Pastoreo

Ora por Un Avivamiento en La Iglesia de Otra Persona

Por Andy Johnson

Andy Johnson es un pastor asociado en Capitol Hill Baptist Church en Washington, DC.
Artículo
30.07.2018

¿Qué sucedería si después de haber pasado años orando fiel y seriamente para que haya un avivamiento en tu comunidad de repente un día, aparentemente de la nada, Dios responde a tus oraciones de una manera drástica?

Por toda tu ciudad, cada día las personas comienzan a reunirse en la iglesia para escuchar el evangelio de la Palabra de Dios. En las calles, en sus lugares de trabajo, en salones de clase y hogares por toda la ciudad, los miembros de iglesia que antes eran tímidos están declarando fielmente el evangelio y el fruto se está manifestando rápidamente. Las vidas están siendo transformadas, los matrimonios salvados y más que todo, uno tras otro los enemigos de Dios están rindiendo las armas de su rebelión y buscando refugio en su glorioso y misericordioso Hijo.

¿Qué sucedería si todo esto sucediera en tu propia ciudad, justo frente a tus ojos, en la iglesia de esa otra persona que está solo a unas calles de distancia de la tuya?

Sospecho que todos nosotros sabemos lo que debemos responder, pero las palabras de alabanza y gozo parecen quedarse atrapadas en nuestras gargantas.

Esto ha sucedido antes. En 1839, Robert Murray M’Cheyne se enteró de que había ocurrido un gran avivamiento en su iglesia a través de un predicador invitado mientras él estuvo fuera durante unos meses en un viaje misionero. Cuando el Espíritu de Dios parecía bendecir el ministerio de otros en lugar del nuestro, algunas cosas muy importantes acerca de la verdadera naturaleza de nuestro amor comenzaron a ser claramente visibles.

«DIÓTREFES, QUIEN AMA SER EL PRIMERO»

Por supuesto, esta batalla entre la envidia y regocijarse no es nada nuevo. El apóstol Juan escribe acerca del asunto en su tercera carta (3 Juan). Allí, en los versículos del cinco al once, él nos presenta a dos hombres: Gayo y Diótrefes.

Gayo ama darle la bienvenida y apoyar a los misioneros que son enviados por otras iglesias porque él ama a Jesús (vers. 5-8).

Diótrefes, bueno… no mucho. Diótrefes rehúsa darle la bienvenida a estos obreros de otras iglesias por una simple razón: Juan nos dice claramente que Diótrefes «ama ser el primero» (vers. 9). Él no tiene ningún deseo de ver hecha la obra del evangelio a menos que sea él quien la haga. Él se regocija sol cuando es su fruto. Él no tolera la competencia. Las acciones y actitudes de Diótrefes son, dice Juan sin rodeos, simplemente «malvadas» (vers. 11).

Malvada, es una palabra fuerte. Y francamente lo que más temo de Diótrefes es que no se nos dijo nada de la falta de ortodoxia doctrinal que justifica esa descripción. No se menciona la herejía o visión inadecuada de Cristo. Por lo que sabemos, la teología de Diótrefes solo se ve bien cuando está en el papel. Pero su espíritu de competencia expone su supuesto amor por el evangelio simplemente como amor por su grupo, su propio ministerio, y en última instancia por sí mismo. Como cualquier otro pagano.

EL PUNTO QUE NO ES TAN SUTIL

Por tanto, a continuación el punto que no es tan sutil en este artículo: ¡No seas como Diótrefes! En cambio, imita lo que es bueno, mostrando el espíritu que exalta el evangelio y no es competitivo de Gayo. ¿Pero porque esto es tan importante? Porque está en juego no solo tu corazón sino el bien del evangelio ante los ojos del mundo.

Escucha, puedes hablar todo el día acerca de la manera como alabas a Dios por las bendiciones de la prosperidad del evangelio en tu iglesia y debes hacerlo hasta cierto punto. Sin embargo, siempre habrá un aroma persistente de egoísmo; después de todo es tu iglesia.

¿Pero qué sucede cuando alabaras a Dios genuinamente por la prosperidad del evangelio en alguna otra iglesia, aunque se encuentre en otro país o aun en otra ciudad? ¿Qué sucede cuando muestras el mismo deseo de ver la obra de Jesús siendo sostenida y motivada como resultado del ministerio de alguien diferente? Si lo haces, eso demuestra que amas a Jesús, su evangelio y su gloria. No solo a tu grupo, club, ministerio o iglesia.

Por eso es que es tan importante que cultivemos una actitud como la de Gayo en nuestro corazón y el corazón de los miembros de nuestra iglesia. Nuestro amor por Jesús y su gloria nunca brilla tanto como cuando nos regocijamos por el progreso del evangelio aun cuando no existe ninguna posibilidad de recibir algún crédito por ello.

CÓMO CULTIVAR EL ESPÍRITU DE GAYO

¿Cómo puedes cultivar este tipo de espíritu en tu iglesia y en tu propio corazón? A continuación algunas maneras.

1. Ora y lee

Primero, ora y lee. Comienza reflexionando sobre pasajes como 3 Juan que muestra la única gloria de lo que pudiéramos llamar «una satisfacción desinteresada» en la prosperidad del evangelio. Y ora para que Dios haga crecer en ti un corazón que ame motivar el progreso del evangelio dondequiera que suceda y a través de quien sea que suceda. ¿Por qué? Porque amas ver a Jesús ser glorificado.

2. Modela y enseña

Segundo, modela y enseña. Muéstrale a tu iglesia como luce la oración regular por otras iglesias, con su nombre, en público, desde el púlpito y un domingo en la mañana. Alaba a Dios abiertamente por la prosperidad que Él puede estar otorgándole a otras iglesias que predican el mismo evangelio, aun en tu misma ciudad. Y ora también por los cristianos y la obra del evangelio en otros lugares del mundo. A través de esto, enseña a tu gente que el reino de Dios es mucho más grande que tu iglesia local.

3. Apoya y celebra

Tercero, apoya y celebra. Y, al igual que el fiel Gayo, ver por todos lados y recibe dinero que pudieras realmente utilizar para tu propia iglesia y dónalo. Dónalo para bendecir a otras iglesia y para ayudar a los obreros fieles que han sido enviado por el bien del nombre (3 Juan 7). Una vez más, cuando tu iglesia envía su dinero para bendecir y apoyar la obra externa del evangelio es como un megáfono que anuncia «amamos a Jesús y su gloria y no solo a nuestro propio grupo y ministerio».

Ciertamente, tienes que ahorrar algo de dinero para cuidar responsablemente de tu congregación. Lo entiendo. ¿Pero realmente necesitas todo el dinero que Dios te da? ¿Realmente? ¿Puede que no sea muy liberador o que aclare el evangelio, el hecho de escribir un cheque que declare que tu iglesia está libre del yugo del egoísmo exclusivo por la gracia de Dios? Las verdaderas iglesias no están en competencia unas con otras por dinero, miembros o gloria. Después de todo, todo el dinero, las personas y la gloria le pertenece a Dios.


Traducido por Samantha Paz.