Clases esenciales: El Noviazgo

El Noviazgo – Clase 5: Etapa final: El compromiso y el matrimonio

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
05.10.2019

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Clase esencial
El Noviazgo
Clase 5: Etapa final: El compromiso y el matrimonio


Introducción

A lo largo del camino, hemos reflexionado a través de las diferentes etapas del compromiso ̶ inicio; primeras etapas; etapa intermedia. Hoy queremos reflexionar acerca de la última etapa del noviazgo, el compromiso y luego la preparación para el matrimonio. Como siempre, queremos hacerlo utilizando los lentes de la Escritura y la sabiduría bíblica como nuestra guía. Con esto dicho, comencemos considerando la pregunta: «¿es él o ella la persona elegida?».

Considerando la propuesta en la etapa final: ¿Es él o ella «la persona elegida?».

Así que aquí estás, has comenzado un noviazgo con alguien ¡y las cosas están marchando de maravilla! Se han mantenido dentro de los estándares de santidad de la amistad y el noviazgo hasta este punto, y ahora las cosas están avanzando rápidamente a través de esa fase intermedia donde continúas explorando la posibilidad del matrimonio y todas las señales se ven bien.

Hoy comenzamos reflexionando acerca de la última etapa. En esta última etapa, hay tres elementos que son significativos: (1) es siempre bienvenido que las parejas de novios visiten los padres (si esto aún no ha sido hecho). Hemos motivado a los jóvenes y las jóvenes a construir relaciones con la familia desde temprano, pero si esto no ha ocurrido usualmente hay una visita a la familia para introducirlos a tu prometido(a) prospecto. (2) La pregunta clave para esta última etapa es: «¿Qué no se que necesito saber para comprometerme?». Para ayudarte, ve a los 8 pasos que pueden ayudarte mejor a saber sobre cuales otras cosas necesitas hablar. Ve a la última página del folleto. (3) Tomando la decisión de comprometerte. Así que reflexionemos acerca de esa decisión comenzando con la pregunta: «¿Qué buscas?».

¿Qué buscas?

Si has pasado bien por este proceso, las características principales que debes buscar en alguien para casarte son las mismas que inicialmente querías en alguien para salir (en consecuencia, debes tener cuidado y ser bíblico en escoger con quien involucrarte desde el principio). Proverbios 31, 1 Pedro 3, Tito 1, 1 Timoteo 3, Efesios 5, estas son las descripciones de los hombres y mujeres que debes considerar conforme determinas si casarte o no con alguien.

Es poco probable que él o ella tengan todas estas características de manera precisa y sin excepción. Sin embargo, ¿son ellos cristianos en crecimiento? ¿Claramente desean crecer en estas áreas y están tomando acción para afectar este crecimiento? ¿Existe un acuerdo teológico entre ambos? Una vez que confirmes la respuesta a estas preguntas generales, llega el momento de observar de manera más específica tomando la decisión  acerca de ustedes y la calidad de su relación.

Tomando la decisión

Por tanto, «¿cómo sabes si has encontrado el elegido(a)?». Bueno, en un sentido no sabes esto hasta que él o ella se convierte «en el elegido(a)». Recuerda que esta pregunta es mejor respondida progresivamente dentro del contexto de la rendición de cuentas regular y honesta con individuos y familias cristianas maduras. No puedo decirte desde este púlpito si debes o no casarte con alguien. Lo que puedo hacer es darte algunos principios de guianza para tomar esta decisión.

Primero, observa el propósito que Dios tiene para tu vida (generalmente para «dar gloria a Dios y disfrutarle para siempre»; más específicamente la manera en que ves el desarrollo en tu ministerio y circunstancias). ¿Cómo piensas que será tu ministerio, o qué es ahora conforme Dios te ha colocado? ¿Estarían dispuestos, hablando de manera general, a servir a Dios mejor juntos que separados? ¿Estarían dispuestos a cumplir con el ministerio (sea tu plan original o el que viste a través de esta persona) de manera más efectiva juntos que separados?

Después, observa más detenidamente Efesios 5:22-23. Considera cuidadosamente los roles expuestos para los hombres y las mujeres en este pasaje. ¿Deseas cumplir ese rol con esta persona en cuestión específicamente en mente? ¿Sientes que puedes amarla sacrificialmente o respetarlo y apoyarlo? También, ¿qué otros, particularmente aquellos bajo cuya autoridad la relación ha tomado lugar, piensan de la relación? ¿Se ve sólida para ellos? ¿La relación parece buena para ambos de ustedes espiritualmente, glorifica a Dios y es Cristocéntrica?

Este es un punto muy importante. Si tu relación te dirige hacia el pecado (físicamente o de cualquier otra forma); si enfría tu interés en la iglesia o tu caminar con el Señor; si tienes menos disposición a aprender, estudiar, crecer y orar debido a la influencia de, o interacciones con, tu pareja, ¿por qué considerarías hacer de esa relación una permanente? Si no puede establecer de manera afirmativa que estás mejor espiritualmente con esta persona, entonces debes pensar seriamente si la relación debe continuar. ¿Ustedes dos constituyen un buen equipo espiritual y personalmente? Una vez más, aquí existe una gran ventaja en permitir que otros los conozcan bien a ambos, tanto de manera separada y como pareja ̶ y desarrollando la relación bajo alguna autoridad, en eso obtendrás un mejor consejo en esta etapa (considerando que has sido honesto y claro en tu rendición de cuentas sin esconder tu pecado).

Mitos populares que afectan el proceso de toma de decisión

Ahora vayamos a algunos de los mitos populares que rodean el compromiso y los desvanece para que podamos continuar reflexionando más claramente sobre este asunto.

Primero, no necesitas más información de la que el mundo dice que necesitas. Esto alimenta el mito de un matrimonio perfecto o fácil. Muchas personas solteras en el mundo (especialmente hombres) parece creer que si pudieran salir lo suficiente, obtener suficiente información acerca de la otra persona, trabajar lo suficiente en las fallas o errores de la otra persona, o aún salir con suficientes personas, encontrarán una mujer, o un hombre, o situación que les ayudará a tener un matrimonio fácil. Ellos quieren un 100% de la información disponible antes de estar en la disposición de tomar una decisión.

Bueno, ¿adivina qué? El matrimonio no es fácil y ninguna cantidad de información nunca removerá el trabajo requerido para el matrimonio. El matrimonio siempre requiere mucho trabajo y aún sacrificio. Siempre habrá un poco – aún mucho – cosas acerca de la otra persona (y acerca de ti, de paso) que serán conocidas solo en el contexto de vulnerabilidad y permanencia que hay en una relación matrimonial. Algunas de estas cosas serán indeseables. Aprender sobre esas cosas y amar a la otra persona a pesar de ello es parte del matrimonio. El matrimonio es maravilloso, pero también es trabajo.

Otro mito es la necesidad de «mantener tus opciones abiertas porque el hombre o la mujer perfecta podría estar al doblar de la esquina y no quieres pasar desapercibido». Vivimos en una sociedad que enseña que cualquier fuente de compromiso es una disminución de nuestras opciones y por tanto es malo. ¿Cuántas personas han dudado o aún rehusado a comprometerse con otra persona porque piensan que el hombre o la mujer perfecta aparecerán a los cinco segundo de comprometerse irrevocablemente con otro?

Esta visión es fundamentalmente egoísta, inmadura y totalmente contraria al modelo de amor y compromiso que la Biblia nos muestra. Esto asume que el matrimonio existe primeramente para satisfacer tus necesidades y llenar tus deseos, en vez de lo que las Escrituras dicen del matrimonio (como un medio para servir, ministrar a y ministrar con otra persona para reflejar la manera en que Cristo se relaciona con Su iglesia). Si eres un hombre o una mujer en una relación que parece estar moviéndose hacia el matrimonio y eres quien está dudando, pregúntate por qué. ¿Son tus razones bíblicas?

Esto está muy relacionado a otro mito, el mito que dice que debemos tener una gran atracción romántica y química con nuestra pareja antes de «hacer la pregunta». Tienes que deshacerte de este tipo de pensamiento. Sí, debes sentirte atraído hacia tu cónyuge y poder tener una conversación con él o ella sin desear romper su cabeza. Pero, si has progresado hacia la etapa dónde estás considerando seriamente el matrimonio, es bastante seguro que tienes el nivel requerido de atracción y la química para casarte. Cualquier cosa más allá de esto es mejor dejarla para ser descubierta en el contexto del matrimonio.

Debes también descartar el mito de que la compañía constante y la etapa de «decisión» indefinida están bien. Los hombres deben ser determinantes en mover la relación hacia adelante o terminarla, y las mujeres deben tomar una decisión también conforme sea apropiado. La compañía perpetua no marital por su propio bienestar no está bien. Inevitablemente dirige hacia circunstancias y conductas que no se apegan a las Escrituras. Es bíblicamente beneficioso para ambos (pero especialmente los jóvenes) moverse hacia una dirección en buena fe y hacerlo en el menor tiempo apropiado.

Puedes pensar que en algún punto de manera mágica sabrás que él o ella es la persona elegida. Fundamentalmente, hay un punto en cada relación donde si no disfrutas estar con la persona, sabes que tienes acuerdo teológico en todos los ámbitos en una gran cantidad de temas, y no tienes «banderas rojas» o «rompedores de acuerdos» que podrían detener la relación, entonces finalmente es cuestión de decidir comprometerte. No habrá ninguna escritura en el cielo. Dios no te dará un versículo en tu tiempo devocional que diga: «cásate con ella». No, fundamentalmente, tú (énfasis en TÚ) tienes que decidir que por el bien de tu conocimiento casarte es algo bueno, y si es así, entonces te comprometes a seguir hacia adelante. No te quedes dando vueltas pensando cómo saber la voluntad de Dios para la relación. En la mayoría de los casos, la voluntad de Dios es revelada cuando tomas la decisión.

Una exhortación final. Si crees que estás llamado a estar casado, y crees que has encontrado la persona con la que quieres casarte, entonces cásate. Las logísticas nunca serán perfectas. El matrimonio es algo que durará el resto de sus vidas. Será el centro y el control sobre cualquier ministerio que cualquiera de ustedes tenga. Modifica las cosas como el estudio, trabajo, dinero y distancia para acomodar el matrimonio. Trata de no ajustar el propósito y tiempo de matrimonio para cualquiera de estas logísticas u otra circunstancia terrenal.

No es sabio (y en violación pecaminosa de algunos de los otros principios que hemos discutido) tener un compromiso de tres años o una relación inapropiada porque la logística del matrimonio no es perfecta. Si las logísticas son tan malas que sientes que no puedes casarte en un futuro cercano, entonces echa una mirada al hecho de si deberías estar en una relación.

El compromiso

Ok, felicitaciones, estás comprometido(a). ¿Qué haces ahora? Hay solo un concepto que recordar cuando se trata de compromiso, y es bien fácil. Es simple y debe dirigirte en cada decisión, pensamiento y actitud hasta que te pares frente a Dios, las personas y el pastor el gran día. ¿Listo(a)? ¿Lapiceros preparados? Aún no estás casado(a). Ahora dependiendo de la logística u otras circunstancias, trasfondo cultural, duración de la relación, cosas que otros cristianos pueden haberte dicho, hay otra manera de poner esto: ¿Listo? Aún no estás casado(a). Recuerda eso si no aprendes nada más de la clase de hoy. Así que, con esto en mente, veamos algunas categorías que hemos considerado anteriormente.

Tiempo empleado

En esta primera categoría, el tiempo empleado, lo principal debe ser evitar la tentación y recordar que aún no estás casado(a). Esto simplemente significa mantener básicamente las mismas restricciones en las escenas en las cuales pasaban tiempo juntos antes de estar comprometidos. En otras palabras, a pesar de que pasarán más tiempo juntos, aún no debe ser a solas (especialmente durante la noche) en una de sus apartamentos. Serían tentados en su corazón a decir: «me he comprometido con este hombre o mujer y, por tanto, ya no estoy atado a mis restricciones pasadas». ¡Error! Si lo estás. Es muy, muy fácil dar esta tentación por sentado.

Temas discutidos

Ahora que estás comprometido(a) tendrás temas de conversación que ocuparán más de tu tiempo que antes. Estarás hablando regularmente sobre como de hecho aún no estás casado(a). Aquí hay algunas otras cosas para pensar.

Primero, no pases tiempo significativo hablando acerca de lo que será tu vida sexual cuando estés casado. No hables claramente sobre limitaciones en tu relación física, y establece métodos claros para ayudarte a apegarte a ellos, pero no pases tiempo fantaseando sobre tu futura relación sexual. Eso sería una tentación para ambos pecar sexualmente. Esto no debe ser algo de lo que hablen cada vez que están juntos. Establezcan claramente las limitaciones y manténganlas.

Si cada uno de ustedes siente que debe hablar con alguien de confianza (del mismo sexo) acerca de temores o preocupaciones que puedan tener sobre su relación sexual, especialmente acerca de la noche de bodas, entonces háganlo como parte de su planificación de bodas. No necesitan practicar, y no necesitan leer el Cantar de los Cantares juntos tres meses antes de su boda. No crear ningún mito secular que dice que en alguna manera eres inferior o le estás fallando a tu nueva esposa si no te muestras como un experto sexual durante la noche de bodas. De hecho, lo opuesto es la verdad. Si eres ya un experto sexual en la noche de bodas, entonces tienes, en algún lugar del camino, algo extraviado del diseño de Dios para la sexualidad de tu vida. Aprender y crecer juntos en este camino es una de las cosas más maravillosas del matrimonio.

Prepárate para el matrimonio

Has un buen uso de tu compromiso utilizándolo no solo para prepararte para la boda. Toma algún tiempo para prepararte para el matrimonio también. Busca una sólida consejería bíblica para el matrimonio, ya sea del pastor que estará dirigiendo el servicio nupcial o de alguna otra persona que sea madura en la fe y en el matrimonio. Utiliza ese tiempo para meditar sobre el matrimonio como una relación y como un reflejo de la manera en que Cristo se relaciona con la iglesia. Estas serán conversaciones muy edificantes.

Así como hay un gran número de libros espectacularmente malos sobre el matrimonio, también hay algunos que son muy buenos. Encuentra alguno. Léanlo juntos y discutan sus implicaciones para su matrimonio.

Finalmente, hablen sobre cosas que piensan pueden ser fuentes de conflicto durante su matrimonio. Un buen consejero matrimonial los motivará a hacer esto buscando esas áreas y hurgando sobre ellas un poco, pero debes hacer un esfuerzo por ti mismo en hablar cosas que sabes que existen. Además de trabajar a través de algunos de esos temas temprano, este ejercicio te enseñará habilidades de comunicación. Créeme. Las necesitarás.

Prepárate para la boda

Desde mi punto de vista, la mayor parte de tu compromiso debe ser empleado planificando la boda que preparándote para el matrimonio, pero obviamente pasarás algún tiempo hablando sobre esto. Aquí hay algunas cosas para tener presente conforme lo haces.

Una boda no es fundamentalmente un matrimonio entre dos personas. No es ante todo el día especial de la novia (aunque será un día muy especial para ella), y no es primeramente el rito del novio para pasar a la masculinidad cristiana (aunque en alguna manera lo es). El día de la boda es como cualquier otro día en la vida cristiana que se trata fundamentalmente de Dios. Una boda en un servicio de adoración donde dos personas se casan. De hecho, en siglos pasados, era literalmente eso. Al final de un servicio regular de domingo, las personas que iban a casarse pasaban al frente de la iglesia o simplemente se paraban donde estaban y hacían sus votos.

Al planificar la música, la predicación, y otros aspectos de tu servicio nupcial, recuerda que es un ante todo un evento de adoración a Dios. Te aconsejo que lo  hagas simple (aún humilde), y mantengas la adoración. Muchas parejas ponen mucha energía y estrés (aún lágrimas) en lo que son lo que será el programa y descuidan su matrimonio aún antes de que comience. Una boda simple también les permitirá tener un período corto de compromiso, que en la mayoría de los casos en mejor por muchas razones, siendo la más significativa la pureza sexual.

Rendición de cuentas

La rendición de cuentas sigue siendo importante durante esta etapa. Muchas parejas llegan a este punto en pureza y luego caen en pecado. Esto se debe usualmente porque su deseo pecaminoso (combinado con el mensaje del mundo y otros factores) les hace olvidar la regla principal del compromiso (todos juntos): ustedes todavía no están casados. Tomen medidas para glorificar a Dios hasta la boda. La rendición de cuentas debe permanecer siendo frecuente, personal, local, y difícil.

Conclusión

A través del curso de este Seminario Básico, se ha presentado una serie de principios basados en el modelo bíblico de la estructura y autoridad de la familia, y principios sobre cómo debemos conducirnos como cristianos. En todo esto, debemos recordar que estamos llamados a ser diferentes a este mundo en la amistad, el noviazgo y el matrimonio.

Estas relaciones deben estar caracterizadas por la santidad, un cuidado por el alma de la otra persona por encima de tus necesidades, no defraudándose uno al otro, el liderazgo y la sumisión comienzan a desarrollarse y ser reflejados de una manera piadosa ante los ojos del mundo, las relaciones se desarrollan de manera corporativa y bajo alguna autoridad, falta de intimidad emocional inapropiada, ninguna intimidad física, dejando el matrimonio para el matrimonio, siendo diferente al mundo y dando gloria a Dios. Desafortunadamente, esto frecuentemente requiere desaprender argumentos culturales acerca del noviazgo, borrando todas esas ideas de tu mente, y comenzando a partir de la Biblia.

Pero considera el estado del matrimonio en nuestra cultura. Pocos argumentarían contra la noción que es en declive a pesar de los esfuerzos del mundo para ello prolongando las relaciones prematrimoniales, entregándose al sexo extramatrimonial y exponiendo de manera no sabia el corazón a alguien que no es su esposo(a). ¿No sería Dios grandemente glorificado si nuestros matrimonios, matrimonios cristianos, estuvieran basados en un amor común hacia Cristo ̶ y no las cosas del mundo? ¿Qué conclusiones un mundo no creyente haría si los matrimonios cristianos estuvieran llenos de gozo, amor y auto sacrificio mientras los matrimonios mundanos permanecen siendo egoístas, contenciosos y agobiantes. ¿No tendría el mundo un entendimiento más claro del amor que llevó a un Dios Santo y Justo  a entregarse a sí mismo por nosotros? Oremos para que tengamos matrimonios piadosos ̶ matrimonios que extiendan el Evangelio a un mundo perdido y ofrezcan una muestra de Dios mismo.

Alimento para la mente: Temas para discutir antes de comprometerse.

  1. Diversión: ¿Ustedes disfrutan estar juntos?
  2. Amistad: ¿Pueden verse convirtiéndose en los mejores amigos? ¿Tienen una buena relación juntos?
  3. Fe: ¿Ustedes tienen la misma visión sobre asuntos de doctrina fundamentales (el evangelio, la iglesia, la expiación, etc.)? ¿Existen cosas que serían un obstáculo para congregarse en la misma iglesia (por ejemplo, bautismo)?
  4. Familia: ¿Comparten ustedes la misma visión sobre la familia y el lugar de trabajo? ¿Qué desea ella hacer luego de tener hijos? El rol de los géneros es muy importante en esta discusión.
  5. Finanzas: ¿Cuál es tu filosofía del dinero? ¿Alguno de ustedes tiene una deuda significativa? ¿Tienen un presupuesto y quién lo administrará en el matrimonio?
  6. Futuro: ¿Qué desean ambos hacer con su vida y sus visiones están unidas?
  7. Necedad: ¿Qué cosas difíciles del pasado tu futuro esposo(a) necesita saber antes de comprometerse? El propósito de esto NO es que compartas una lista de pecados, sino que seas honesto acerca de tu pasado. La discusión de tu pecado (especialmente pecado sexual) debe ser vaga y general, no específica y detallada.
  8. Peleas: ¿Cómo han manejado el conflicto durante la relación de noviazgo? ¿Cómo están haciendo para manejar los conflictos ahora?
  9. Temores: ¿Cuáles temores tienen sobre el matrimonio o casarse con esta persona en particular?
  10. Retroalimentación: ¿Existen otras parejas o pareja de casados involucrados en la relación? ¿Qué piensan ellos sobre la relación?