Clases esenciales: Teología Bíblica

Teología Bíblica – Clase 5: La Historia desde Edén hasta Jerusalén

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
04.04.2018

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Clase esencial
Teología Bíblica
Clase 5: La Historia desde Edén hasta Jerusalén


Introducción

¿Qué hace que un lugar en particular sea sagrado? ¿Existe tal cosa como un lugar sagrado? ¿Es la estructura arquitectónica de un edificio? ¿Es un lugar en particular? ¿Algún significado histórico? ¡Elvis Presley almorzó allí! ¿Pero en términos del cristianismo tenemos lugares sagrados? ¿Por qué llamamos santuario a la iglesia? ¿Por qué las personas hacen peregrinajes a Jerusalén, Roma y muchos otros lugares a lo largo del Mediterráneo?

La idea de un lugar sagrado, un lugar que por naturaleza está conectado con Dios, es importante para el tema de la Biblia. Como veremos hoy, la morada de Dios es importante para la historia de la Biblia. Primero daremos un recorrido a través de la Biblia, buscando el tema de la morada de Dios. Luego, tomaremos algunas enseñanzas para nosotros hoy.

Toma tu Biblia y ábrela en los dos últimos capítulos del libro de Apocalipsis, capítulo 21. Este es el final del libro y Juan narra nuevamente una visión, él la introduce con estas palabras: «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.» (Apocalipsis 21:1-3)

Nuestra atención debe estar enfocada en esta ciudad santa que viene y llena la nueva tierra. Y la voz anuncia que Dios ahora mora junto a los seres humanos. Esta visión es el final de la historia de la Biblia. No obstante, Juan está usando ilustraciones que son similares a otra parte de la Biblia, el inicio. Por tanto, ve conmigo al inicio: Génesis.

El jardín

Aprendemos de Génesis 1-2 que Dios creó todas las cosas pero luego creó Edén, el jardín, como un lugar donde el hombre (creación de Dios) y Dios moran. Fue la residencia divina de Dios, un lugar donde Él moraba y convivía con el hombre. Génesis 3:8 describe a Dios caminando y hablando en el jardín. [Se usa la misma palabra en Levítico 26:12; Deuteronomio 23:14; 2 Samuel 7:6-7] Génesis 2:15 habla acerca de como Dios colocó a Adán en el jardín para que lo labrara y guardase, con este encargo él está adorando a Dios. Él es un sacerdote. [Sirve a la palabra de Dios y protege el «templo» de las cosas inmundas.]

La caída

Adán fracasa en su encargo. Él fracasa en guardar la morada de Dios y permite que la serpiente contamine el jardín. Debido a que Adán fracasó, el templo ahora está contaminado. Y no solo eso, sino que fracasaron en adorar a Dios como los sacerdotes que Dios creó en ellos. Adán y Eva son entonces despojados de su estatus sacerdotal y expulsados del santuario. «Ya no tienen acceso inmediato a Dios, ni viven en el jardín-templo. Mayormente, sus acciones pusieron en peligro el cumplimiento del plan de Dios para que toda la tierra se convirtiera en un jardín-ciudad.»[1]

Sabemos que en los siguientes capítulos de Génesis la humanidad en lugar de expandirse para llenar la tierra como portadores de la imagen de Dios, creció en violencia y maldad. Dios establece «crear nuevamente» el terreno a través de la descendencia de Noé. «Las aguas que retroceden ofrecen un nuevo comienzo pero la naturaleza humana no ha cambiado. Las personas aun tienen tendencia a pecar y contaminar la tierra.»[2]

Pero al igual que Adán, la descendencia de Noé fracasó en su encargo. Y en una situación irónica de Génesis 11, la humanidad en lugar de llenar la tierra estableció construir una ciudad que llegara hasta el cielo para que la humanidad no fuera dispersada a través de la tierra. Esto es una revocación total del plan de Dios. Dios está interesado en hacer que toda la tierra sea su residencia llenándola de personas santas. Babel es un intento de llegar al cielo y evitar llenar la tierra. Un autor lo expresa de esta manera: «Esto representa la antítesis de lo que Dios buscaba. A la luz del proyecto original de la creación, Babel es un claro recuerdo de lo lejos que la humanidad había caído y en lo pervertida que se había convertido.»[3]

«El plan original de Dios es que toda la tierra se convierta en una ciudad-templo llena de personas que tienen un estatus santo o sacerdotal. Trágicamente, las acciones de Adán y Eva ponen en peligro el cumplimiento de este proyecto. A pesar de ello, Dios en su gracia y misericordia se embarca en un largo proceso diseñado para revertir este fracaso y llevar a término su plan de la creación.»[4]

El tabernáculo

En Génesis 12, inmediatamente después del evento de Babel, Dios buscó a Abraham. Leyendo entendemos que a través de las promesas de Abraham, Isaac y Jacob es puesto en marcha una vez más que Dios more en la tierra. A través de los patriarcas, Dios tiene comunión con ellos por medio de lugares de pequeños sacrificios o santuarios. Dos ejemplos de esto incluyen el monte Moriah en Génesis 22 (ver 1 Crónicas 3:1) y Betel en Génesis 28.

Sabemos que todos los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob terminaron en Egipto. Al inicio de Éxodo vemos que los israelitas estaban cumpliendo en parte el mandato que Dios le dio a Adán, Noé, Abraham, Isaac y Jacob. Sin embargo, el pueblo no halló favor con el rey y Dios envía a Moisés como su mensajero y luego rescata milagrosa y poderosamente a su pueblo. En Éxodo 19 Dios establece un pacto con Israel. Él los llama un «reino de sacerdotes y una nación santa.» Ellos debían ser sacerdotes-reyes que cumplan el propósito que Dios tenía para Adán y Eva, ¿pero cómo Dios iba a morar en medio de su pueblo?

Dios ordena la construcción de una carpa especial. Toda la segunda mitad de Éxodo habla detalladamente de esta carpa. No voy a entrar en detalles, pero la carpa debía tener tres áreas diferentes. A continuación la manera como el autor resume la estructura del tabernáculo: «Una barrera con cortinas formaba un patio rectangular con una entrada hacia el este. Dentro de este patio estaba el tabernáculo, una gran carpa dividida en dos secciones. Entrando por el este, el primer salón de la carpa era el lugar santo. En esta parte estaba la menorá, la mesa con los panes de la proposición y el altar del incienso. Un par de cortinas bordadas con querubines separaba el lugar santo del lugar santísimo. El último salón era el santuario interno donde estaba colocada el arca del pacto. Esta caja rectangular tenía una doble función, como estrado de un trono y como cofre. Como estrado de un trono, el arca del pacto extiende el trono celestial hasta la tierra; aquí es donde los pies del rey divino tocan la tierra.

Por consiguiente, el tabernáculo une el cielo con la tierra.»[5]

[Mientras más cerca estás del estrado del trono, más pureza y santidad es necesaria]

Aquí vemos imágenes de Edén y como los aspectos de esta carpa especial se relacionan con el plan de Dios para la tierra. El querubín guarda el lugar santísimo, la entrada es por el este y al igual que Adán los sacerdotes levíticos son instruidos a servir y guardar. Debía ser la morada de Dios (ver Éxodo 25:9; 26:1; 27:9; 38:21; 40:9; Levítico 8:10; Números 1:50-51; 3:7-8; 4:16; 5:17; 7:1; 9:15). Cuando fue finalmente construido en Éxodo 40:34-35 [«Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.  Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba»], la gloria de Dios llenó la carpa y permaneció en ella. Y así, a través de su jornada en el desierto hacia la tierra prometida, la presencia divina que se manifestaba como una nube durante el día y fuego durante la noche (Números 9:15-17, 22) estaba íntimamente relacionada con el tabernáculo. [Moisés se reunía con Dios en la carpa –ohel moed– carpa de reunión.] El tabernáculo también nos muestra que el Dios del universo habita con un pueblo o nación. Esta idea la abordaremos la próxima semana.

Debo hacer una salvedad para expresar que con esto no quiero decir que la presencia de Dios está limitada a una carpa. El arca, como mencioné, es identificada como un estrado de un trono que apunta hacia el trono celestial indicando que la existencia de Dios no estaba contenida solo en el tabernáculo.

Hay mucho que profundizar en este punto de la historia pero el tiempo nos presiona a continuar. «El tabernáculo era un modelo a pequeña escala y un recordatorio simbólico para Israel de que la presencia gloriosa de Dios finalmente llenaría todo el universo y que ese universo sería el contenedor de la gloria de Dios y no simplemente un pequeño contenedor arquitectónico.»[6]

El templo de Jerusalén

En Josué 8 vemos algunas de las tribus establecidas en la tierra que Dios le había prometido y el tabernáculo construido, que también es construido en Silo. En 1 Samuel 2:12-17 encontramos el trágico evento donde Dios abandona el santuario de Silo. El significado trágico de este evento es expresado por la esposa de Finees cuando le llama al hijo que nacería huérfano ‘Icabod,’ diciendo «¡Traspasada es la gloria de Israel!» (1 Samuel 4:21). La historia continúa y el pastor David es elegido como rey de Israel. Con este evento Jerusalén es conquistada y el arca es llevada a la ciudad. Aquí Dios ha escogido su nueva morada terrestre en la ciudad donde el rey de Israel vive. No obstante, David ve la incongruencia de esta situación. En 2 Samuel 7, David se lamenta: «Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.» (2 Samuel 7:1-2) David reconoce que su residencia no debe ser más grande que la casa del Señor Dios. Y a pesar de los deseos de David de construirle una gran casa a Dios, Dios le responde que construirá una casa para David [dinastía] y que el hijo de David construiría una casa para Dios [templo].

«Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, 11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.» (2 Samuel 7:8-16)

Es Salomón, el hijo de David, quien finalmente construye el templo. 1 Reyes 8:10-11, describe la dedicación del templo terminado y es usado el mismo lenguaje de la gloria de Dios llenando el templo que vemos anteriormente en Éxodo. Esto significa que el templo de Jerusalén ahora ha reemplazado el tabernáculo.

Cuando esto sucede el templo reemplaza el tabernáculo como morada terrestre de Dios y los reflejos del Edén son vistos en esta estructura permanente. Según el Salmo 68 [«Sino que escogió la tribu de Judá,
El monte de Sion, al cual amó.»
(Salmo 78:68)] y Salmo 132:13 [«Porque Jehová ha elegido a Sion;
La quiso por habitación para sí.»
(Salmo 132:13)], el Señor escoge a Jerusalén como su morada. Ya que el proyecto de la creación de Dios es crear una ciudad-templo que abarque toda la tierra, es fácil ver como Jerusalén es vista como si estuviera cumpliendo parcialmente el plan de Dios. [LEE el Salmo 48; aquellos que moran en Sión son bendecidos debido a la presencia de Dios.]

Los salmos ilustran esta idea en muchos lugares. Hay toda una sección del salterio (120-134) con canciones que son utilizadas por aquellos que suben al templo.

Durante 400 años, a través de reyes justos y malvados el templo de Jerusalén sobrevivió. Finalmente, la acumulación de fracasos de los reyes y ciudadanos de Jerusalén dieron lugar a la destrucción del templo y la destrucción de la ciudad por parte de los babilonios. Isaías 1 destaca la gran discrepancia existente entre lo que el pueblo de Dios debía ser como ciudad-templo santo y justo y lo que realmente eran. Pero las profecías de Isaías cambiaron de la ciudad histórica de Jerusalén a la Nueva Jerusalén del futuro. Y en Isaías 2 esta transformación futura es anticipada. En Isaías 65 vemos visiones de una ciudad futura transformada.

Asimismo otros profetas como Ezequiel, destaca en los capítulos 40-48 como aun en el exilio Dios está comprometido con hacer que toda la tierra sea su morada. Él emplea tiempo significativo describiendo su templo idealizado del futuro. Y en lo más sorprendente de las primeras partes del libro Dios le cambia el nombre a la ciudad: Jehová está allí (Ezequiel 48:35). [Desde Jerusalén hasta yhwh-salem)

[Zacarías ve en el futuro una ciudad transformada en la que Dios morará. 8:3: «Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.» 8:7-8: »Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí, yo salvo a mi pueblo de la tierra del oriente, y de la tierra donde se pone el sol;  y los traeré, y habitarán en medio de Jerusalén; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia.»]

En el tiempo de Zacarías, bajo el liderazgo de Esdras, el pueblo de Dios volvió a Jerusalén y buscó reconstruir el templo. Vemos en Esdras 3 que cuando los fundamentos son construidos algunos lloran porque recuerdan la gloria del antiguo templo, pero algunos se regocijan porque ven esto como otro cumplimiento del plan de la creación de Dios. Pero son necesarias medidas adicionales. [Aclaraciones: ¿declaración de Ciro? ¿2 Crónicas 36:23?]

Jesús

Vemos al inicio del capítulo del evangelio de Juan, que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros, o se hizo tabernáculo entre nosotros [Juan 1:14], en la persona de Jesús. Jesús es el templo hacia el cual todo los templos anteriores apuntan y anticiparon (ver 2 Samuel 7:12-14; Zacarías 6:12-13). Jesús expresó que ahora el perdón de pecados viene a través de Él y no más a través del sistema de sacrificios del templo. Esto sugiere que Él estaba asumiendo la función del templo porque en Juan 2:13-17 el templo no estaba cumpliendo su propósito porque era un mercado. Él muchas veces se refiere a sí mismo como la piedra angular del templo (Marcos 12:10; Mateo 21:42; Lucas 20:17). Jesús también le dijo a los líderes judíos en Juan 2:18-21 que Él era el templo. [Menciona la destrucción; Lucas 21].

La iglesia

En 2 Corintios 6:14-18, Pablo aclara que la iglesia (no el edificio sino las personas) es el templo de Dios. Cuando creemos en Jesús, estamos unidos a Cristo y el templo (ver 1 Corintios 3:16; 6:19) [«porque somos el templo del Dios viviente», ver Efesios 2:21-22; 1 Pedro 2:5, Apocalipsis 3:12; 11-12]. Sin embargo, Pablo parece estar apuntando a algo más y ve la iglesia como el comienzo del cumplimiento del plan de la creación que Dios tenía. ¿Pero qué exactamente es lo que Pablo tiene en mente?

Por consiguiente, en Hebreos 11 la fe de Abraham es reflejada en el hecho de que esperaba con ansias «porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.» [Leer Hebreos 11:8-10, 13-16]

Hebreos 11:8-10 (ESV)

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 

Hebreos 11:13-16 (13-16)

Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver.

Abraham estaba esperando una ciudad. El autor de Hebreos, al igual que Pablo, está convencido de que la experiencia futura de todos los creyentes incluye una ciudad. En 12:22 se habla una vez más de esta ciudad, describiéndola como «la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial,» y más adelante establece, «Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria» (Hebreos 13:14). [Menciona lo levítico «entrando al templo»]

La Nueva Jerusalén

El apóstol Juan tiene una visión de lo que vendrá en Apocalipsis. Él ve que vendrá un tiempo cuando todo lo que es malvado e impuro será removido de esta tierra. «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.  Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.  Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.» (Apocalipsis 21:1-4)

Modelos en la historia

Promesa-cumplimiento

Lo que tengo aquí en el folleto es la idea del cumplimiento de la promesa. Pero a medida que avanzamos en la historia, queda muy clara una cosa. Lo que Dios buscaba en el jardín encuentra su cumplimiento «literal» en la Nueva Jerusalén. Permíteme explicar esto con una ilustración: observando algo a la distancia y de cerca. Ambas cosas son «literales.» Beale lo dice muy claramente: «…Cristo no solo cumple todo lo que el templo del Antiguo Testamento y sus profecías representan sino que Él es el verdadero significado por el cual existió el templo. El establecimiento del templo por parte de Cristo en su primera venida y la identificación de su pueblo con Él como templo, donde mora la presencia de Dios de la misma manera que el tabernáculo. Esto es una visión magnificada de la forma inicial del templo de la nueva creación y Apocalipsis 21 es la imagen más magnificada de la forma final del templo que tendrá este lado del nuevo universo consumado. Al igual que las visiones distantes y cercanas de la tierra, esta visión del templo no debe ser mal entendida como la disminución del cumplimiento literal de las profecías del Antiguo Testamento.» [Citas en palabras personales; menciona a Abraham]  

Tipología

Recuerda que mencionamos que la tipología era un evento histórico, persona o cosa que Dios utiliza en la historia redentora para anunciar un evento, persona o cosa de una manera más clara, mayor y completa que como se hizo anteriormente. En nuestra historia tenemos un par de ejemplos de tipología:

Adán recibe la palabra de Dios y lleva a cabo esa obediencia en el jardín. Luego el verdadero propósito de estos elementos es aceptado por los patriarcas y más adelante por los sacerdotes. Pero el verdadero sumo sacerdote es Jesús, quien cumple a la perfección lo que Dios buscaba para Adán.

Edén=>santuarios de los patriarcas=>tabernáculo=>templo de Jerusalén=>Jesús

Continuidad/Discontinuidad

Pienso que un par de ejemplos de continuidad incluyen el plan original de Dios para llenar la tierra de su gloriosa presencia. Desde el inicio Dios buscaba esto, y es algo que vemos que Él cumplió en Apocalipsis.

Una gran discontinuidad es la idea de la construcción de un templo físico en Jerusalén. Esto nos lleva a las preguntas que hice al principio, ¿están los santuarios aquí? ¿Hay un templo que es necesario construir en Jerusalén? Aquí, la discontinuidad nos permite decir que no hay necesidad de un templo físico. Beale nos ayuda con esto: «enfocarse solo en un templo físico futuro como el cumplimiento sería como ignorar que Cristo en su primera venida comenzó a cumplir su profecía y que la cumplirá en la nueva creación eterna; así que si aun es necesario que se construya un templo físico futuro en Israel, esto solo apuntará hacia Cristo y Dios como el templo en la nueva creación eterna que es ilustrado en Apocalipsis 21:22. Por tanto, enfocarse solo en un templo físico futuro como el cumplimiento es cómo enfocarse mucho en la imagen física del templo y no lo suficiente en lo que verdaderamente representa esa imagen. [Piensa más en Israel]

Uniéndolo todo

1)   Dios es un creador santo.

La naturaleza de Dios como creador está muy clara en los primeros capítulos de Génesis. Pero también está claro lo santo que es Él. Él no puede tolerar que su templo sea contaminado y por eso es que nuestra historia habla acerca de los niveles de santidad que son requeridos para estar en la presencia de Dios. Él es un Dios santo y gloria santa un día llenará la tierra.

2)   Dios establece como es que la humanidad debe tener una relación con Él.

Jonathan tocó este tema la semana pasada, pero a través de los pactos Dios determina como es que su pueblo puede acercarse a Él. Adán tuvo una comunicación total, sin pecado, luego Dios escoge hablar a través de un mensajero, luego a través de los profetas, y ahora Él nos habla a través de su Hijo.

3)   Dios busca que su gloria llene la tierra.

Esta es una abstinencia constante de la Escritura. Los salmos son ricos en esta ilustración. Pero como hemos visto desde el principio, el objetivo de Dios es que los portadores de su imagen den a conocer a Dios a través de su obediencia a su Palabra y su santidad. Aun después del pecado de Adán y Eva y la maldición que cayó sobre toda la humanidad, Dios buscó que su gloria llenara toda la tierra a través de su templo.

4)   En Cristo, Dios mora a través del Espíritu en la iglesia universal.

¿Cómo es que primeramente experimentamos la presencia al estilo del tabernáculo de Dios? Creyendo en Cristo: que Él murió por nuestros pecados, se levantó de la muerte y reina como el Señor Dios. El Espíritu de Dios entra en efecto y mora en nosotros de la misma manera que Dios habita en el santuario de Edén y el templo de Israel. La presencia de Dios será manifestada cada vez más en nosotros conforme crecemos por gracia en nuestra fe en Cristo y Su Palabra.

5)   Los cristianos son el templo investido, diseñado para expandir y difundir la presencia de Dios a lo largo de la tierra.

Esta es la parte de la historia en la que la función del «testimonio» y la «misión» cristiana deben ser entendidas. Greg Beale resumen bien la misión de la iglesia: «nuestra labor como iglesia es ser el templo de Dios, tan llenos de su presencia que la expandamos y llenemos la tierra con esa gloriosa presencia hasta que Dios finalmente cumpla su objetivo completamente al final de los tiempos. Esta es nuestra misión común unificada. Unámonos en torno a ese objetivo.»

[6 & 7 La iglesia es el templo (1 Corintios 3; 2 Corintios 6; Efesios 2) – los marcadores alrededor de la tierra son las ordenanzas en las personas. Ejerce las llaves del reino aquí donde habitan estas personas. La iglesia es un sistema de programación.]

Conclusión

Esa es la historia de la morada y presencia de Dios como se narra a través de toda la Biblia. La próxima semana veremos al pueblo de Dios a lo largo de toda la Biblia.

 

[1] Alexander, T. Desmond. From Eden to New Jerusalem: An Introduction to Biblical Theology. Grand Rapids, Mich: Kregel Academic & Professional, 2009. p.27

[2] ibid., p. 29

[3] ibid. p. 30

[4] ibid. p. 30-31

[5] ibid. p. 33-34

[6] Beale, Gregory K. “Eden, the Temple, and the Church’s Mission in the New Creation.” Journal of the Evangelical Theological Society 48, no. 1 (March 1, 2005): 5–31., p. 18