Clases esenciales: Historia de la Iglesia

Historia de la Iglesia – Clase 11: La Iglesia y el mundo (cambiante) 1750-1850

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
22.08.2019

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Clase esencial
Historia de la Iglesia
Clase 11: La Iglesia y el mundo (cambiante) 1750-1850


«Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad» Colosenses 2:8-9.

  1. Introducción

Pablo nos advierte en Colosenses 2: 8-9 que no permitamos que las ideas y filosofías de la humanidad, la sabiduría caída del mundo, nos alejen de Jesús. La semana pasada estudiamos a los precursores de lo que llamamos «evangelicalismo», en las vidas y ministerios de Jonathan Edwards y George Whitfield. El día de hoy, quiero esbozar el dramático cambio que sucedió entre los años 1750 y 1850 que afectó el entendimiento humano del mundo y al cristianismo protestante en los Estados Unidos en particular.

Quiero lograr esto examinando la Ilustración y las respuestas a este cambio de pensamiento. El acontecimiento más importante en la historia de los Estados Unidos moldeado por el pensamiento de la Ilustración fue la Revolución estadounidense. Pero religiosamente hubo un cambio significativo en los inicios del liberalismo protestante y la expansión del evangelicalismo, a través del revivalismo.

  1. ¿Qué es la Ilustración?

La ilustración fue un movimiento intelectual que hizo hincapié en la razón como el camino hacia el mundo de la verdad en base a leyes naturales perfectamente ordenadas y en una creencia optimista en la capacidad humana de progresar.

Sencillamente, fue un cambio en la manera en que los humanos entendían el mundo que los rodeaba y su rol en ese mundo. ¿Quiénes fueron algunos de los pensadores que encarnaron este pensamiento? Iaac Newton; John Locke; David Hume; Voltaire.

Estos pensadores compartieron la idea común de que los humanos tienen la capacidad de comprender el mundo; y la capacidad de transformar el mundo. Los pensadores de la Ilustración creían que las ideas básicas de la religión solo podían derivarse de la razón, que la religión solo servía para promover la moral y la virtud.

Sostenían que la religión está incrustada en la naturaleza, y que la razón en sí puede determinar sus principales inquilinos; de ahí las ideas de que la religión es natural o racional. Los escritores de la Ilustración comentaron que la reflexión conduce a tres ideas religiosas esenciales. En primer lugar, influenciados por la visión mecanicista del universo de Newton, sugieren que Dios es, principalmente, el gran diseñador que creó al mundo y proporcionó leyes naturales para su movimiento perpetuo. En segundo lugar, que la gente en todas partes experimenta un sentido de obligación o demandas éticas hacia el prójimo. Así, en tercer lugar, debido al sentido de lo correcto y lo incorrecto, es razonable concluir que habrá una vida futura en la que todos seremos recompensados ​​y castigados. Así, se intenta reducir la religión y sus características más simples y prominentes.

  1. La fundación de la República estadounidense

No quiero pasar mucho tiempo aquí, pero ya que hay una tendencia a mirar a los fundadores como una fuente del secularismo o como la edad de oro de la estadidad cristiana, vale la pena examinar algunos sucesos. Quiero mencionar que debemos ser cuidados al usar la historia como municiones para nuestras agendas hoy. La gran pregunta que muchos cristianos hacen es: ¿Se fundó Estados Unidos como una nación cristiana? Quiero aludir que esta no es la pregunta correcta. Los cristianos comienzan con su comprensión de la revelación de Dios en su Palabra. En conjunto, podemos ver que nunca fue el deseo de Dios ver un Estado nación establecido en el nuevo pacto, sino que su pueblo estuviese conformado por personas de toda tribu, lengua y nación. Esa es la evaluación teológica de esa pregunta.

Pero dado que éste es un seminario acerca de la historia de la Iglesia, hay quienes todavía quieren tratar de poner a los líderes fundadores estadounidenses en compartimientos de «cristiano» o «deísta». Creo que eso es demasiado simplista. Gregg Frazer, profesor en The Master’s College en California, recientemente ofreció una tesis que traza un punto medio entre esas dos categorías (debo decir que su tesis no es nueva) llamada racionalismo teísta. Frazer argumenta primero que los fundadores eran un grupo diverso de hombres y mujeres cuyos sistemas de creencias variaban, pero un factor de unión en sus creencias religiosas era este racionalismo teísta.

Los principales fundadores (y muchos otros) fueron productos de la Ilustración. Tenían una visión extremadamente alta de la capacidad humana y la razón. Pero ciertamente llegaron a la mayoría de edad en un momento en que la sociedad en general era nominalmente cristiana. Frazer define el racionalismo teísta como: «un sistema híbrido que combina elementos de la religión natural, el cristianismo y el racionalismo, siendo el racionalismo el elemento predominante»[1]. [«La religión natural es un sistema centrado en la creencia de que la información confiable acerca de Dios y de lo que Él desea, se descubre y comprende mejor examinando la evidencia de la naturaleza y las leyes de la naturaleza, que Él estableció] [2].

En consecuencia, no debería sorprender que los fundadores usen un lenguaje que suene muy protestante. Pero no debemos confundir esto como una señal clara de fe salvadora. De hecho, diría que estos hombres también eran políticos que sabían las consecuencias de sus palabras, y en la medida en que su lenguaje influyera en las personas, lo emplearían. Su lenguaje de derechos, verdades evidentes y otras con los que estamos muy familiarizados explotaron las ideas de la Ilustración a un nivel más popular. Entonces, ¿de qué manera respondieron los cristianos estadounidenses a estas ideas de la Ilustración?

  1. Respuestas a la Ilustración

Como mencioné anteriormente, la Ilustración trajo muchos desafíos para el cristianismo. Es lamentable que algunos respondieran cediendo grandes áreas de la fe. Quiero estudiar a dos personas:

A. Freiderich Schleiermacher (1768-1834)

Preocupado por la acusación de la Ilustración de que las doctrinas cristianas no eran «racionales», esencialmente concedió la victoria a los racionalistas. Schleiermacher argumentó que la doctrina y la evidencia histórica importaban poco, y que la verdadera esencia del cristianismo era un «sentimiento de dependencia absoluta» de Dios. Desarrollando esta idea, Schleiermacher alegó: (1) Dios es aquello de lo que nos sentimos dependientes; (2) El pecado es un fracaso de nuestro sentido de dependencia; (3) Cristo es el hombre que dependió completamente de Dios en todo, palabra y acción; (4) Esta dependencia se sumó a la existencia de Dios en él; (5) La misión de Cristo era comunicar este sentido de dependencia a los demás. Este legado persiste en algunas áreas de la Iglesia, que resaltan la emoción y la experiencia por encima del conocimiento del Dios viviente.

Si bien nuestros sentimientos son un regalo de Dios y una parte importante de lo que somos, siempre deben someterse a la obra objetiva de Cristo en la cruz y a la verdad objetiva de Dios en nuestras vidas y en Su palabra.

B. Soren Kierkegaard (1813-1855)

Filósofo danés que se inquietó con la Iglesia establecida y el racionalismo de la Ilustración que lo rodeaba. Al mostrar tanto la doctrina como la moralidad, mantuvo el libre albedrío radical y la fe radical como la esencia del evangelio. S. K. desarrolló la idea del existencialismo cristiano, o el énfasis en la búsqueda subjetiva del significado de cada individuo («la verdad es la subjetividad»).

Toda persona necesitaba dar un «salto de fe» hacia Dios, incluso cuando esos saltos parecían no tener una base de hecho o de verdad objetiva. Aunque no fue tan dañino como Schleiermacher, el pensamiento de S. K. aún concedió demasiado al racionalismo, dejaba muy poco a la Iglesia y corría el riesgo de dejar a demasiadas personas revolcándose en su angustia.

C. El realismo del sentido común escocés

Una serie de pensadores cristianos, muchos centrados en Princeton, se aferraron a la verdadera fe frente a estos desafíos. En el siglo XVIII, John Witherspoon (1723-1794), un ministro presbiteriano que se desempeñó como presidente de la Universidad de Princeton (y el único clérigo que firmó la Declaración de Independencia), importó de Escocia y ayudó a plantar en Estados Unidos el sistema de filosofía conocido como el realismo del sentido (experiencia) común (universal) escocés. Aunque compartía algo de la confianza de la Ilustración en la razón humana, el realismo del sentido común apelaba a la experiencia universal para reforzar la verdad del cristianismo, en lugar de socavar la fe. Witherspoon y otros sostuvieron que una simple mirada al mundo revelaría la existencia de Dios y un código moral universal, y una lectura simple de la Biblia demostraría la verdad de Cristo y la necesidad de la salvación.

En el siglo XIX, otros dos teólogos en el Princeton Theological Seminary defendieron con entusiasmo y habilidad el cristianismo histórico del asalto del racionalismo y otras filosofías de la Ilustración. Archibald Alexander (1772-1851), primer profesor del seminario, y luego su alumno Charles Hodge (1797- 1878), quien siguió enseñando en Princeton durante medio siglo, equilibraron un ferviente compromiso con la fe reformada con un compromiso activo con los desafíos intelectuales del cristianismo.

Los teólogos de Princeton abogaron por el confesionalismo reformado. En su célebre comentario: «una nueva idea nunca se originó en este seminario». Charles Hodge personificó la afirmación de Princeton de ser simplemente un portador de un calvinismo ininterrumpido e inalterado.

[A medida que los teólogos modernos montaban ataques contra la ortodoxia, cada generación de Princeton respondía refinando la visión de las Escrituras de sus predecesores. Después de que Alexander defendió la Biblia contra el deísmo y Charles Hodge se encontró con el primer ataque de la crítica bíblica europea, A. A. Hodge y Warfield enseñaron que la inspiración verbal y plenaria de Dios produjo una Escritura inerrante en los autógrafos originales, pero que poseía características humanas. Si bien apoyaba completamente la investigación crítica de las Escrituras, Warfield se opuso rotundamente a las críticas basadas en premisas naturalistas. La erudición moderna distorsionó la esencia del cristianismo al negar el sobrenaturalismo bíblico. La defensa de las Escrituras por parte de Princeton se basó en gran medida en los principios de la filosofía del sentido común escocés de que la inducción empírica es la fuente principal de la verdad y que todas las personas razonables intuyen absolutos morales. Los apologistas de Princeton propusieron refutar el secularismo estableciendo la existencia de Dios, la veracidad y autenticidad de las Escrituras y la necesidad de la religión bíblica. Los críticos han señalado que Princeton no reconoce la naturaleza religiosa del cientificismo y el conflicto entre los principios de la filosofía escocesa y la enseñanza de Juan Calvino de que el efecto noético del pecado excluye cualquier teología natural. Sin embargo, por lo general, los teólogos de Princeton evaluaban la filosofía a través del lente de la revelación bíblica].

Entonces, puedes ver las amplias preocupaciones intelectuales y cómo se estaban desarrollando en ese momento. ¿Qué pasa con lo que estaba sucediendo en las experiencias de aquellos fuera de la academia?

  1. El Segundo Gran Despertar

Muchos cristianos estadounidenses respondieron a las dudas de la Ilustración y la depresión espiritual después de la Revolución saliendo y predicando el simple mensaje del evangelio. Simplemente cargaron y comenzaron a predicar el evangelio en cada esquina de la nueva nación, y más allá. Desde aproximadamente 1795 hasta las primeras décadas del siglo XIX, una tremenda serie de avivamientos conocidos como el «Segundo Gran Despertar» se extendió por Estados Unidos y cambió para siempre a la nación.

La mayor parte del Segundo Gran Despertar tuvo lugar en las ciudades, pueblos y campamentos de Estados Unidos, específicamente en la frontera. El distintivo denominacional también comenzó a desdibujarse, ya que los presbiterianos, metodistas y bautistas se unieron para predicar grandes avivamientos al aire libre. Cane Ridge, Kentucky proporcionó el sitio de una legendaria «reunión de campo» en 1801, ya que hasta 25 000 personas se congregaron en los campos de la ciudad durante un período de semanas para escuchar a varios predicadores proclamar las buenas noticias. Muchos se convirtieron, no obstante, según algunas medidas, el entusiasmo se volvió excesivo, debido a que las convulsiones corporales, las risas y los ruidos histéricos se apoderaron de algunos de los participantes, incluido el «ejercicio de ladridos», en el que los nuevos convertidos, como perros de caza, «ladraban» hasta asustar al diablo. Para bien o para mal, Cane Ridge marcó el comienzo de décadas de reuniones de avivamiento en el nuevo país, algunas del Espíritu, otras más sospechosas.

[Como dice un historiador: «Los resultados en Cane Ridge fueron electrizantes. Algunos de los efectos corporales inusuales —los tirones, bailar, reír, correr y el ‘ejercicio de ladridos’— pueden atribuirse a una potente liberación psicológica. Las familias aisladas, sujetas a una vida dura y peligrosa, respondían con sus emociones a los conmovedores mensajes de los líderes carismáticos. Otros efectos, como el rápido establecimiento de iglesias que siguieron a las reuniones, eran más claramente religiosos»].

La semana pasada examinamos cómo fue el Primer Gran Despertar bajo Edwards y Whitefield. Vale la pena hablar sobre algunas de las comparaciones y diferencias entre estos dos períodos de tiempo. Ambos impulsados ​​por el deseo de ver a las personas salvadas, no solo se mantuvieron en estas costas, sino que fueron internacionales, y tuvieron lugar en Gales, Escocia y el continente europeo. Pero también hubo algunas diferencias, y en estas diferencias puedes ver cómo el pensamiento de la Ilustración y el racionalismo se infiltraron.

Recordemos que el Primer Gran Despertar (Edwards y Whitefield y Gilbert Tennent), observamos el monergismo: La gracia soberana de Dios en salvar a los pecadores, hombres muertos en transgresiones, eran más expresamente calvinistas en la teología. Sin embargo, en el Segundo Gran Despertar, observamos el sinergismo (la Iluminación, la habilidad individual, humana): Dios y el hombre cooperan en la salvación (el hombre puede aceptar o rechazar la oferta de la gracia de Dios; después de la conversión, luchar por la «perfección» y terminar con el pecado voluntariamente). Hubo una reacción violenta significativa contra el calvinismo, que se mofó de la soberanía de Dios sobre y contra el hombre.

Pero no solo hubo una diferencia teológica, hubo una diferencia en la eclesiología y la práctica. Varias organizaciones se comprometieron a difundir el evangelio, pero fueron creadas fuera de la iglesia local. Para 1827, las seis más grandes eran la American Bible Society, la American Sunday School Union, la American Tract Society, la American Home Missionary Society, la American Education Society y la American Board of Foreign Missions.

Además, hubo un cambio en la práctica de la Iglesia y el evangelismo, una idea llamada el «revivalismo». Quiero hablar acerca de esta idea a través del lente de dos importantes figuras: Francis Asbury y Charles Finney.

A. Francis Asbury (1745-1816) – Metodista

Nacido en Inglaterra, respondió al llamado de Wesley de difundir el evangelio en el Nuevo Mundo. Asbury estaba afligido por encontrar tantos predicadores metodistas en Estados Unidos «asentados» en un solo lugar, principalmente en las ciudades. Se dispuso de inmediato a impulsarlos a la «circulación», para alcanzar mejor a las personas con el mensaje metodista. 45 años predicando en todo Estados Unidos, viajando más de 400 000 km a caballo cruzando las montañas Apalaches más de 60 veces.

B. Charles Finney (1792-1875)

Finney fue el evangelista más conocido del siglo XIX. Se unió al evangelismo con la reforma social y usó su plataforma para trabajar en pro de la abolición de la esclavitud, la promoción de la templanza, el cuidado de los pobres y la educación. Tuvo una teología y métodos evangelísticos seriamente defectuosos. Baja visión del pecado y alta visión de la humanidad; creía que el hombre podía elegir a Dios por su cuenta, Wesley dijo que Dios preparaba al hombre con gracia (gracia preveniente). Para Finney cualquiera podía acudir a Dios. Sus métodos evangelísticos fueron conocidos como «nuevas medidas»; alegaba que estableciendo la atmósfera adecuada y utilizando los métodos correctos (ten en cuenta la modernidad en esto), se podía persuadir a alguien para que se convirtiera. El famoso método era el «banco ansioso», que conducía al llamado al altar. Anteriormente, los evangelistas dejaban el tiempo a Dios, Finney pedía la conversión inmediata.

A pesar de estos errores y excesos, innumerables pastores fieles y evangelistas itinerantes trabajaron para predicar el evangelio y el Señor los usó para atraer a muchos al Reino.

Para 1850, el cristianismo en Estados Unidos había cambiado significativamente: el Segundo Gran despertar había traído un avivamiento cristiano a la nación, pero parecía diferente. Aunque los anglicanos y los congregacionalistas habían sido las denominaciones más grandes, ahora eran los metodistas, bautistas y presbiterianos. Muchos lucharon con los desafíos del pensamiento moderno, pero muchos se mantuvieron fieles a la autoridad de las Escrituras para buscar y adorar a Dios.

Apéndice A: La Ilustración y el Conocimiento

 

[1]Gregg L. Frazer, The Religious Beliefs of America’s Founders: Reason, Revelation, and Revolution (Las creencias religiosas de los fundadores de Estados Unidos: razón, revelación y revolución). American Political Thought (Lawrence, Kan: University Press of Kansas, 2012), 14.

[2]Ibid., 15.