Liderazgo

4 razones por las que deberías tener una reunión de oración en el calendario de la iglesia

Por Brad Wheeler

Brad Wheeler es Pastor Asociado de Capitol Hill Baptist Church en Washington, D. C.
Artículo
02.07.2017

Si pudieras añadir una cosa al calendario de tu iglesia, ¿cuál sería? ¿Un retiro de mujeres o un desayuno de hombres? ¿Un seminario sobre evangelismo? ¿Grupos comunitarios? ¿Un servicio de sábado en la noche para los que la mañana es un desafío? ¿Un estudio bíblico de mitad de semana?

Esa es la pregunta que me he hecho una y otra vez desde que llegué a mi nueva iglesia el otoño pasado. Aunque muchas de esas sugerencias son loables, he dirigido a nuestro cuerpo, junto a nuestros ancianos, hacia comenzar un servicio regular de oración los domingos en la noche.

En serio, ¿un servicio de oración? Eso suena anticuado y extraño, la clase de cosa que cristianos hacían antes de la llegada de la electricidad, cuando la vida era más simple, las iglesias eran más pequeñas y las actividades recreativas de nuestros hijos no consumían nuestros calendarios.

Y se ha encontrado con al menos alguna oposición. Tuve un miembro que me dijo que ya orábamos mucho. Él sentía que nuestros tiempos de oración de los servicios de la mañana ya eran muy largos. Ellos restaron de la habilidad del grupo de música alcanzar un ritmo, e interrumpir la experiencia de adoración. He tenido otros que sugieren que puede fomentar el legalismo, al darle a las personas algo más que sienten deben hacer. Otros manifestaron su preocupación de que pudiera restringir la comunidad, para algunos individuos pudiera significar abandonar sus grupos pequeños para asistir a la reunión corporativa de oración.

Por tanto, ¿por qué hacer una reunión mayormente dedicada a la oración corporativa? Permíteme sugerir cuatro razones:

1. Le recuerda a las personas la importancia de la oración.

No es difícil hacer que las personas se inscriban en un evento, o se incluyan en un grupo pequeño. Cientos asistieron a nuestro reciente retiro de mujeres. Montones asistieron al desayuno de hombres y la Iglesia Secreta (evento de estudio bíblico). Entonces, ¿por qué la queja de muchos para reunirse a orar de manera corporativa? ¿Por qué el servicio de oración de muchas iglesias sigue el camino del teléfono de disco?

Poniéndolo de manera simple, la oración no es sexy. No es entretenido. Frecuentemente no es fácil o conveniente; requiere esfuerzo y trabajo. Por eso es que Jesús nos dejó la parábola de la viuda insistente en Lucas 18, para que «siempre oremos y no desmayemos.» Estamos acostumbrados a ser alimentados con cucharita con la música y los medios, los podcasts y predicación. Y la oración nos pide apagar el mundo mientras encendemos nuestra mente.

Y esto es lo que debemos hacer, no sólo individualmente, sino corporativamente, juntos. En Mateo 21, Jesús reprende a las personas por convertir el templo en algo como el piso comercial del Chicago Mercantile Exchange. Él dice, «mi casa será llamada casa de oración» (Mateo 21:13). Según el Nuevo Testamento, la iglesia es el templo del Espíritu de Dios (1 Corintios 3:16). ¿Son entonces nuestras iglesias la casa de oración que Dios espera? ¿Ponemos a un lado el tiempo? ¿Priorizamos el compromiso de orar juntos? ¿O es nuestra oración corporativa simplemente el relleno entre los tiempos de música?

Robert Murray M’Cheyne dijo la famosa frase, «lo que un hombre es a solas en sus rodillas ante Dios, eso es él, y no más.» ¿Qué sucede si aplicamos esa misma medida en nuestras iglesias? ¿Qué se diría de nosotros? La oración corporativa imprime en la importancia de la oración de nuestra gente, de hecho, su necesidad absoluta. Porque nuestra lucha es contra fuerzas espirituales, y por tanto requiere de armas espirituales, y ¿qué mayor arma tenemos que la oración no sólo de uno, sino de docenas, cientos y aún miles?

2. Le modela a nuestra gente como orar.

Recuerdo la primera vez que oré públicamente. Era un nuevo creyente, estaba un tanto paranoico como perplejo sobre qué decir. Así que, ¿qué hice? Imité lo que escuchaba a otros hacer.

Aparte de estudiar las oraciones de Daniel, Pablo, Ana o María, nada enseña a nuestra a gente como orar más que las oraciones que escuchan de los fieles en la iglesia. Si queremos que nuestra gente ore bíblica y pensativamente, si queremos que oren con respeto reverente y afecto personal, entonces debemos modelarlo para ellos de manera corporativa. Como D. A. Carson acertadamente nota, «escoge modelos, pero escógelos bien. Estudia su contexto, su amplitud, su pasión, su unción, pero no imites su lenguaje.»

3. Une a nuestra gente en los propósitos de Dios.

Somos originalmente personas narcisistas. No tenemos ningún problema en orar por nuestras necesidades, sueños y deseos personales. Y no está mal hacer esas cosas. Deberíamos hacerlo. Sin embargo, que lamentable es cuando nuestra vida de oración, especialmente nuestra vida de oración corporativa, es dominada por dichas preocupaciones. Después de todo, no somos el centro de la historia humana. La iglesia y su prosperidad es el centro de la historia humana (Efesios 3:1-13).

Cuando nos reunimos para enfatizar lo espiritual sobre lo físico, lo corporativo sobre lo personal, unimos nuestra gente en los propósitos de Dios para su iglesia. La oración corporativa crea preocupación por nuestra unidad corporativa, y nuestro testimonio corporativo.

4. Prepara a nuestra gente para que Dios actúe.

La iglesia orando corporativamente marcó muchos de los grandes movimientos del libro de los Hechos. Definió su vida en el Pentecostés (2:42). Equipó a los creyentes con el Espíritu para hablar la Palabra de Dios con valentía (4:31).  La oración marcó el comisionado de los primeros diáconos (6:6), la expansión del evangelio hacia los samaritanos (8:15), y aún la visión de Pedro de expandir el evangelio a los gentiles (10:9). De hecho, ¡fue la iglesia en oración lo que llevó a la liberación de Pedro de la prisión! (12:5)

Amigos, ¡la oración cambia las cosas! Por eso es que Pablo asume que la iglesia estará orando juntos, tanto hombres como mujeres (1 Corintios 11, 14). La oración es el medio ordenado por Dios para el cumplimiento de sus fines sobrenaturales. Es tanto personal como poderosa. Tal y como Jesús le recordó a sus discípulos, hay algunos obstáculos que no pueden ser conquistados por nada más que por la oración (Marcos 9:29).

Amigos, como Jamie Dunlop mencionó en La Comunidad Convincente, «Dios ama defender su reputación. Cuando oramos juntos, nuestras necesidades se convierten en algo público. Cuando Él responde, su gloria es pública.» La oración prepara a nuestra gente para que Dios actúe.

Nuestra primer reunión de oración

El mes pasado, dirigimos nuestro primer servicio de oración de domingo en la noche, por lo menos en años recientes. Y con ello vinieron muchos momentos y equivocaciones difíciles conforme tropezábamos durante el servicio. No estuvo exactamente como lo planifiqué, ¡y soy el culpable de mucho de ello!

Pero está bien. Para nosotros, el pueblo de Dios, por el poder de Dios, oramos. Hicimos lo que ninguna otra gente o institución en la tierra tiene el privilegio de hacer. Y lo haremos nuevamente. Y observaremos, y esperaremos, y anticiparemos lo que Dios hará en su nombre.