Clases esenciales: Teología Sistemática

Teología Sistemática – Clase 23: Doctrina de la iglesia – Parte 1

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
30.08.2018

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Clase esencial
Teología Sistemática
Clase 23: Doctrina de la iglesia – Parte 1


  1. Introducción

Acabamos de pasar las últimas cuatro semanas considerando cómo Dios aplica la salvación que ha logrado a las vidas de los creyentes individuales. Si bien Dios ciertamente está interesado en el creyente individual, también hay algo más en lo que él se interesa. Para que pensemos sobre qué es eso, comencemos con una pregunta: ¿por qué viniste a reunirte hoy con esta iglesia en Capitol Hill? ¿Por qué viniste a la iglesia hoy?

Una mejor pregunta para ti es: «¿Qué tan importante es para ti la iglesia?».

A lo largo del curso de la clase de hoy, espero resaltar para ti por qué la importancia de la iglesia puede ser mucho más de lo que crees que puede ser. Y si estoy en lo cierto, es posible que tengas una dinámica totalmente nueva en tu vida que ponga en peligro la forma en que usas tu tiempo, piensas en tu vida y cómo planeas pasar los próximos 10, 20 o 50 años de tu vida.

Hoy y la próxima semana, Dios mediante, examinaremos cómo los creyentes individuales viven juntos como el pueblo de Dios. Esta es un área de la teología conocida como «eclesiología». La palabra griega usual para «iglesia» en la Biblia es ekklesia, que literalmente significa ‘reunión’ o ‘asamblea’[1]. La eclesiología, entonces, es el estudio de la iglesia.

A lo largo de la historia, las personas han debatido sobre cómo entender la iglesia. Estamos familiarizados con los pocos temas controvertidos: ¿Se les permite a las mujeres ser pastoras? ¿Deben los niños ser bautizados?

La próxima semana, si Dios quiere, lucharemos con muchos de esos problemas. Consideraremos el rol de la predicación en la iglesia, el bautismo, la Cena del Señor, la disciplina eclesiástica, el gobierno de la iglesia y el liderazgo bíblico de la iglesia.

Pero antes de llegar a esas preguntas, necesitamos dedicar tiempo para considerar cómo es que Dios ha «organizado» a los creyentes en una institución que él ha ordenado y que, finalmente, trae gloria a su nombre.

¿Cuál es la naturaleza de la iglesia? ¿Cuáles son las intenciones de Dios para la iglesia? ¿Cuáles son las características de una iglesia sana? Antes de continuar, definamos qué es realmente una iglesia.

Puede ver en tu folleto la definición de iglesia evangélica de la Declaración de Fe de nuestra iglesia: «Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregación de creyentes bautizados, asociados por el pacto en la fe y el compañerismo del Evangelio; observando las ordenanzas de Cristo; gobernada por Sus leyes; y ejercitando los dones, derechos y privilegios que se han invertido en ellos por Su palabra, que sus únicos oficiales escriturales son obispos o pastores y diáconos, cuyos requisitos, demandas y deberes están definidos en las Epístolas a Timoteo y Tito».

Hay mucho allí, y aunque no tendremos tiempo para abordar todo esta mañana, sí quiero que repasemos los aspectos más destacados de lo que la Biblia enseña que conforma y define una iglesia. Para hacer eso, pasemos al punto #2 en tu folleto: La iglesia definida.

Una vez más, mientras hacemos esta encuesta esta mañana, quiero que pienses: «Si esto es cierto, ¿qué significa esto para mi vida en lo que respecta a la iglesia?».

  1. La iglesia definida

¿Quién conforma la iglesia? Fíjate que no dije qué conforma la iglesia, sino quién.

La iglesia puede definirse como «la comunidad de todos los verdaderos creyentes en Jesucristo de todos los tiempos»[2]. La Biblia dice en Efesios 5:25: «Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella para santificarla». Aquí el término «la iglesia» se aplica a todos aquellos que son salvos por la muerte de Cristo. Eso necesariamente incluye a todos los verdaderos creyentes de todos los tiempos, tanto los creyentes en la época del Nuevo Testamento como los creyentes en la época del Antiguo Testamento[3].

Para ser claro: «la iglesia» incluye a los verdaderos creyentes antes del tiempo de Cristo. Sin embargo, esto no quiere decir que toda la nación de Israel constituyó la «iglesia del Antiguo Testamento», sino solo aquellos que Dios había traído a sí mismo a través de la fe verdadera durante ese tiempo…

Pablo tiene claro en mente esta idea de un remanente creyente, este grupo de israelitas fieles, en Romanos 9-11 cuando él, como Jesús en Juan 8, aclara quién es el verdadero Israel. «No todos los que descienden de Israel son israelitas», dice en Romanos 9:6. Pablo afirma que no son los descendientes físicos de Abraham quienes son hijos de Dios. Los verdaderos descendientes de Abraham, que son hijos de Dios, son aquellos que tienen fe en las promesas de Dios.

Los apóstoles entendieron que la iglesia era un cumplimiento de las promesas que Dios había hecho a Israel. Así que no nos sorprende ver a Pedro llamando a los cristianos del Nuevo Testamento en 1 Pedro 2: «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios» (1 Pedro 2:9). Tampoco nos sorprende ver a Santiago escribiendo generalmente a muchas iglesias cristianas primitivas y refiriéndose a ellas como «las doce tribus que están en la dispersión». La iglesia es el Israel de Dios, la iglesia es el verdadero sucesor de Israel (Gálatas 6:16)[4].

Si eso es cierto, amigos, lo que eso significa para ti y para mí es que somos la iglesia. Es decir, somos los verdaderos sucesores de Israel. Lo que significa que la totalidad del Antiguo Testamento nos señala. La totalidad del Nuevo Testmento nos señala. No como los héroes, sino más bien como los herederos de las promesas de Dios. Y lo que esto significa, es que nuestra identidad como iglesia se convierte en la parte más importante de nuestro carácter, nuestra persona y nuestra vida. Si toda la historia nos señala, y lo que hemos llegado a ser en Cristo, tenemos que verlo como lo que es… un milagro que vivimos a diario. Amigo, tu identidad como iglesia es el centro inigualable, imprecedente e inimaginable de tu vida. Lo que significa que, muy probablemente, hemos subestimado mucho nuestro lugar en esta historia de Dios y la importancia que tenemos en la narración de la gloria de Dios como su iglesia. Hablaremos más adelante al respecto.

Pero pasemos al punto 3 en tu folleto: La iglesia de Jesucristo.

  1. La iglesia de Jesucristo

Lo siguiente que deberíamos ver, en lo que respecta a la iglesia, es que la iglesia le pertenece a nuestro Señor Jesucristo. Es su iglesia, porque la trajo a la existencia, y él es quien la compró con su propia sangre. En Mateo 16:18, Jesús le dice a Pedro: «Edificaré mi iglesia».

La entrada a la iglesia se gana al tener fe en Jesús. Por tanto, la iglesia «es internacional en la membresía y no permite divisiones étnicas, de género o sociales»[5]. La reconciliación de las divisiones mundanas finalmente se logra en Cristo.

Dentro de la iglesia, según Pablo en Colosenses: «No hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos» (Col. 3:11). En la cruz, Jesús no solo hizo posible la reconciliación entre el hombre y Dios (lo más importante), sino entre el hombre y el hombre. Pablo dice que el propósito de Dios era crear en sí mismo un hombre nuevo (es decir, la iglesia) entre los dos hombres: judíos y gentiles. En consecuencia, los gentiles ya no son forasteros y extranjeros, sino conciudadanos del pueblo de Dios.

Ahora bien, ¿significa esto que dejo de ser «blanco» u «hombre» una vez que me convierto en cristiano y me uno a la iglesia? De ningún modo. Dios no elimina todos los constructos de nuestra identidad. Por el contrario, el punto es que nuestra identidad central ya no se basa en el hecho de que somos  hombres o mujeres, negros o blancos, sino que somos de Cristo, así es, somos cristianos. Somos de Cristo y él es nuestro; él es nuestra máxima identidad.

No pierdas este punto. No solo somos invitados a una iglesia. No se trata solo de una organización institucional en la que hemos sido adoptados. No es un club de campo con el que nos hayamos metido con éxito. No, es todo menos esas cosas. ¡Hemos sido invitados a la iglesia de Cristo! Su sangre fue derramada por lo que nos hemos convertido. Somos adoptados en su familia. Y, entonces, estamos unidos, incorporados y fijados no solo entre nosotros, sino a Jesucristo mismo. Cada vez que entramos a la iglesia, debemos recordar que somos parte de un cuerpo mucho más importante del que nos damos cuenta con una misión mucho más importante de la que a menudo reconocemos: representar y ser el rostro de Jesucristo para las naciones. Ser parte de la iglesia de Cristo significa que tenemos deberes y responsabilidades mucho más importantes que nuestros trabajos, nuestro futuro e incluso nuestras familias.

Pasemos al punto 4: Las metáforas bíblicas para la iglesia.

Para ayudar a los creyentes a entender mejor cómo es la naturaleza de la iglesia, las Escrituras usan muchas imágenes de palabras, muchas metáforas para aclarar cómo debemos pensar al respecto.

En términos generales, estas metáforas se pueden dividir en cuatro grupos, y cada uno tiene algo que enseñarnos acerca de la manera que Dios se relaciona con su pueblo y cuál debería ser nuestra respuesta. Mientras discutimos cada uno de ellos, piensa en lo que estas imágenes significan para nosotros como iglesia. ¿Cómo podemos vivir las metáforas que las Escrituras establecen?

A. Imágenes de la familia

El primer grupo de metáforas, y creo que el más dulce, pertenece a la imagen de una familia. Pablo considera a la iglesia como una familia cuando le dice a Timoteo que actúe como si todos los miembros de la iglesia fueran parte de una familia más grande. Debemos tratar a los ancianos como padres, a los hombres más jóvenes como a hermanos, a las ancianas como madres y a las mujeres más jóvenes como hermanas (1 Timoteo 5:1-2). Se habla de Dios como nuestro Padre celestial (Efesios 3:14), y Jesús llama a sus seguidores sus hermanos y hermanas (Mateo 12:49-50). ¿No es maravilloso?

Estas imágenes nos recuerdan cuán profunda es la relación que aquellos en la iglesia de Cristo deben tener entre sí. Debemos amarnos y tratarnos unos a otros como lo haríamos con nuestra propia familia.

En una metáfora familiar algo diferente, Pablo se refiere a la iglesia como la esposa de Cristo en Efesios 5:22-33. La analogía de la novia nos da un mensaje algo diferente, que trata de la importancia de la pureza, como se nos presenta a Cristo en su regreso.

B. Imágenes agrícolas

El siguiente grupo de imágenes a destacar incluye aquellas imágenes que son agrícolas.

En Juan 15:5, Jesús dice: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer». En 1 Corintios 3, la iglesia es comparada con un campo de cultivos que fue plantado por el hombre, pero que creció gracias a Dios.

Todos estos pasajes tienen aplicaciones específicas cuando se toman en contexto, pero un tema general en ellos es la idea de descansar en Cristo y confiar en Dios para crecer en la vida cristiana.

C. Imágenes de un edificio o templo

La iglesia también se conoce como un edificio en 1 Corintios 3:9. Pero una imagen más pronunciada en las Escrituras es la del «nuevo templo», o el templo de Dios bajo el nuevo pacto. Mientras que un edificio o un lugar de reunión es el término más común para hablar de una iglesia en la actualidad, las Escrituras hablan de la iglesia como una asamblea corporativa de creyentes en Cristo. Es por eso que oirás a Mark cuando dirija el servicio, decir bienvenido a «esta reunión» de Capitol Hill Baptist Church.

Pedro dice en 1 Pedro 2:4-5: «Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo».

Esta imagen de un edificio o templo nos da una clara idea de la intención de Dios para la iglesia. El templo del Antiguo Testamento debía representar a Dios habitando con su pueblo; es donde mostró su gloria al mundo. Y entonces debemos ser conscientes del hecho de que el Espíritu de Dios vive en nosotros, ya que estamos reflejando a Cristo en el mundo.

Y como mencionamos anteriormente, esto significa, entonces, que el mortero que mantiene unidos los ladrillos en la iglesia no debe ser demográfico, como la raza, la edad o la riqueza, sino el Espíritu de Dios que compartimos en Jesús.

D. El cuerpo de Cristo

Finalmente, la idea de la iglesia se expresa en varios pasajes como el «cuerpo de Cristo». Esta es quizá la imagen más conocida de todas.

1 Corintios 12 habla de los valores de las diferentes partes del cuerpo, que se requieren diferentes partes para que el todo funcione como está trazado y diseñado para funcionar. La lección aquí es doble. Primero, hay una exhortación a la unidad en la iglesia: debemos vivir como un solo cuerpo. Segundo, debemos apreciar la diversidad de dones que tienen los diferentes miembros. Todos usamos nuestros diferentes dones para el bien de todo el cuerpo para que Dios pueda ser glorificado. Y la cabeza de nuestro cuerpo es Cristo (Efesios 1:22-23).

Así que vemos que las Escrituras proporcionan numerosas imágenes de la iglesia para ayudar a nuestra comprensión de ella y al Dios que la ha ordenado. Sin embargo, debemos tener cuidado de no dejar que una imagen domine nuestro pensamiento en detrimento de los demás. Como dice Wayne Grudem: «La amplia gama de metáforas utilizadas para la iglesia en el Nuevo Testamento debería recordarnos que no debemos centrarnos exclusivamente en nadie… Cada una de las metáforas usadas para la iglesia debería ayudarnos a apreciar más de la riqueza de la iglesia. Privilegio que Dios nos ha dado al incorporarnos a la iglesia»[6].

No te pierdas esto. El propósito de todas estas metáforas es explicarnos lo que significa ser injertados en la iglesia de Cristo. Están destinadas a mostrarnos con imágenes excepcionales la importancia de nuestra existencia como parte de la iglesia de Cristo. Debemos mostrarle al mundo un amor mutuo que solo se puede reconocer como el que se encuentra en una familia. Debemos aferrarnos al Señor, siguiendo todos sus caminos, mostrando al mundo que no somos nuestros, sino que estamos agradecidos con alguien mucho más grande. Debemos ser el nuevo templo de Dios en el mundo, atrayendo a todos los hombres hacia Cristo. Y debemos ser el cuerpo de Cristo unos a otros, mostrando al mundo una asombrosa exhibición de unidad que impacta los sentidos. A esto hemos sido llamados como la iglesia de Cristo.

Pasemos al punto cinco en el interior de tu folleto: La iglesia visible e invisible.

  1. La iglesia visible e invisible

En su verdadera realidad espiritual como la comunión de todos los creyentes genuinos, la iglesia es invisible; todavía no podemos ver esta iglesia Esto tiene sentido cuando recordamos que nosotros, como humanos, no podemos saber finalmente el estado de los corazones de otros humanos. Ciertamente podemos ver a aquellos que asisten a la iglesia o que han hecho una profesión de Cristo. También podemos ver evidencias externas de cambio interno, pero finalmente no podemos conocer el estado espiritual de otra persona, solo Dios puede.  «Conoce el Señor a los que son suyos», como dice Pablo en 2 Timoteo 2:19. Es por eso que cuando excomulgamos a alguien, no estamos, como la iglesia de Roma, diciendo que esa persona ya no es cristiana; lo que estamos diciendo es que ya no podemos afirmar la profesión de fe de esta persona.

Dicho esto, tenemos alguna idea acerca de la salvación de los demás. Podemos tener mucha confianza en la salvación de alguien basado en el fruto en su vida. Jesús dice: «Por sus frutos los conoceréis» (Mateo 7:16).

Sin embargo, somos falibles y no podemos emitir juicios infalibles sobre la veracidad de la profesión de fe de alguien. Por tanto, al final, solo Dios es quien conoce con certeza y sin error a los verdaderos creyentes. En ese sentido, podemos decir que la iglesia invisible es «la iglesia tal como Dios la ve».

Por otro lado, la iglesia tiene un aspecto visible también. Podemos decir que la iglesia visible es «la iglesia como la ven los verdaderos cristianos en la tierra».

En este sentido, la iglesia visible incluye a todos aquellos que profesan a Cristo y evidencian su profesión por los frutos en sus vidas. Vemos esta implicación varias veces en las Escrituras.

Pablo dirige muchas de sus cartas a los contingentes de la iglesia visible tal como la hemos definido. «A la iglesia de Dios que está en Corinto», escribe en 1 Corintios. Pablo escribe a «Filemón…  y a la iglesia que está en [su] casa», en Filemón 1:1-2.

Pablo también menciona con frecuencia, tanto genéricamente como por nombre, falsos profetas, o aquellos que parecían ser creyentes, pero luego renunciaron a la fe. En otras palabras, debido al pecado y al error humano, la iglesia visible siempre incluirá a algunos no creyentes. Pero el Señor es soberano sobre la integridad de la verdadera iglesia, y reconocerá a los verdaderos creyentes cuando llegue el momento.

Una de las cosas por las que nos esforzamos como iglesia es tener una membresía compuesta solo por cristianos. Queremos que nuestra iglesia consista en una membresía de la iglesia regenerada; en otras palabras, queremos que todos nuestros miembros nazcan de nuevo, sean cristianos[7]. De lo contrario, nuestro testimonio como iglesia se verá comprometido. Creemos que, en la medida de lo posible, la membresía en la iglesia visible debe coincidir con la membresía en la iglesia invisible. Es por eso que cuando alguien quiere ser miembro de esta iglesia, debe profesar fe en Cristo, haber hecho esa profesión públicamente en un momento en el bautismo, su conocimiento del evangelio debe haber sido examinado, y comprometerse con nosotros a someterse a la disciplina y doctrinas de esta congregación local. ¿Por qué? Para que CHBC muestre mejor el evangelio a aquellos en nuestra comunidad[8]. Si te vas con nada más, sal de aquí sabiendo esto: la iglesia es una muestra de la gloria de Dios. Es el evangelio hecho visible.

Pasemos al punto 6.

  1. La iglesia local y universal

Esta es otra distinción que los cristianos han hecho: la iglesia local y la iglesia universal. En el Nuevo Testamento, la palabra griega para «iglesia» se usa para describir a un grupo de creyentes que pactan en casi cualquier nivel, que va desde unas pocas personas en un hogar privado hasta el grupo de todos los verdaderos creyentes en la iglesia universal.

Por ejemplo, Pablo escribe en 2 Corintios 16:19: «Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor». Aquí hay una reunión de la iglesia local en la casa de un miembro. Asimismo, el libro de Apocalipsis está dirigido a siete iglesias específicas en Asia.

En Hechos 9:31 vemos a la iglesia mencionada en un sentido más universal: «Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria». También, en 1 Corintios 12:28, Pablo dice: «Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros…».

Si sabes cómo se emplea el término «apóstol» en el Nuevo Testamento, que es alguien que no fue dado a ningún cuerpo eclesiástico en particular, como el caso un anciano o maestro, entonces está claro que la referencia aquí es para la iglesia universal.

El punto aquí es que un grupo de creyentes en cualquier nivel, que cumplen con los criterios bíblicos para una iglesia, puede caer correctamente bajo la definición específica o general de la palabra «iglesia». Nosotros en CHBC somos una iglesia local, pero nosotros también formamos parte de la iglesia universal de la que forman parte las iglesias, como la 4ª presbiteriana. Entonces, ¿por qué es importante esta distinción entre una iglesia local y universal? Porque el Nuevo Testamento espera que los cristianos se unan a su iglesia local. Como dice Mark, la membresía de la iglesia local es básica para el cristiano, no opcional. La iglesia universal nos recuerda que no estamos solos y que podemos asociarnos con otras iglesias que creen en el evangelio por el bien del evangelio. Mucha gente dirá: «Bueno, puedo ser parte de la iglesia universal, no de la iglesia local». Pero eso es como decir que puedo ser un jugador de béisbol sin estar en un equipo; no tiene sentido.

Avancemos rápidamente al punto 7: La iglesia militante y triunfante.

¿Qué significa cuando las personas dicen que la iglesia es «militante» y «triunfante»? Bueno, la iglesia es «militante» en el sentido de que está compuesta por aquellos que aún viven y participan constantemente en la guerra espiritual. Está llamada a la guerra santa. Esto no significa que la iglesia use las armas de este mundo (2 Corintios 10:4). Nadie puede convertirse en cristiano al ser coaccionado como lo hace una persona para convertirse en musulmán. Un cristiano recibe un nuevo corazón por el Espíritu de Dios para vivir una vida de arrepentimiento y fe y armadura espiritual para ese fin. Nuestra lucha no es contra carne ni sangre, sino contra las fuerzas espirituales del mal en este mundo y en los reinos celestiales (Efesios 6:12).

La iglesia no solo se conoce como militante sino también como triunfante. Esto solo significa que está compuesta por aquellos que están en el cielo, y en el cielo la iglesia se mostrará victoriosa. Cristo dijo que él edificaría su iglesia y que las puertas del infierno no prevalecerían contra ella (Mateo 16:18). No estamos peleando una batalla perdida, sino una batalla que ya se ganó en Cristo, ¿amén?

  1. Los atributos de la iglesia

Por último, hablemos de los atributos de la iglesia.

De vez en cuando leemos el Credo de Nicea durante nuestras reuniones dominicales. Bueno, ¿qué quiere decir el Credo de Nicea cuando se refiere a la iglesia como «una Santa Iglesia Católica y Apostólica»? Pensemos en cada adjetivo por separado.

Primero, la iglesia es una. Efesios 4:4 dice: «un cuerpo». La unidad de la iglesia significa su unidad en Jesús. En Juan 17, Jesús ora al Padre por todos los creyentes para que «sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú [el Padre] me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado» (Juan 17:23). Esta unidad se basa en Cristo y glorifica a Cristo, y se fortalece a medida que hacemos todo lo posible por «guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Efesios 4:3).

Entonces, ¿por qué las iglesias se dividen en denominaciones? Porque Dios dio su Palabra perfecta a un pueblo caído. Los cristianos son falibles y difieren en cuestiones doctrinales de importancia secundaria. Estas diferencias de ninguna manera reflejan pobremente en la claridad o veracidad de las Escrituras. La unidad del cristiano es espiritual y no necesariamente organizacional. De una manera, las denominaciones ayudan a hacer posible la unidad organizacional en la iglesia al eliminar las barreras que pueden causar desacuerdos en una iglesia. Pero «tal vez el Señor permite que existan diferencias para enseñarnos cómo amar»[9].

Segundo, la iglesia es santa. Phil Ryken señala: «Con excepción del sistema penitenciario, la iglesia es la única institución para las personas malas». No es nuestra propia justicia la que nos hace santos, sino la justicia de Cristo. La iglesia es purificada por la sangre de Cristo y santificada. Somos santos porque Cristo es santo. La novia es santificada por la santidad del novio.

Tercero, la iglesia es católica. ¿Qué quiere decir católica? Católica básicamente significa universal [no católica romana]. La iglesia es universal. Ya discutimos esto al hablar de la iglesia universal y local. Está formada por todos los creyentes de todos los tiempos, y eso es algo por lo cual debemos alabar a Dios.

Cuarto, la iglesia es apostólica. Los católicos romanos dirían que ser una iglesia apostólica significa que hay una sucesión apostólica de obispos que han heredado la autoridad de los apóstoles para ejercer dominio sobre la iglesia. Los carismáticos, por otro lado, dirían que ser una iglesia apostólica significa que «la iglesia puede hacer hoy lo que los apóstoles hicieron en la iglesia primitiva» con sus señales y prodigios milagrosos[10]. Pablo dice en Efesios 2:20 que la iglesia está «edificada sobre el fundamento de los apóstoles», y aquí es donde debemos comenzar.

Los apóstoles fueron comisionados por Jesús para representarlo al mundo y difundir su evangelio. Jesús es la piedra angular y los apóstoles sentaron las bases. El Espíritu Santo les dio el poder y la autoridad para hablar y actuar en el nombre de Cristo. Y fue sobre esta base de actos y enseñanzas que la iglesia se sostiene. Los apóstoles fueron comisionados y ahora llevamos esa comisión al mundo en forma de proclamación del evangelio.

Entonces, la iglesia es una, santa, católica y apostólica.

La próxima semana, estudiaremos las marcas de una verdadera iglesia cristiana.

Permíteme cerrar con esto. Si la iglesia es, de hecho, de Cristo. Y si es verdad que Cristo murió por su iglesia, fundó su iglesia, edificó su iglesia y ahora dirige su iglesia, debemos mirar a la iglesia de una manera muy profunda. ¿De qué manera? De una manera que ve a la iglesia como la novia de Cristo. Como la gloria de Cristo. Como el legado de Cristo. Como el cuerpo de Cristo inmortalizado en tu vida y la mía. Nunca debemos hablar mal de la iglesia. Nunca debemos descuidar a la iglesia. En cambio, si es la iglesia de Cristo que debemos llegar a ser, entonces nuestras vidas deberían estar centradas en el cuerpo mismo del que afirmamos seguir con devoción plena. Entonces, mi pregunta para ti es: ¿Cuán importante es la iglesia para ti? Cualquier cosa menos que el pináculo de la vida, y creo que hemos malentendido el propósito de la iglesia y de la cruz. Glorifiquemos al Señor hoy a través de nuestra participación, servicio y dedicación a la iglesia de Jesucristo. ¿Amén? Oremos.

APÉNDICE A

Posibles citas que agregar: 

¿Cuáles son los propósitos de la iglesia?

Glorificar a Dios a través de…

  • La adoración (Efesios 1:12)
  • El evangelismo (Mateo 28:19)
  • El discipulado (Colosenses 1:28)

En lo que respecta a la imagen del cuerpo de Cristo

«La iglesia local no se considera aquí como una simple parte de un cuerpo de Cristo más grande, sino como el cuerpo de Cristo en ese lugar. Este es otro apoyo para una comprensión adecuada de la autonomía de la iglesia local. Ninguna iglesia local debe estar aislada, pero ninguna iglesia local necesita un cuerpo más grande estar completa o permitir que funcione. Es el cuerpo de Cristo, que posee un estado eclesial completo» (J. Hammett, Biblical Foundations for Baptist Churches  [Fundamentos Bíblicos para Iglesias Bautistas], p.37).

 

 

[1] NDBT, 408.

[2] Wayne Grudem, Teología Sistemática.

[3] Id.

[4] En un sistema dispensacional, una dicotomía o separación antinatural es forzada entre Israel y la iglesia. Si bien hay algunas diferencias, Israel no fue llamado a ser un fin en sí mismo. Israel señalaba a la iglesia como el Israel espiritual, que cumplía en mayor medida las promesas hechas a Abraham a través de la obra de Cristo. Ser un «judío» no era serlo externamente, sino internamente (Romanos 2:28-29). Cuando Jeremías anunció el nuevo pacto en Jeremías 31 31-34, se hizo con la casa de Israel, pero Israel ya estaba exiliado en ese momento. Él estaba hablando del verdadero Israel espiritual. Incluso pasajes como Lucas 13:28 muestran que no todo Israel será salvo sino aquellos que siguen a Jesús.

[5] NDBT, 408.

[6] Grudem, 859.

[8] Mientras tratamos de hacer que la membresía de la iglesia sea lo más parecida posible a la iglesia invisible, en algún momento debemos definir los límites para que aquellos en una iglesia adoren juntos.

[9] R. Phillips, The Church.

[10] P. Ryken, The Church.