Predicación expositiva

¿Sufres de «anorexia bíblica»?

Por Keri Folmar

Keri Folmar es la esposa de John Folmar, pastor de la Iglesia Cristiana Unida de Dubai, una iglesia evangélica de Oriente Medio, y madre de tres hijos. Ha escrito varios estudios bíblicos sobre la mujer y es la editora de la serie "La buena porción", una serie de teología sistemática para mujeres de enfoque cristiano, que incluye su propio libro "Escrituras": La Doctrina de la Escritura para toda mujer. Keri es abogada y anteriormente fue la consejera principal del Subcomité de la Constitución de la Cámara de Representantes, donde fue la redactora de la prohibición del aborto por nacimiento parcial.
Artículo
29.04.2019

Nuestras almas pueden estar muriéndose de hambre al igual que nuestros cuerpos. Jesús dijo: «no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). Nuestras almas requieren de alimento regular de las Escrituras. Y fíjate en la palabra «toda» en Mateo 4:4. Necesitamos toda la Palabra de Dios para mantenernos saludables, no sólo versículos aquí o allá. A. W. Tozer estaba en lo correcto cuando dijo: «nada menor a toda la Biblia puede hacer de un cristiano alguien completo».

Tenía una amiga llamada Julie en la escuela secundaria que tuvo anorexia nerviosa. La anorexia es una enfermedad que destruye a algunas mujeres, haciendo que pierdan peso de forma extrema al rehusarse a comer. Esto tiene como resultado conteos anormales de sangre, fatiga, cabello fino, ritmos cardíacos irregulares y baja presión arterial. Lo más preocupante de esto es que las jóvenes y mujeres con anorexia no se dan cuenta de lo delgadas que están. Cuando se ven en un espejo, no ven los huesos que sobresalen. De hecho, pueden hasta pensar que se ven gordas.

Los cristianos tienen anorexia bíblica. Yo asistí a un estudio bíblico para mujeres que tenía un libro de trabajo con mucho trabajo para hacer en la casa. Nosotras hacíamos el trabajo de la casa y luego nos reuníamos para hablar sobre el mismo. Una amiga me dijo que se sentía frustrada con el estudio. Mi amiga dijo: «me gusta asistir al estudio de la Biblia, estar con otras mujeres, y abrir mi Biblia. Pero luego me gusta cerrar mi Biblia e irme a casa».

Esta mujer estaba ocupada sirviendo mucho en la iglesia. Ella era parte del grupo de adoración y ayudaba en el ministerio de niños, pero no se daba cuenta de que necesitaba las Escrituras como alimento regular y espiritual en la casa. Para ella, las Biblias eran para las reuniones de la iglesia. Ella pensaba que alimentarse aquí y allá la sostendría. Ella no estaba feliz con la vida y no podía darse cuenta de que estaba adelgazando espiritualmente, a pesar de todo su servicio. Ella tenía anorexia bíblica.

COMBUSTIBLE PARA EL ALMA

Dios le llama a su Palabra pan, leche y miel. Él nos la dado por su gracia para mantenernos vivos y ayudarnos a crecer. Segunda de Pedro 1:3 dice: «[Dios] Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia». Fíjate que el poder divino de Dios opera a través del conocimiento de Cristo. Por eso es que la Biblia es el alimento principal de nuestro menú espiritual.

Pablo también exhorta repetidas veces a sus lectores a crecer en el conocimiento de Cristo. En sus cartas, él enseña sobre Cristo y exhorta a los demás a enseñar sobre Cristo. En Filipenses 1:9, él ora «y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento». En el mundo moderno, pensamos en el amor como un simple sentimiento, pero Dios desea que nuestro amor abunde en conocimiento. Y mientras nuestro conocimiento y discernimiento crecen, nuestro amor es purificado y damos fruto que redunda para la gloria de Dios. Así como comemos para nutrir cada célula de nuestros cuerpos, leemos y escuchamos para empoderar nuestros corazones y nuestras almas.

FUERA DEL MENÚ

De la misma manera que como individuos los cristianos podemos tener anorexia bíblica, las iglesias también pueden morirse de hambre. La música moderna, los videos artísticos, y las ilustraciones inteligentes pueden edificar una multitud, pero la Palabra de Dios es lo que el Espíritu Santo utiliza para construir una iglesia. Lamentablemente, la Biblia hoy en día está siendo puesta a un lado en muchas reuniones de iglesia. Aún las iglesias que «creen en la Biblia» ya no leen porciones sustanciales de la Biblia cuando se reúnen. Tal vez porque lo consideran como algo muy aburrido.

Las verdades bíblicas en los himnos y canciones han dado lugar a más expresiones emotivas de cómo nos sentimos acerca de Jesús, o cómo él nos hace sentir. En lo que se refiere al sermón, muchas veces este ha sido relegado a 20 minutos de historias en movimiento y comentario cultural para romper la monotonía de la «predicación». Después de todo, ahora vivimos en una era digital y nuestra capacidad de atención, se nos ha dicho, es menor que la de un pez de colores.

Por otro lado, esto es lo que Pablo le dice a la iglesia: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales» (Colosenses 3:16). La Palabra de Dios retumba en una iglesia que se reúne a leer, orar, cantar y escuchar la Palabra de Dios. Esa Palabra mora profundamente y se expande desde adentro hacia afuera. La iglesia crece fuerte, convirtiéndose verdaderamente en «un pilar y sostén de la verdad» (1 Timoteo 3:15).

Si tan sólo más iglesias retumbarán con declaraciones abierta de la verdad (2 Corintios 4:2) para producir cristianos que crezcan y maduren. Sólo la Biblia, empoderada por el Espíritu de Dios, es suficiente para este trabajo. Los individuos cristianos y sus iglesias deben llenarse de las Escrituras. Un banquete de Cristo nos espera. ¡No nos muramos de hambre y disfrutemos del banquete!