Membresía

Una conversación acerca de la restauración de iglesias con Mark Dever y Jonathan Leeman

Por Jonathan Leeman

Jonathan (@JonathanLeeman) edita la serie de libros 9Marks, así como el 9Marks Journal. También es autor de varios libros sobre la iglesia. Desde su llamado al ministerio, Jonathan ha obtenido un máster en divinidad por el Southern Seminary y un doctorado en eclesiología por la Universidad de Gales. Vive con su esposa y sus cuatro hijas en Cheverly, Maryland, donde es anciano de la Iglesia Bautista de Cheverly.

Por Mark Dever

Mark Dever es el pastor principal de Capitol Hill Baptist Church en Washington, D. C., y el presidente de 9Marks. Puedes encontrarlo en Twitter como @MarkDever.
Artículo
30.07.2018

Jonathan: Mark, hablemos acerca de la restauración. Y para hacerlo, quisiera que presentes una ilustración del antes y después de la iglesia Capitol Hill Baptist Church —un resumen rápido de aquel entonces y de ahora.

Mark: En el año 1993, el pastor que estaba antes de mí renunció por circunstancias no muy gratas y la congregación estaba en medio de una ciudad que en ese tiempo era considerada como la capital de los homicidios de Estados Unidos. Desde 1960, las personas habían estado saliendo de los suburbios y por eso muchas de las iglesias del centro de la ciudad habían disminuido; muchas se habían movido a otro lugar o simplemente cerrado y vendido sus edificaciones. CHBC no era diferente y se había convertido en una congregación más vieja.

Jonathan: ¿Cómo era la iglesia?

Mark: Como mencioné, la iglesia era mayormente de personas de edad avanzada. El edificio estaba en mal estado pero las personas eran fieles y amaban al Señor. No diría que fueron muy bien enseñadas y habían tenido una gran cantidad de pastores por corto tiempo. Ellos tuvieron un pastor que permaneció mucho tiempo durante la primera mitad del siglo 20, pero a partir del final de la Segunda Guerra Mundial cambiaban de pastor aproximadamente cada cinco años. Estos pastores fueron todos evangélicos tal vez con una excepción. Todos eran hombres que creían en la Biblia.

Pienso que la congregación se había reunido a partir de asuntos culturales más que cualquier otra cosa: comidas, ciertos tipos de música, programas, actividades. Y pienso que tuvieron un sentido de importancia por el lugar donde el edificio se encuentra ubicado, a unas pocas cuadras de la Suprema Corte y del edificio del Capitolio. Eso les otorgaba un sentido de que están en un lugar que tiene un significado extraordinario para que el evangelio sea expandido.

Debido a esto, eran grandes en el evangelismo, un evangelismo al estilo de Billy Graham con llamados al altar y cosas semejantes. Y había misioneros, la mayoría de los cuales fueron enviados en los años 1950 bajo un graduado de Columbia College que era pastor de la iglesia y presidió un gran resurgimiento de la actividad misionera. Así que entré a una larga historia de fidelidad.

Jonathan: Y en este punto, ¿cuántas personas asistían regularmente?

Mark: Aproximadamente 130, la mayoría entre 70-75 años.

Jonathan: Luego de 20 años, ¿cómo luce CHCB ahora?

Mark: Ahora la congregación no vive en los suburbios sino en la montaña. La última vez que alguien contó, el 55% de nuestros miembros vivía a una distancia de una milla del edificio. Cuando llegué aquí pocas personas vivían dentro de esa milla, aun los pastores que estuvieron antes de mí vivían en una casa pastoral de algún lugar en Virginia.

También la congregación es mucho más joven. La edad promedio actual es probablemente 30. Hemos aumentado los asientos y ahora tenemos aproximadamente 1000 personas los domingos en la mañana —y el edificio está básicamente lleno.

¿Puedo decir algo acerca de eso? Un edificio lleno es bueno para ayudar a otras iglesias porque cuando estás lleno entonces no tienes que participar en el mito de que eres la única iglesia en los alrededores. De repente, eres libre para decirle a las personas que vayan a una iglesia más cercana al lugar donde viven. Podemos encontrar otras buenas iglesias o fomentar iglesias si no hay buenas iglesias aquí.

Jonathan: Así que, ¿evangelismo y misiones? ¿Esas cosas han cambiado?

Mark: Con el evangelismo, pienso que es mucho de lo mismo. Ya no tenemos llamado al altar pero en mis sermones procuro llamar a las personas al arrepentimiento y creer, al igual que cualquier predicador que hayan tenido. Muchas veces diré cosas como, «si estás aquí y no eres creyente nos gustaría regalarte una copia del libro de Greg Gilbert titulado ¿Quién es Jesús? para que lo leas». Esperamos el fruto de eso.

Jonathan: ¿Qué sucede con el evangelismo personal? ¿Los miembros comparten el evangelio más o menos?

Mark: Bueno, no estoy seguro, pero creo que más. Cuando llegué aquí, la iglesia estaba muy enfocada en tener una cultura de «eventos». Tratábamos de invitar a las personas a través de la publicidad —la radio, el periódico— o teníamos un gran evento para hacer que las personas asistan y así el tipo profesional pagado les hable del evangelio.

Pero lo que he tratado de hacer —a través de mucha oración, amor y culpa— es motivar a las personas a darse cuenta de que tienen la responsabilidad de compartir el evangelio. Queremos equipar a nuestros miembros lo suficiente para que conozcan el evangelio y así surja rápidamente de sus labios. Queremos que lo entiendan bien para que puedan manejarlo con habilidad en una conversación. Y así sea más fácil y más natural.

En lo que se refiere a misiones, simplemente diré que terminamos apoyando a pocas parejas pero con más dinero.

Jonathan: ¿Cuál es la ventaja de eso?

Mark: No queremos que las personas utilicen la mayor parte de su tiempo para buscar fondos. Por tanto, si confiamos en ellos, en lugar de darles $500 al año le damos $35,000 ó $70,000 al año como si fueran miembros del personal. Esto los libera para ser realmente misioneros y define la relación: son claramente responsables ante nosotros y nosotros somos claramente responsables por ellos.

Jonathan: Hagamos el cambio hacia el tema confuso de la «cultura» de la iglesia. ¿Existen otras maneras en las que puedas describir el cambio de la cultura entre entonces y ahora?

Mark: No era parte de ello anteriormente y por eso es difícil para mí expresarlo. La congregación que encontré aquí era muy amable, muy hospitalaria al estilo rural del sur, de donde habían venido algunos de los miembros. Pero ahora, el tipo de hospitalidad que caracteriza nuestra iglesia no puede ser explicada fácilmente a través de las normas culturales. Es una hospitalidad deliberada, muchas veces con personas que tendrías muy poco en común.

Aunque las conversaciones de antes eran probablemente acerca de la familia y el futbol, pienso que ahora también son acerca de los sermones, las relaciones de discipulado, las oportunidades de evangelismo, preguntas acerca de la fe, luchas con el pecado; todo, espero, compartido de manera abierta.

Jonathan: Así que has estado aquí por 21 años. ¿Eres un «restaurador de iglesias»? ¿Te llamarías a ti mismo de esa manera?

Mark: Estoy seguro que me he llamado de esa manera y que he sido llamado así por otros aun más. Ciertamente, estoy a favor de la restauración de iglesias. Pero me pregunto cuánto de nuestro lenguaje de «restaurador» es potencialmente inútil. Me pregunto cuánto supone un tipo de éxito evidente en nuestro ministerio, sin pensar en la persona que será el próximo pastor de la iglesia. Por tanto, me pregunto que tan bueno es el título de «restaurador de iglesia». Ciertamente, deseamos ser restauradores; deseamos que Dios restaure y reviva su iglesia pero poder decir antes de tiempo «voy a restaurar esta iglesia»; bueno, eso es arrogancia, eso es orgullo. Podemos realmente decir que anhelamos y deseamos eso, y trabajamos para eso.

Algunas personas me han preguntado antes: «¿Es que el ministerio de CHBC se puede reproducir? Después de todo, esa es una crítica que he escuchado algunas veces de las personas: «Mark es un buen hombre, simplemente él no se da cuenta de que tiene dones para el ministerio. Él piensa que es por estas cosas y continúa con sus nueve marcas, pero realmente es Dios bendiciéndolo y él hace que estos pobres hombres se emocionen acerca de estas nueve marcas y luego no sucede nada».

Bueno, pienso que entiendo por lo menos algo de lo que están diciendo pero también quiero hacer tres observaciones.

Primero, si me entrego a mí mismo al ministerio de la oración y la Palabra como hicieron los apóstoles en Hechos 6, entonces ciertamente se puede reproducir. En ninguna manera eso sería algo extraordinario para mí o para este lugar.

Segundo, el tipo de cosas que hacemos como iglesia —nuestros compromisos ministeriales, nuestra teología, nuestro entendimiento de la iglesia, la política y la membresía— ciertamente todo eso puede reproducirse. No hay nada extraordinario aquí que signifique que este es el único lugar donde esas cosas pueden funcionar.

Y tercero, si «reproducir» a alguien significa que «si haces estas cosas entonces este tipo de bendición evidente necesariamente sucederá»; si eso es lo que quieren decir, entonces digo que no, nada es reproducible en ese sentido.

Eso está fuera de nuestras manos y depende del Espíritu Santo. Nunca he pensado, «debido a que tenemos predicación expositiva, tenemos una iglesia llena y las personas se están salvando todo el tiempo». Ni siquiera he sido tentado a pensar eso, porque estoy seguro de que hay predicadores por ahí que son mejores que yo, que son más cuidadosos que yo con la disciplina de la iglesia, y sus iglesias no están llenas. Es una bendición del Espíritu Santo y nuestra tendencia es querer decir: «¡Mira! ¿Ves este gran avivamiento? Voy a hacer una ingeniería a la inversa en esto para ver lo que sucedió y luego vendré con medios extraordinarios para poder disfrutar estas bendiciones extraordinarias».

A pesar de que es totalmente correcto anhelar bendiciones extraordinarias, orar y trabajar para alcanzarlas, la manera que queremos hacerlo no es a través de grandes reuniones de oración, de cosas insólitas, cosas que no son normales; sino de los medios regulares, diarios y semanales de gracia: la predicación de la Palabra de Dios, es el bautismo y la cena del Señor, ser un miembro de la iglesia local, el fruto del Espíritu. Son estas cosas normales que debemos hacer y luego Dios algunas veces bendice de manera extraordinaria. Por tanto, pienso que el título «restauración» solo puede ser dicho luego de ver por el espejo retrovisor para describir lo que Dios escoge hacer con algunas iglesias cuando reciben a un nuevo pastor.

Jonathan: Así que observa por el espejo retrovisor, ¿es que Dios ha restaurado esta iglesia?

Mark: Ciertamente de alguna manera, pero a pesar de ello no quiero decir que esta iglesia no tenía nada de vitalidad antes de que yo llegara. Era una iglesia evangélica, estaban predicando el evangelio. Habían algunas circunstancias desafiantes sociológica y demográficamente y aprecio la fidelidad que había, pero definitivamente y a través de muchos medios externos, sí, esta iglesia ha sido restaurada.

Pero así como Pablo le escribe a los Corintios: «mira, yo planté y Apolos regó, pero es Dios quien da el crecimiento». Así que si realmente deseas hacer presión para identificar al restaurador, ese sería Dios, Él fue el restaurador.

Jonathan: Por tanto, déjame ver si logro que lo resumas para nosotros. Ustedes son pro-pastores que se entregan a sí mismos al trabajo de restauración.

Mark: Sí, buen tiempo. Estoy muy agradecido del centro para restauración de iglesias y del legado de la división de plantación de iglesias de NAMB. Estoy agradecido por todos esos nuevos énfasis porque son una manera de aumentar la fidelidad de los pastores en circunstancias desafiantes. Simplemente estoy planteando algunas preguntas acerca de la nomenclatura, las palabras que utilizamos, y algunas afirmaciones detrás de ellas.

Hay cierto orgullo que surge de pensar «¡puedo hacerlo!» —porque es necesario el Espíritu Santo para ello. Puedes orar para que haya un avivamiento en tu nueva iglesia. Puedes programar una reunión prolongada donde Bod predique cada noche de la semana, pero no puedes programar que el Espíritu Santo salve 17 personas y deje 170.

Por tanto, cuando comienzas a medir la efectividad de algo por sus métricas, entonces escuchas historias como la de esa gran iglesia en el sur que tenía personas atractivas caminando hacia adelante cuando hacían el llamado al bautismo para que otros fueran sicológicamente presionados a unirse a ellos caminando hacia el frente para tomar una decisión. Ahhh, ¡eso es anti-evangelio! Es irónico porque esa iglesia piensa que está allí para los no creyentes y pienso que está para los no creyentes de una manera más completa de la que puedo imaginar.

En otras palabras, no nos enfoquemos mucho en las métricas en nuestra discusión sobre la restauración.

Jonathan: Volvamos a tu experiencia un poco más. Mientras evaluabas la iglesia luego de tu llegada, ¿tuviste alguna estrategia para comenzar a hacer tu trabajo? El lenguaje que muchas veces se usa es «¿cuál es tu visión?» Así que, ¿cuál era tu visión? ¿Tuviste una estrategia?

Mark: Predicar, orar, trabajar y permanecer.

Quería predicar la Palabra, entregarme seriamente durante la semana para trabajar en el sermón. Quería orar regularmente todos los días, especialmente por la membresía. Quería amar a las personas y construir relaciones personales. Quería tratar de discipular hombres.

Al final, quería tener la disposición de quedarme allí por siempre. Cuando estás dirigiendo una obra nueva es casi seguro que no te irá bien con las personas mayores. Es muy probable que no crezca con las familias establecidas, a menos que se hayan acabado de mudar en el área.

En cambio, es casi seguro que crecerá entre las personas que se encuentren en diferentes etapas de la vida. Van a ser personas que se están mudando al área por un trabajo, personas que acaban de terminar la universidad. Por tanto, es casi inevitable que cuando una iglesia comienza a crecer lo hará entre las personas que son más jóvenes y que se encuentren menos relacionadas con el área.

Así que la pregunta es esta: «¿Cómo es que maduras de allí hacia una congregación con personas de una parte estable de la población?» Toma mucho tiempo que una iglesia llegue a ser un testimonio duradero y completo. Habrá personas que vendrán por cinco o 10 años y el Señor las usará en parte para ayudarte. Sin embargo, algunas personas llegarán y se quedarán allí por décadas. Tengo personas que han estado aquí 20 años y eso me permite ver su dolor por la cantidad de amigos a los que han tenido que despedir. Es sincero y tengo empatía con ellos porque he experimentado lo mismo. Pero tomo eso como el precio que hay que pagar por «registrarse».

Por tanto, no pienso que sea inhumano o que tiene que volverte frío o cerrado o cualquier cosa negativa como esa. Pienso que puedes tener una vida emocional próspera y de alguna manera estar en una congregación donde muchas personas se mueven luego de cinco ó 10 años.

Pero algunas personas necesitan estar dispuestas a permanecer. Pienso que el componente «quedarse» muchas veces se pierde, aunque es muy, muy importante.

Jonathan: Pareces más un padre que un hombre de negocios. Y tanta conversación acerca del crecimiento de la iglesia suena como volver a las métricas del hombre de negocios. Pero estás hablando acerca de pastorear un niño a través de múltiples estaciones y etapas.

Mark: Mientras más reducimos el ministerio a los negocios, más pastores son convencidos a  pensar como un CEO y menos como pastores. Ellos pensarían: «quiero jugar en una liga mayor, así que necesito una plataforma mayor».

Sin embargo, si no estás pensando así, si en lugar de eso estás pensando: «Guau, Bob parece tener un corazón más sensible al evangelio. Lo veo buscando personas aun cuando ahora es difícil para él hacer eso físicamente. Lo veo permaneciendo en amar a otros sacrificialmente cuando sus circunstancias han cambiado. Eso le otorga una gran gloria a Dios». Estos son llamados a discernir y puedes convertir el crecimiento espiritual en métricas muy fácilmente. Eso inevitablemente frustrará a algunas personas de tu iglesia, pero los ancianos necesitan ser quienes tengan la madurez para tener una visión más amplia y darse cuenta de que Dios será el evaluador final de todas esas cosas.

Jonathan: ¿Cuáles son algunos de los primeros asuntos que enfrentaste que fueron desafíos?

Mark: Debido a que no teníamos una diversidad de ancianos, muchos de los asuntos se convirtieron en desafíos significativos. Si hubiéramos tenido una diversidad de ancianos, la iglesia habría sido más pacífica. Cualquier cantidad de desafíos se convirtió en una amenaza porque era la única autoridad aparente.

No sentía que eso era una situación saludable para la iglesia, no sentía que eso serviría a la iglesia bien a largo plazo. Además no pensé que era bíblico. Así que podría mencionar situaciones pero las situaciones no eran el enfoque sino la estructura que nos había dejado abiertos a desafíos difíciles innecesarios.

Jonathan: ¿Hubo puntos específicos donde sentiste que el barco estaba tomando otro rumbo?

Mark: Cuando cambiamos de tenerme solo a mí como anciano reconocido a tener un cuerpo de seis de nosotros como ancianos reconocidos, ese fue un punto de inflexión. Fue algo muy vivificante para la iglesia y para mí. Se convirtió en algo más difícil que parecía amenazar la dirección o la unidad de la iglesia con cualquier decisión que se tomara.

Jonathan: Por tanto, si fueras a darle a un joven pastor una lista que aquellos que asisten a la iglesia que necesitan restauración, ¿qué está en tu lista de lo que se debe hacer?

Mark: Predicar buenos sermones, moverse hacia una diversidad de ancianos calificados y ser cuidadosos con la membresía de la iglesia.

Jonathan: ¿Estás diciendo eso para la situación de Estados Unidos o para cualquier lugar? ¿También estás diciendo eso para las iglesias de Brasil, Afganistán y Japón?

Mark: No veo ninguna cultura en la que eso no sería una reflexión fiel de la Escritura. Así que, sí, para cada lugar del planeta.

Jonathan: ¿Cuáles son algunos errores que has cometido? ¿Y cuáles fueron algunas de las lecciones que aprendiste de ellos?  

Mark: Estoy seguro de que no siempre tuve el discernimiento para saber lo mucho que cualquier desafío en particular costaría. Así que pude haber tenido cierta respuesta acerca del ministerio de mujeres, acerca de los grupos pequeños, acerca del ministerio radial, acerca de las clases de escuela dominical de las mujeres de la tercera edad, acerca de las cenas de los miércoles en la noche, acerca de la bandera norteamericana y cristiana y pudiera continuar. En resumen, hubo muchas cosas que pensé que tenían un precio pero en realidad tenían otro, generalmente uno mayor. Con una diversidad de ancianos me hubiera dado cuenta de ello más fácilmente.  

Frecuentemente le digo a los jóvenes que tienen mucha agudeza y una mala percepción de la profundidad, ese era yo. Los jóvenes necesitan hombres mayores que los ayuden con esto.

Jonathan: ¿Piensas que se necesitaría cierto tipo de hombre para hacer este trabajo de «sacar una iglesia de la decadencia»?

Mark: Eso depende del tipo de iglesia. Pero pienso que si tienes tendencia a ser un poco conflictivo, si tienes mucha dureza, si tu esposa me hablaría acerca de ti, entonces pudiera ser un poco mejor si plantas una iglesia o vas a una iglesia que ya sea sana. Pero si te encuentras en una situación que necesita algún cambio serio, entonces primero tienes que estar dispuesto a celebrar lo que es bueno acerca de ello en la actualidad en lugar de decirles a todos lo que está equivocado con ellos. Por tanto, si ese tipo de gracia no es algo que Dios te ha dado de manera natural o no está trabajando en tu alma, entonces eso será difícil de eliminar. Hay algunas personas que conozco que son simplemente más doctrinales. Solo tienen dos velocidades.

Jonathan: ¿Y cuáles son las dos velocidades?

Mark: Correcto o equivocado. Estoy haciendo preguntas cada semana y mi respuesta es algo como «sí, no sé», y estoy profundamente de acuerdo con eso. Cada vez que digo que no sé, descarto cualquier ilusión de que soy Dios.

Jonathan: Última pregunta, ¿cómo es que esta obra de restauración afecta a tu esposa e hijos? ¿Cuáles consideraciones deberían otorgar los hombres a eso?

Mark: Pienso que si hubiera expectativas para tu esposa e hijos te gustaría que ellos estuvieran tan visibles como sea posible, y así poder apropiarte de ellos o rechazarlos lo más claramente posible. Tu esposa no debe sentir que es una competencia fundamental para ti con tu trabajo, especialmente si tu trabajo es la iglesia. Tu iglesia puede buscar otro pastor, pero tu esposa no puede buscar otro esposo. Necesitas saber eso más que ella.

Tu esposa tiene que ser parte porque no quieres tener ninguna excusa para afectar sus sentimientos para con la iglesia. Tanto como sea posible, quieres recibir toda la culpa sobre tus propios hombros.

Los esposos necesitan tener una visión a largo plazo. Si no lo hace, arriesga la relación de su esposa con el Señor con relación a la iglesia. Así que, ese es el tipo de sabiduría que necesitas cuando estás pasando por la primera etapa del crecimiento. Después de todo, el éxito es más difícil para una familia que el fracaso porque te ofrece una gran cantidad de cosas aparentemente buenas que podrían ocupar tu tiempo.

Sin embargo, las familias raras veces trabajan de esa manera. Seguro, pueden estar floreciendo y siendo exitosas, pero generalmente esto está acompañado de muchas luchas. Las victorias no son tan rápidas y la tentación para cualquier hombre es decir: «voy a volver donde puedo ver este tipo de salida y este tipo de retroalimentación, porque es opuesto a esto donde simplemente siento que se ha tomado por sentado y donde nada realmente funciona de la manera que deseo».

Para el plantador de iglesia o nuevo pastor, la restauración puede ser una trampa muy poderosa.


Traducido por Samantha Paz.