Clases esenciales: Evangelismo

Evangelismo – Clase 6: El discipulado de otros en el evangelismo

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
05.05.2018

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Clase esencial
Evangelismo
Clase 6: El discipulado de otros en el evangelismo


Bienvenido al seminario básico «Evangelismo». Oremos antes de comenzar.

En la clase de hoy, reflexionaremos sobre cómo discipular bíblicamente a otros para evangelizar.

Pero, antes de comenzar, tengo curiosidad: ¿tienes alguna historia alentadora de evangelismo de la semana pasada?

Recapitulemos lo que hemos aprendido hasta ahora en este seminario.

  • Semana 1: Estudiamos desde Génesis hasta Apocalipsis, resaltando el plan de Dios para salvar a los pecadores.
  • Semana 2: Hablamos acerca de la soberanía de Dios y nuestra responsabilidad en el evangelismo, resumiendo nuestra responsabilidad en tres palabras: ¿puedes decirme cuáles eran? (Orar, buscar y proclamar).
  • Semana 3: Hablamos de lo que es el evangelio en cuatro partes principales, ¿puedes nombrarlas?
  • Semana 4: Estudiamos cómo podemos usar nuestros testimonios personales como una herramienta útil en el evangelismo.
  • Semana 5: Observamos que la reunión de la iglesia local puede ser una herramienta efectiva en el evangelismo.

P: ¿Por qué debería ser una meta el capacitar a otros para evangelizar?

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Sencillamente, hay muchas áreas en las que necesitamos ayuda como cristianos. Piensa en tu madurez espiritual como lo harías con una persona. Un bebé no nace con ninguna destreza significativa. No puede hablar, ni gatear, ni siquiera levantar la cabeza con firmeza. Necesita ser alimentado, limpiado, mantenerse abrigado y protegido. A medida que el bebé crece, aprende a sentarse, progresar de la leche a los alimentos sólidos, sonríe y ríe. Lo ves pasar de dormir mucho a gatear mucho, ¡correr y saltar en el sofá! Y todo ese proceso, ¿lo hizo por sí solo? Por supuesto que no. Los padres muy nerviosos pasaron incontables horas sin dormir y con mucha cafeína alimentando, limpiando, jugando y enseñando a sus hijos.

Bueno, el caminar cristiano realmente no es diferente. Comenzamos como nuevos creyentes, como niños espirituales. Necesitamos aprender nuevas habilidades. Tales como leer la Biblia, cómo orar, cómo crecer en los frutos del Espíritu. En el camino, una de las destrezas que aprendemos es cómo compartir nuestra fe.

Entonces, quiero que pienses en el discipulado de otros para evangelizar como más que un componente separado de la vida cristiana. Se ajusta a la ilustración más amplia de lo que significa seguir a Cristo.

Considera que el evangelismo a menudo es fatigoso o difícil. A veces es incómodo. Puede ser bastante desafiante. Requiere de nuestra parte un cierto nivel de audacia, confianza y coraje. Y si somos honestos con nosotros mismos, no disfrutamos fácilmente del rechazo. Sin embargo, hablar a otros del evangelio es el mayor privilegio que tenemos como cristianos. La esperanza que tenemos en nuestra salvación a través de Cristo es la misma esperanza que podemos compartir con los demás.

Por tanto, vivimos con esta tensión de proclamar gozosamente las buenas noticias, mientras que al mismo tiempo aceptamos que nuestra proclamación no siempre será bien recibida. Si ese es el caso, entonces ¡necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir!

Así que el día de hoy, veremos maneras en que podemos imitar a Jesús al capacitar a otros para que lleven las buenas noticas. Si miras el folleto, verás que:

A. Podemos imitar a Jesús invirtiendo intencionalmente.
B. Podemos imitar a Jesús siendo pacientes.
C. Podemos imitar a Jesús invitando a nuestros discípulos a acompañarnos.

Bueno, tengo una pregunta: ¿por qué es Jesús nuestro modelo a seguir digno de imitación?

¿Por qué deberíamos mirar a Jesús como nuestra guía y no a Billy Graham, Ray Comfort, Billy Sunday o George Whitefield?

  • La Biblia proporciona todo lo que necesitamos para vivir una vida cristiana.
  • Jesucristo es nuestro ejemplo perfecto: El fundador y el perfeccionador de nuestra fe.
  • Jesucristo es el ejecutor del plan eterno de Dios para salvar a su pueblo.
  • Jesucristo es el más grande evangelista que haya caminado sobre la tierra.

Ahora bien, no podemos abordar todo lo relacionado al discipulado en la clase de hoy. Tampoco podemos cubrir todo lo pertinente al evangelismo en la clase de hoy. El discipulado es multifacético y no trata solamente acerca del evangelismo, pero es ciertamente parte de él. Así que, comencemos:

1. Imita a Jesús seleccionando algunas personas

Durante el ministerio de tres años de Jesús, tuvo cientos, si no miles, de seguidores. A menudo leemos en los relatos del evangelio que las multitudes se agolpaban, seguían y presionaban a Jesús.

En Mateo 9:23-25, leemos: «Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto, les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó». 

Marcos 5:24 dice: «…y le seguía una gran multitud, y le apretaban».

Marcos 12:37 dice: «…Y gran multitud del pueblo le oía de buena gana».

Lucas 6:17: «…en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón».

Lucas 19:37 dice: «…toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto».

Lucas 23:27 dice: «Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él». 

Juan 6:2 dice: «Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos».

Además, en los relatos de los cuatro Evangelios, también vemos que Jesús escogió intencionalmente y específicamente a doce discípulos a quienes mantuvo particularmente cerca.

Primeros discípulos – Mateo 4:18-22

Apóstoles – Mateo 10:1-4

Primeros discípulos – Marcos 1:16-20

Apóstoles – Marcos 3:13-19

Primeros discípulos – Lucas 5:1-11

Apóstoles – Lucas 6:13-16

Juan 1:35-51

Miremos el relato en Lucas, capítulo 6, versículos 13-16:

«13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: 14 a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, 15 Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, 16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor». 

Y si profundizamos aún más en los doce, vemos que Jesús escoge a tres: Santiago, Juan y Pedro, con quienes es especialmente cercano. Jesús los lleva consigo a la montaña donde son testigos de su transfiguración. Es la misma transfiguración que recuerda el apóstol Pedro, cuando la menciona en su carta, 2 Pedro 1:17. Es el momento en que Jesús permitió que Santiago, Juan y Pedro lo vieran hablando con Moisés y Elías, y en el que escucharon la voz de Dios el Padre llamar a Jesús «su hijo amado, su escogido».

Bueno, quizá estés pensando: «No soy Jesús, el Dios-hombre, el Mesías, y ciertamente no tengo apóstoles y nunca he sido transfigurado, ¿qué tiene esto que ver conmigo?».

Eso es verdad, no somos Jesús. Y no hay ningún apóstol con «A» mayúscula caminando hoy por la tierra, esa oficina está cerrada. No obstante, creo que podemos obtener algo de sabiduría práctica del ejemplo de Jesús aquí.

  • Siendo prácticos y realistas, cuanto más tratamos de hacer, más nos reducimos y peor lo hacemos.

Debemos ejercer discernimiento y sabiduría en nuestra toma de decisiones para determinar cuándo, dónde y con quién invertir nuestro tiempo. Nuestro tiempo es precioso y valioso, y debemos administrarlo bien.

Jesús fue completamente Dios y, sin embargo, completamente hombre, durante su ministerio, vivió las mismas 24 horas que vivimos actualmente. Comió, trabajó, durmió. Entonces, al igual que nosotros, tuvo que tomar decisiones sobre cómo invertir su tiempo y con quién hacerlo.

En realidad, hay mucha libertad en disciplinarnos para tomar decisiones como esta. Ahora bien, esto puede significar que tenemos que hacer sacrificios. Nos comprometemos con ciertas cosas para hacerlas bien a expensas de otras cosas que abandonamos. De hecho, es probable que para la mayoría de las cosas en la vida que valga la pena perseguir, haya un costo o sacrificio que deba hacerse.

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Vemos ejemplos de esto en cualquier parte:

Un atleta olímpico sacrifica años de insomnio matutino y actividades sociales para tener la oportunidad de ganar una medalla de oro. Alumnos que estudian toda la noche durante semanas para asegurarse de obtener la calificación que necesitan. Algunas veces, las madres voluntariamente sacrifican sus carreras durante un período de tiempo para invertirlo en sus hijos y discipularlos en los primeros años. Podríamos enumerar muchos más ejemplos.

En el caso único de Jesús, una cosa que también notamos acerca de él, es que no descuidó al resto del mundo. No, todavía vemos que se preocupó y tuvo compasión de los demás.

Pero, Jesús tenía un plan en mente: sabía lo que iba a suceder. Sabía que dejaría a sus discípulos y confiaría el ministerio cristiano en las manos de estos apóstoles llenos del Espíritu; lo vemos en la Gran Comisión en Mateo 28:18-20 y Hechos 1:8.

Para que el ministerio de Jesús fuera efectivo, él seleccionó a un grupo perteneciente a la clase obrera y pasó todas sus horas de vigilia con ellos. No eran hombres notables. No habían logrado nada digno de nuestra admiración. Pero Jesús pasó tiempo con ellos. Eso debería darnos esperanza y consuelo.

Ahora, si tomamos el ejemplo de Jesús y sus discípulos, y aplicamos los mismos principios a nosotros mismos, ¿qué aspecto tendría?

Pregunta: Tengo curiosidad: ¿Te gustaría compartir cómo han sido algunas de tus relaciones de discipulado? ¿Algún conocimiento que te gustaría compartir con la clase?

Para mí, todas mis relaciones de discipulado son con otros hombres. Algunos son mayores, otros son más jóvenes. Algunos están casados, otros solteros. Personalmente no tengo una preferencia. En general, intento hacer un horario regular todas las semanas para reunirme con cualquiera que esté interesado en crecer en el Señor.

Eso puede ser diferente para ti. Pero el punto es simple: escoge a un grupo de personas e invierte intencionalmente en ellos como lo hizo Jesús. Hazlo bien, por su bien y por amor a Cristo.

2. Imita a Jesús siendo paciente y constante en la oración

Después de que Jesús identificó a sus discípulos y los invitó a unirse a él, comenzó a pasar tiempo con ellos, comenzó a discipularlos.

Jesús hizo esto porque el plan de Dios siempre ha sido glorificarse a sí mismo a través de grupos de personas que están hechas para ser como él.

Vemos esto a lo largo de la Biblia comenzando con Adán y Eva en el huerto, luego cuando Dios apartó a Israel, luego con Jesús llamando a sus apóstoles, y finalmente con la iglesia local reunida en Hechos y las cartas de Pablo.

A lo largo de la Biblia, vemos pequeños e imperfectos grupos de personas, a menudo personas muy diferentes y diversas, que glorifican a Dios a medida que crecen y maduran en santidad y santificación; mientras actúan, miran, hablan, caminan y viven más como Jesús. Cuanto más tiempo pasamos con Dios, más nos parecemos a ÉL. ¿Qué mejor manera para contagiar a su pueblo que pasando tiempo con ellos?

De la misma manera, cuanto más tiempo pasamos con otros, como lo hizo Jesús, existirán más similitudes entre nosotros. Siempre escuché que las personas casadas se vuelven cada vez más parecidas después de años y años de matrimonio.

Aunque Jesús pasaba mucho tiempo con sus discípulos, ellos no empezaron a ministrar inmediatamente. No, Jesús esperó con mucha paciencia antes de enviar a sus discípulos.

Si miramos el relato del Evangelio de Mateo, vemos que Jesús comenzó su ministerio en el capítulo 4, versículo 12. Pero, la primera vez que Jesús envió a sus apóstoles a ministrar no fue sino hasta el capítulo 10, versículo 5. Jesús quizá invirtió más de un año con sus discípulos antes de enviarlos a ministrar por primera vez. Él esperó pacientemente a que estuvieran preparados.

E incluso después de pasar todo ese tiempo escuchando, mirando y aprendiendo de Jesús, el Cristo, el Dios-hombre, ¡el ministerio no siempre fue bonito y refinado para los apóstoles!

En los relatos de los Evangelios, vemos a Cristo corregir y reprender a los apóstoles en múltiples ocasiones por una variedad de razones: los apóstoles egoístas que querían sentarse a la derecha e izquierda de Jesús en el cielo, cuando los apóstoles se enorgullecen porque tenían la capacidad de hacer señales y maravillas, pero Jesús les dice que se alegren de que sus nombres estén escritos en el libro de la vida; sin embargo, Jesús siempre es paciente con ellos.

Solo mirando el capítulo 8 del Evangelio de Marcos, vemos dos ejemplos. En Marcos 8:16-21, los discípulos claramente no entienden las enseñanzas de Jesús. Y luego en Marcos 8:32-33, Jesús reprende a Pedro.

Pero todo el tiempo, Cristo esperó pacientemente a que entendieran las cosas de Dios. Y más tarde, incluso después de que Pedro negara a Jesús tres veces, Jesús permaneció paciente y cariñoso y le dio la bienvenida a aquel sobre quien edificaría su iglesia.

Los apóstoles finalmente llegaron a entender quién era Cristo, y eventualmente casi todos fueron asesinados por proclamar su nombre. Fueron asesinados por su compromiso con el evangelismo.

Además de ser paciente con sus discípulos, Jesús también oraba por ellos.

La oración de Jesús en Juan 17 nos da una hermosa visión del afecto de Cristo por sus apóstoles al orar por ellos antes de que salgan al mundo, y al orar por las personas a quienes predicarán el evangelio. Te animo a meditar sobre la oración de Jesús en Juan 17. ¡Es tan rica!

Y, por supuesto, Pablo y los otros escritores del Nuevo Testamento continúan esta tendencia al derramar las oraciones sinceras que vemos en las páginas de las Escrituras.

El libro de Don Carson, A Call to Spiritual Reformation, que ahora se llama Praying with Paul, es una maravillosa colección y meditación sobre las oraciones de Pablo. Si deseas orar mejor por tus hermanos y hermanas en Cristo, te recomiendo encarecidamente este libro.

Al discipular a otros y alentarlos en su evangelismo, debemos imitar a Cristo siendo pacientes con ellos y orando por ellos y por su evangelismo.

Incluso más que eso, pocas veces me he sentido más amado que cuando realmente estaba luchando con el evangelismo, y hermanos fieles esperaban pacientemente a que mejorara, o bien señalaban mis errores, o me dirigían a Cristo cuando quería dejarlo. Asimismo te animo a que hables con otros acerca de lo que podrían llegar a ser en Cristo, y ores por ellos y con ellos, y les recuerdes el poder del evangelio incluso en las vidas de sus amigos o familiares más difíciles.

Cuando los discípulos de Jesús vieron su amor por las personas y su corazón por los perdidos, su pasión creció también.

Una estrategia de la que personalmente me he beneficiado a lo largo de los años, y en la que actualmente participo, es un grupo de misiones… El hogar de Warmka para Dispatches From the Front DVD.

3. Imita a Jesús modelando el ministerio y capacitando obreros

Jesús no se limitó a sentarse a orar y esperar. Jesús modeló o demostró cómo evangelizar al hacerlo mientras viajaba con los apóstoles. Los apóstoles de Jesús vieron cómo Jesús vivió, oró y usó las Escrituras. También vieron la finalidad de su propósito, la forma en que explicó el reino de Dios y la forma en que mostró a las personas su necesidad de salvación.

Jesús no tenía iPads, iPhones, PowerPoint, YouTube o DVDs. ¡No! Jesús mismo fue el método de capacitación. Jesús aprovechó las oportunidades para evangelizar a su alrededor y mostrar a otros cómo compartir el evangelio. Por tanto, como resultado, los apóstoles aprendieron cómo evangelizar. Absorbieron cosas acerca de la forma en que Jesús evangelizó que probablemente no sabían que habían recogido.

Creo que hay cuatro conclusiones prácticas para nosotros acerca de cómo alentar a otros en el evangelismo:

  • Enséñeles a orar, orando por ellos y con ellos.

Anteriormente en este seminario básico, resumimos nuestra responsabilidad en el evangelismo como orar, buscar y proclamar. Si vas a evangelizar con tus discípulos, ora con ellos de antemano, durante y después.

Mi vida de oración ha crecido enormemente simplemente escuchando las oraciones que se oraron aquí en CHBC durante las oraciones pastorales y durante los servicios de la tarde los domingos.

Recuerda que los discípulos de Jesús le preguntaron cómo orar en Mateo 6, a lo que nos referimos como el Padre Nuestro. Ora por y con tus discípulos para que aprendan a orar a glorificando a Dios y exaltando a Cristo.

Y ora por las cosas que hemos estado orando en este seminario:

A. Dios, por favor danos un corazón por los perdidos.
B. Dios, por favor danos puertas abiertas y oportunidades para compartir el evangelio.
C. Dios, por favor, danos sabiduría para saber cuándo, dónde y qué decir.
D. Dios, por favor, danos una carga por tres personas.

  • Evangelicen juntos.

Hay muchas formas diferentes de conversar con las personas acerca del evangelio. Desde hablar con amigos en Facebook hasta evangelizar a tus compañeros de trabajo, hay muchísimas oportunidades a nuestro alrededor. Pero viendo que esta es una clase acerca de discipular a otros en el evangelismo, considera hacer tu evangelismo con alguien más.

Por ejemplo, puedes dirigirte a la ciudad y hacer evangelismo callejero, repartir volantes e involucrar a extraños en la conversación. Puedes ir puerta por puerta. Puedes ir al centro comercial; prácticamente no existen límites para los lugares donde puedes iniciar conversaciones acerca del evangelio. Los beneficios obvios de hacer esto con otra persona son:

  1. No te rindes ni cedes, porque tienes a alguien que te apoya.
  2. Tienes la ventaja de escuchar las conversaciones y aprender a compartir el evangelio claramente con alguien.
  3. Te animas a seguir haciéndolo cuando ves a tus amigos haciendo lo mismo.

Recuerdo haberlo hecho hace unos años cuando vivía en Brisbane, Australia. Recuerdo haber ido a la ciudad un sábado por la noche con algunos amigos para repartir folletos y hablar con la gente. Teníamos a un chico en un escalón predicando en la calle. Atraía a una multitud, algunos interesados, otros asombrados de que alguien estuviera hablando tan descaradamente sobre el pecado, el infierno, el arrepentimiento y el perdón. A medida que la multitud crecía, algunas personas se reían o se burlaban y seguían su camino. Otros seguían interesados. Luego, yo me pondría al lado de esas personas y haría una simple pregunta como: «Oye, ¿qué piensas de lo que está hablando este chico?». Y eso es todo lo que tenía que hacer. Con algunas personas hablaría durante 5 minutos o media hora. Pero lo que me mantenía en pie cuando enfrentaba el rechazo era que veía a mi alrededor y todavía veía a mis hermanos y hermanas hablando con personas que acababan de conocer, y con alegría en sus ojos, comunicaban a los extraños las buenas noticias. Eso es tan útil para mí. Sé lo débil que soy y lo rápido que me daría por vencido si me dejaran solo.

Así que, si haces esto, una de las mejores cosas que puedes hacer es salir y evangelizar juntos como pareja o en grupo. Si estás en un grupo pequeño, sal y evangeliza juntos.

Una de las ventajas de D.C. es que tenemos una gran diversidad, y con eso vienen muchas oportunidades de compartir nuestra fe con personas que son de otras partes del mundo. Piensa en el efecto global de alguien de otro país que escuche el evangelio de ti por primera vez. Se arrepiente y cree, y en un año regresa a su tierra natal. Ahora ella/él es embajador en su propia nación, dando testimonio de otros, porque aprovechaste la oportunidad de compartir el evangelio.

  • Jesús fue imparcial al ministrar, por lo que nosotros también deberíamos serlo.

Cuando evangelices, no muestres parcialidad. ¡Todos necesitan a Cristo! Si decides salir y hacer un poco de evangelismo frío y confrontacional como el que acabo de describir, no te acerques solo a personas que se parezcan a ti o tal vez incluso peor, que se vean particularmente atractivas o importantes.

En Washington, D.C., hay muchas personas atractivas, importantes, poderosas y adineradas, pero también hay muchas personas con poca suerte.

¡Comparte el evangelio con todos! Piensa en Jesús, él compartió el evangelio con el joven rico, pero luego también compartió el evangelio con una mujer samaritana, ¡lo cual fue escandaloso en su época!

Jesús iba constantemente contra la corriente al ministrar a personas que otros normalmente evitarían independientemente de si eran ciegos, cojos, leprosos, lisiados, sordos, mudos, mujeres, samaritanas, lo que sea, Cristo fue tras ellos, por lo que nosotros también deberíamos hacerlo.

De la misma manera, que esto sea una lección para nosotros, que en nuestros trabajos, si Dios ofrece la oportunidad, compartamos el evangelio con los supervisores, HÁGAMOSLO. Si él te brinda la oportunidad de compartir el evangelio con pasantes o conserjes, HAZLO. El suelo está nivelado al pie de la cruz y cuando lleguemos al cielo, no va a importar qué tipo de trabajo teníamos en la tierra.

  • Jesús comisionó a sus discípulos y los envió.

De la misma manera que Jesús envió a los 12, luego a los 72 y después a todos y cada uno de nosotros a través de la Gran Comisión, alienta a tus discípulos a salir y replicar el ministerio.

Por la gracia de Dios, nuestro pastor principal, y muchos en esta iglesia modelan esto muy bien. Como solo un ejemplo, muchos hombres que se han sentado bajo el liderazgo de CHBC, han salido a pastorear iglesias o a trabajar por el evangelio. Tómate el tiempo de mirar el directorio CHBC en algún momento, y verás algunas páginas dedicadas a los pastores enviados por esta iglesia. Además, hay muchos más pasantes que pasaron tiempo aquí, aprendiendo antes de seguir adelante.

Del mismo modo, deberíamos alentar a nuestros discípulos a salir y multiplicarse y replicarse. Si después de un tiempo, tus discípulos no están ansiosos y emocionados por salir y modelar lo que has modelado, y no los ves edificando y animando a otros a salir y evangelizar y hacer discípulos, entonces tal vez no has sido muy claro acerca del objetivo del discipulado.

Encarga a otros el ministerio del evangelio como Cristo lo confió a sus apóstoles y luego a nosotros. Piensa en 2 Timoteo 2:2: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros». Ese es nuestro objetivo: levantar hombres fieles que serán capaces de enseñar a otros cómo levantar a la próxima generación de hombres fieles.

En conclusión, imita a Jesús. Hay innumerables versículos en la Biblia donde se nos instruye esto:

Efesios 5:1

1 Pedro 2:21

1 Juan 2:6

1 Tesalonicenses 1:6

Podemos hacer esto seleccionando algunas personas e invirtiendo intencionalmente nuestras vidas en ellas.

Podemos imitar a Jesús enseñando a otros cómo evangelizar y esperar pacientemente a que lo capten y comprendan.

Podemos imitar a Jesús por el evangelismo de nuestros discípulos y al orar con ellos acerca del evangelismo.

Podemos imitar a Jesús al hacer que otros nos acompañen mientras evangelizamos y modelamos el evangelismo fiel para ellos.

Finalmente, podemos imitar a Jesús animando a nuestros discípulos a salir y ser evangelistas sin nosotros, y al enseñar a otros a hacer lo mismo.

4. Tarea

  1. Continúa orando.
  2. Comparte el evangelio.
  3. Haz que otros compartan el evangelio contigo.