requisitos de los ancianos (1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-10), y considerar cuidadosamente los mandatos explícitos otorgados a los líderes de las iglesias. Aunque cuando buscamos debajo de la superficie de algunos de esos mandatos surge una imagen interesante. Considera Hechos 20:28 y 1 Pedro 5:1-3, ambos dirigidos a los ancianos de las iglesias locales:

Presten mucha atención a ustedes mismos y a todo el rebaño del que el Espíritu Santo te ha hecho supervisor para cuidar [del griego poimainein] de la iglesia de Dios, la cual él compró con su propia sangre (Hechos 20:28).

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad [del griego poiemanate] la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;  no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey (1 Pedro 5:1-3).

En ambos pasajes, la tarea principal del pastorado se resume con el verbo griego poimaino, cuyo significado básico es «pastorear,» así como, cuidar de las ovejas (Lucas 17:7; 1 Corintios 9:7). Tanto Pablo en Hechos como Pedro en 1 Pedro resumen la obra del pastorado en una palabra: pastorear.

En Efesios 4:11, Pablo se refiere a los pastores como «pastores-maestros», demostrando una vez más que la idea de pastorear es básica para el oficio pastoral. De hecho, la palabra en inglés «pastor» viene del latín pastor, que significa «cuidar de». Por tanto, cuidar de es básico para la palabra «pastor» y para la descripción bíblica del pastorado.

¿Pero dónde aprendemos lo que significa cuidar de? Si tienes un conocimiento básico de las ovejas y sus necesidades entonces puedes obtener la esencia básica. Las ovejas necesitan alimento, atención, guía y protección. Los pastores hacen esto por su gente y lo convierten en una clave espiritual.

HISTORIA ESCRITURAL DEL PASTORADO

Sin embargo, esta metáfora alcanza una nueva profundidad cuando vemos cómo se desarrolla a través de la historia de la Escritura. Finalmente, los pastores aprenden lo que significa ser pastor por la manera como Dios mismo cuida de su pueblo.

El cuidado divino de Éxodo

La historia bíblica del pastoreo comienza en serio cuando Dios saca a su pueblo de Egipto, los guía a través del desierto durante cuarenta años y los conduce de forma segura hacia su propia tierra. [1] Al describir todo el período del éxodo y el desierto, el Salmo 77:20 declara: «Condujiste a tu pueblo como ovejas por mano de Moisés y de Aarón». Como pastor, Dios estuvo personalmente presente con su pueblo (Éxodo 33:15-16). Como pastor, Dios protegió a su pueblo (Números 14:7-9; Deuteronomio 23:14). Como pastor, Dios proveyó para su pueblo. Él los alimentó (Salmo 78:19, 105:40-41). Él los sanó (Éxodo 15:26; Números 21:8-9).

Como pastor, Dios guió a su pueblo hacia pastos fértiles: «Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada» (Éxodo 15:13). Como pastor, Dios gentilmente y con ternura llevó a su pueblo por:

Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida (Oseas 11:14).

En todo esto, Dios cuidó su pueblo a través de Moisés, el líder humano que escogió para cuidarlos (Salmo 77:20). Y Moisés mismo le pidió al Señor un sucesor para que «salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor» (Números 27:17).

Y así, el Rey divino de la creación, también es quien cuida de su pueblo. Y él los cuida a través de un pastor humano escogido por él.

David el pastor-rey

Cientos de años más tarde, este modelo continúa en el reinado de David y su dinastía. El Señor tomó a David de pastorear ovejas y lo hizo pastor de Israel (2 Samuel 5:1-3, 7:8). El salmista declara:

Él escogió a David su siervo y lo tomó de los rediles; de cuidar a las ovejas paridas lo llevó a pastorear a Jacob y su pueblo, Israel su herencia. Él los pastoreaba con un corazón recto y los guiaba con su mano diestra (Salmo 78:70-72).

Así como David tiernamente alimentaba las ovejas que estaban bajo su cuidado, en general él dirigió a Israel responsablemente y con compasión, pastoreándoles con integridad y sabiduría.

Sin embargo, Dios mismo permaneció siendo el verdadero pastor de Israel. Israel confesó, «Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano» (Salmo 95:7). Y David, el escogido de Dios para pastorear proclamó su confianza en la provisión, protección, guianza  en la sublime poesía del Salmo 23.

Sin embargo, no todos los pastores-reyes de Israel llevaron a Israel a través de pastos verdes de obediencia a la Palabra de Dios. En lugar de eso, la mayoría de ellos dirigieron al pueblo de Dios hacia las tierras estériles de la idolatría y la injusticia. Por tanto, Dios esparció a su rebaño entre las naciones como castigo por su pecado (Levítico 26:33; Deuteronomio 4:27; 28:64; 1 Reyes 14:15).

Nuevos pastores en el nuevo éxodo

Sin embargo, el mismo Dios que esparció a su pueblo prometió reunirlos de nuevo. En Jeremías 23:1-2, el Señor pronuncia juicio sobre los reyes malvados de Israel, los pastores que destruyeron y esparcieron las ovejas de Dios. Estos pastores fallaron en servir al pueblo de Dios en el cuidado y la protección, y por eso Dios los llevará a juicio. Y no solo eso, en los versículos 3-4 Dios declara:

Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán. Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.

El Señor restaurará la riqueza de su pueblo y tendrán pastores que cuiden de ellos, provean para ellos y los proteja. ¿Cómo es que estos pastores servirán al pueblo de Dios? El pasaje paralelo de Jeremías 3:15 nos dice, «y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia». Los líderes del pueblo reunido de Dios dirigirán al pueblo dándole conocimiento y entendimiento de los caminos y la Palabra de Dios.

No solo eso, sino que Dios también levantará a un gobernante supremo, el heredero de David, que asegurará la salvación de todo el pueblo de Dios:

He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: «Jehová, justicia nuestra» (Jeremías 23:5-6).

Esta reunión del pueblo de Dios, este nuevo éxodo de vuelta hacia su tierra, será más brillante aun que la gran liberación de Dios del pueblo de Israel de Egipto, y será la obra a través de la cual el pueblo de Dios lo mencionará y recordará a partir de este momento (versículos 7-8).

Por tanto, Dios reunirá a su pueblo como un pastor fiel. Y Dios levantará muchos pastores fieles para cuidar a su pueblo. Sin embargo, un pastor-rey en particular salvará y asegurará su florecimiento seguro en el lugar de Dios, bajo el gobierno de Dios.

Isaías 40:11 provee otra visión del nuevo éxodo de Dios de recoger sus ovejas él mismo:

Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

Ezequiel 34 nos ofrece una ilustración más detallada de la obra de Dios como pastor que salvará a su pueblo. Los pastores actuales se han alimentado a sí mismos en lugar de alimentar a las ovejas y han fracasado en sanar a la enferma y buscar la descarriada, y por eso ahora las ovejas de Dios han sido esparcidas (versículos 1-6). Por todo esto, Dios juzgará a estos pastores malvados, y rescatará a sus ovejas él mismo (versículos 7-10).

Dios mismo las buscará, rescatará, reunirá en su propia tierra, alimentará y dirigirá hacia el reposo y el descanso (versículos 11-14). «Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil… las apacentaré con justicia» (versículos 15-16).

Y así Dios también promete, «Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor». (versículo 23). Por tanto, Dios mismo será su pastor y también su «siervo David». Y cuando Dios pastoree nuevamente a su pueblo, tendrán paz, bendición, seguridad, abundancia, libertad, honor y verdadero conocimiento de Dios (versículos 25-31).

Jesús el Buen Pastor

¿Quién es este pastor a quien Dios establece para su pueblo? Jesús, el buen pastor. Jesús tuvo compasión de las multitudes porque fueron acosadas y estaban indefensas, ovejas sin pastor (Mateo 9:36). Jesús es el buen pastor que vino a dar vida abundante a las ovejas de Dios (Juan 10:10), quien entregó su vida por las ovejas de Dios (versículos 11,15), quien conoce sus propias ovejas (versículo 14), quien reúne a todas sus ovejas en un rebaño (versículo 16).

La metáfora del pueblo de Dios como oveja primero tomó forma para describir a Israel en el desierto: hambriento, con sed, quemado por el sol, y no aun en su verdadero hogar. Convertido en una clave espiritual, todo esto es verdad de la iglesia en la era actual. Al igual que Israel en el desierto, aún no hemos entrado al reposo de Dios (Hebreos 4:11). Estamos amenazados no solo por el hambre y la dificultad sino la oposición y la persecución.

Ahora estamos débiles y errantes, presionadas por la dificultad. Pero en Apocalipsis, Juan echa un vistazo a nuestro destino final:

Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;  porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos (Apocalipsis 7:16-17).

El Señor Jesús es nuestro pastor, y él es un buen pastor. Aunque un día muy pronto, él será nuestro pastor y nunca más tendremos hambre o dolor.

PASTOREANDO COMO EL JEFE DE LOS PASTORES

Y así, ¿qué dice esta historia a los pastores de la iglesia? Las palabras famosas de Jesús a Pedro nos apuntan hacia la dirección correcta. Jesús le pregunta a Pedro tres veces si lo ama y tres veces Pedro responde «sí»; tres veces Jesús encarga a Pedro que cuide sus ovejas (Juan 21:15-17). El evangelio de Juan utiliza dos palabras griegas diferentes para «cuidar» o «alimentar» en este pasaje, pero estas significan lo mismo. Ambas se refieren al cuidado comprensivo que los pastores muestran a las ovejas: alimentar, cuidar, guiar, proteger. Y ese es exactamente el tipo de cuidado que los pastores deben otorgar a su pueblo.

Los pastores deben alimentar a su pueblo con la Palabra, exhortándoles con sana doctrina (Tito 1:9-10), proclamándole todo el consejo de Dios (Hechos 20:27). Los pastores deber cuidar a su pueblo contra las falsas doctrinas y aquellos que los puedan desviar (Hechos 20:29-31). Los pastores deben dirigir a su pueblo ofreciendo un ejemplo piadoso (Hebreos 13:7), equipándoles para el ministerio (Efesios 4:12), y dirigiendo sabiamente los negocios de la iglesia (1 Timoteo 5:17). Los pastores deben cuidar de su pueblo ofreciendo tiernamente cualquier consejo, ayuda y motivación que necesiten.

En una palabra, los pastores cuidan. Ellos no solo se preocupan por su gente sino que la cuidan. Ellos la conocen. Ellos la buscan. Ellos le dan a su gente lo que su alma necesita aun cuando las personas mismas no saben o quieren lo que más necesitan.

En todo esto, los pastores reflejan a Dios el Padre. Pablo exhorta a los líderes de la iglesia, «También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos» (1 Tesalonicenses 5:14). Ese tipo de cuidado persona a persona es exactamente lo que Dios promete hacer por su pueblo cuando se compromete a buscar al perdido, traer de vuelta al descarriado, vendar al herido y apacentarlos con justicia (Ezequiel 36:16).

Y los pastores reflejan a nuestro Señor Jesucristo, quien cuida del pueblo de Dios antes que cualquier pastor y los pastorea a través de la trayectoria del ministerio de cada pastor, y los pastoreará después que termine el ministerio de cada pastor. Por eso es que Pedro llama a Jesús el «Príncipe de los pastores» (1 Pedro 5:4). Jesús es el heredero que Dios levantó por David; él es el único verdadero Pastor-Rey del pueblo de Dios. Sin embargo, el ministerio pastoral de Jesús no descarta a los pastores humanos sino que los equipa y empodera.

Pastor, ¿alguna vez has considerado el hecho de que el ministerio de tu iglesia local participa en el cumplimiento de la profecía? Recuerda que Dios prometió establecer muchos pastores sobre su pueblo cuando estableciera su Pastor supremo sobre ellos (Jeremías 23:4, 5). Estos pastores alimentarán al pueblo de Dios de conocimiento y entendimiento (Jeremías 3:15).

¿Qué tanto tus prioridades del ministerio están de acuerdo con las del pastor divino? ¿Qué tanto conoces las necesidades espirituales de tus ovejas? ¿Cuánto tiempo y esfuerzo dedicas a cumplir esas necesidades una por una? ¿Estás más preocupado por la cantidad de personas que entran al edificio o por si sus almas están desmayando o floreciendo?

¿Estás vigilando las amenazas contra la firmeza de la fe de tu gente? ¿O dejas que tus ovejas sean una presa fácil de los falsos maestros al fallar en equiparlos de una comprensión profunda de la doctrina bíblica? ¿Sabes cuáles de tus ovejas están floreciendo y cuáles están desnutridas? ¿Cuáles están espiritualmente fuertes y cuáles enfermas? ¿Cuáles están seguras en el redil y cuáles deambulando en el desierto?

Si deseas refrescar tu descripción de puesto como pastor, considera el hecho de cómo Dios ha pastoreado a su pueblo a través de la historia de la Escritura. Maravíllate de su cuidado tierno y protección poderosa.