Membresía

¿Puedo ver a mi grupo pequeño como mi iglesia?

Por Sam Allberry

Sam Allberry es uno de los pastores en St Mary's Anglican Church, Maidenhead, Inglaterra. También es autor del libro Is God Anti-Gay? (¿Es Dios anti-gay? Lo puedes encontrar en Twitter como @SamAllberry.
Artículo
30.08.2017

Muchas iglesias organizan un ministerio en grupos pequeños. Los grupos de diversos tamaños (usualmente de 10 o más creyentes) tienden a ser uno de los mejores contextos para discutir las Escrituras y para compartir necesidades en busca de apoyo y oración. Durante una reunión dominical principal puede que no haya la misma clase de oportunidad para interactuar a este nivel. Así que, los grupos pequeños tienden a ser el lugar en el cual se llevan a cabo los más vitales «unos a otros» que el Nuevo Testamento nos llama a realizar. Los creyentes dependen unos de otros, comparten ideas y discuten y abordan los problemas y dificultades de la vida.

Debido a esto, puede ser fácil que dicho grupo se convierta en el lugar principal de desarrollo de la vida espiritual de sus miembros. El grupo se convierte, en efecto, en una iglesia.

Aunque esto es entendible, no es deseable. Los grupos pequeños no deberían convertirse en un reemplazo de la reunión principal de la iglesia. Si tu grupo pequeño se convierte en tu iglesia, te estás perdiendo. Vale la pena señalar que en algunos contextos donde no hay muchos creyentes las iglesias son lo suficientemente pequeñas para funcionar como lo hacen los grupos pequeños. La Biblia no prescribe cuál debe ser el tamaño de una iglesia. Lo que estamos discutiendo aquí no es si las iglesias sanas pueden ser grupos pequeños de personas – sí pueden – más bien discutimos si los grupos pequeños pueden ser un sustituto de la iglesia – no deberían serlo.

¿Por qué no? Primero, porque ser toda una gran familia eclesial es también una manera de demostrar a quién Dios ha reconciliado consigo. Nuestros grupos pequeños probablemente no reflejan toda la gama de edades y antecedentes que se encuentran incluidos en una gran familia eclesial. Pero nuestras reuniones dominicales sí lo hacen, y esto es significativo.

Segundo, el alcance de lo que un grupo pequeño puede hacer se ve obstaculizado precisamente porque es un grupo pequeño. Una iglesia es un cuerpo constituido por muchas partes, con cada parte desempeñando un rol distinto en la vida del cuerpo. Dentro de un grupo pequeño no habrá toda la gama de dones y ministerios que están presentes en una gran familia eclesial.

Tercero, el grupo pequeño no es dirigido de la misma forma en que es dirigida una iglesia. De manera que, no pueden hacer una decisión final sobre un tema de doctrina o de comportamiento del cual el liderazgo reconocido de la iglesia es responsable. No puede compartir la Cena del Señor de una manera que hable de la unidad de toda la iglesia.

Los grupos pequeños, por tanto, pueden ser un gran complemento para la vida congregacional de la iglesia, pero jamás deberían ser un reemplazo de la misma. Queremos estar en una iglesia con grupos pequeños, no en una iglesia de grupos pequeños. El centro principal de la vida de la iglesia es toda la reunión, no los grupos pequeños.