Evangelización

Evangelizando adherentes del evangelio de la prosperidad

Por Allen Duty

Allen Duty es el pastor predicador de la Iglesia Bautista New Life en College Station, Texas. Lo puedes encontrar en Twitter en @AllenDuty.
Artículo
28.03.2019

Una mañana clara de invierno, estaba sentado en mi cafetería favorita leyendo las Escrituras y el diario. Un hombre que pasaba junto a mi mesa notó que estaba leyendo la Biblia y comenzó a conversar conmigo.

Compartió que era miembro de una gran iglesia en nuestra área una que predica el «evangelio» de la prosperidad y que creía que la Biblia era principalmente un libro sobre las intenciones de Dios de bendecirnos. Le Respondí que la Biblia es en realidad un libro sobre quién es Dios, quiénes somos y qué ha hecho Dios para reconciliarnos con él. Comencé a compartir el evangelio y afirmé que a los cristianos se les prometía sufrir como parte de seguir a Jesús.

Él respondió diciendo que mientras tengamos fe, Dios nos bendecirá e impedirá que suframos. Me referí a varios versículos donde Dios promete que los creyentes sufrirán pruebas ordinarias así como también persecución específica, en ese momento él levantó sus manos a la defensiva y dijo: «simplemente no recibo eso para mi vida».

Mi esposa y yo recientemente habíamos sufrido un aborto involuntario, y me sentí obligado a compartir eso con él. Le expliqué que cuando nos encontramos con pruebas como estas, no podemos simplemente decir:«Simplemente no recibo eso para mi vida» y hacer que desaparezcan. También compartí las buenas nuevas de que Jesús ha vencido al mundo y de que nunca nos dejará ni abandonará en nuestras pruebas, promesas que nos consuela en nuestro sufrimiento.

Creo que mi apertura y el peso de mi juicio lo tomaron con la guardia baja, por lo que rápidamente expresó sus condolencias y se excusó de la conversación. Pero toda la experiencia me dejó pensando: ¿cómo podemos prepararnos mejor para evangelizar a aquellos que creen en el «evangelio» de la prosperidad?

¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL?

Compartir el evangelio con personas que aceptaron el mensaje anti bíblico de que Jesús murió para hacernos saludables, ricos y exitosos es un desafío por muchas razones, pero creo que hay dos que son primordiales:

  1. El mensaje del «evangelio» de la prosperidad apela a la carne.

Primero, el mensaje de prosperidad apela a la carne. El «evangelio» de la prosperidad capitaliza los deseos naturales de salud y riqueza y promete lo que nuestros corazones pecaminosos desean. No hay un llamado a arrepentirse del pecado; no hay un llamado para negarse a sí mismo, levantar su cruz y seguir a Jesús; no hay un llamado a morir (Marcos 10: 34-35).

Como resultado, cuando compartimos el evangelio con alguien que ha aceptado el «evangelio» de la prosperidad, lo estamos llamando a abandonar su creencia en un mensaje que apela a la carne a cambio de creer en un mensaje que no lo hace.

  1. Usan las mismas palabras que nosotros, pero con un significado diferente.

Segundo, los adherentes del «evangelio» de la prosperidad usan las mismas palabras que nosotros, pero con un significado diferente. Por ejemplo, cuando uso la palabra fe, me refiero a un regalo que Dios me ha dado para creer que su Palabra es verdadera y que su Hijo es el Cristo (1 Corintios 2:14; Juan 6:44, 65). Cuando muchos adherentes del «evangelio» de la prosperidad usan la palabra fe, se refieren a una herramienta que usamos para colocar a Dios en deuda nuestra. La fe es simplemente la moneda que usamos para obtener lo que queremos de Dios.

Otro ejemplo, cuando uso la palabra evangelio, me refiero a las buenas nuevas de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús (1 Corintios 15: 1-4, Gálatas 2: 10-14). Cuando muchos adherentes del «evangelio» de la prosperidad usan la palabra evangelio, se refieren a las «buenas nuevas» de que Dios desea que seamos sanos, ricos y prósperos.

CINCO CONSEJOS PARA EVANGELIZAR A LOS ADHERENTES DEL «EVANGELIO» DE LA PROSPERIDAD

Pablo tiene claro que todos los cristianos, especialmente los pastores, deben hacer el trabajo de evangelismo, y que debemos «estar listos a tiempo y fuera de tiempo» (2 Timoteo 4: 1-5). ¿Cómo, entonces, podemos evangelizar a los que creen en el «evangelio» de la prosperidad?

  1. Humildemente reconoce que, aparte de la gracia de Dios, nosotros también creeríamos en un falso evangelio.

Si es verdad que el «evangelio» de la prosperidad apela a la carne y nacimos muertos en el pecado (Efesios 2: 1), entonces la gracia de Dios es la única razón por la que lo reconocemos como un falso evangelio. Esto debería llevarnos a hablar humildemente con aquellos que creen en la mentira del «evangelio» de la prosperidad.

  1. Afirma lo que es verdadero en el «evangelio» de la prosperidad.

Permíteme ser claro: el «evangelio» de la prosperidad es un evangelio falsificado. Pero la cuestión de las falsificaciones es que tienen que parecerse lo suficiente como para ser creíbles. Entonces afirme lo que es verdad en el evangelio de la prosperidad. El «evangelio» de la prosperidad se basa en una cosmovisión teísta. Afirma correctamente que hay bendiciones por seguir a Jesús, incluso en esta vida (Marcos 10: 29-30). Se basa en la firme creencia de que Dios escucha y contesta la oración (Santiago 5:16), y afirma la verdad de que Dios recompensa la fe (Mateo 9:29).

El «evangelio» de la prosperidad no está completamente desprovisto de verdad, y pretender lo contrario no es preciso ni útil en el evangelismo.

  1. Enfrenta las mentiras y los defectos del «evangelio» de la prosperidad.

Una mentira peligrosa del «evangelio» de la prosperidad es que la cantidad de tu fe determina lo que recibes de Dios. Sin embargo, la Biblia es clara en que es el objeto de nuestra fe, no la cantidad que tenemos, lo que importa. Si tenemos una gran fe en los ídolos, no nos salvarán; si tenemos poca fe en Jesús, él nos salvará (Juan 14: 1-14).

Un defecto fatal del «evangelio» de la prosperidad es que no proporciona ayuda cuando inevitablemente viene el sufrimiento (Juan 16:33). Si creemos que nuestra fe en Dios nos eximirá del sufrimiento, nos veremos forzados a concluir que Dios nos mintió, que no existe, o que simplemente no tenemos la fe suficiente, ninguna de las cuales es verdadera.

  1. Mantén la esperanza del evangelio bíblico.

El evangelio nos dice que no merecemos el bien de Dios. Merecemos ser eternamente castigados por nuestro pecado. Y, sin embargo, Dios, que es rico en misericordia, nos justifica mediante la fe en la persona y la obra de Jesús. Ya sea que recibamos muchas bendiciones aparentes en esta vida o no, la buena noticia es que a través de la fe en Cristo, nuestro pecado es perdonado y hemos sido adoptados en la familia de Dios. Ese conocimiento nos impedirá idolatrar cosas buenas o nos desanimará innecesariamente cuando no recibamos cosas buenas en esta vida.

5. Vive una vida generosa que muestre que nuestra mayor alegría se encuentra en Dios, no en las bendiciones materiales que Dios nos da.

Finalmente, viva una vida generosa que muestre que nuestra mayor alegría se encuentra en Dios, no en las bendiciones materiales que Dios nos da. Si discutimos convincentemente contra el «evangelio» de la prosperidad por la Escritura, pero luego vivimos para adquirir y acumular dinero y posesiones, deshacemos con nuestras vidas todo lo que pudimos haber logrado con nuestros labios.

Cuando vivimos vidas generosas, dando de la abundancia que Dios nos ha dado, creamos oportunidades para compartir el evangelio bíblico. Pablo escribe: «Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor de vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza se enriquecieran» (2 Corintios 8: 9).

Dar generosamente muestra a otros que Cristo es nuestro más grande tesoro, y que lo valoramos a él y su trabajo en nuestro favor por encima de todo lo que Dios nos dará.


Traducido por Renso Bello