Clases esenciales: Cristianos en el lugar de trabajo

Cristianos en el lugar de trabajo – Clase 8: El género: Ser quien eres en el lugar de trabajo

Por CHBC

Capitol Hill Baptist Church (CHBC) es una iglesia bautista en Washington, D.C., Estados Unidos
Artículo
26.02.2019

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Clase esencial
Cristianos en el lugar de trabajo
Clase 8: El género: Ser quien eres en el lugar de trabajo


Introducción

¿De qué manera te afecta tu género en el lugar de trabajo? ¿Cómo el ser cristiano cambia la manera en que respondes esa pregunta? Esas son preguntas realmente difíciles de responder, pero bastante importantes. La Biblia nos dice que ser hombre o mujer es fundamental para quienes somos, pero a menudo intentamos responder nuestras preguntas acerca del trabajo sin pensar en el género. Para fines prácticos, nuestro mundo nos ve como personas solitarias, sin género, cuyo trabajo se define por lo que hacemos de 8 a 5.

Pero la Biblia no es la historia de personas solitarias y sin género. La Biblia, incluso después de la Caída, nos describe como personas que fuimos diseñadas para relacionarse. Y una pieza clave de dónde encajamos en esas relaciones  es si somos hombres o mujeres, porque el género es parte de la buena creación de Dios. No podemos abordar el tema de los cristianos en el lugar de trabajo sin abordar las preguntas acerca del género.

¿Debería mi género afectar el trabajo que tomo? ¿Debería afectar el rol que desempeño en mi trabajo? ¿Es correcto que los esposos tomen decisiones laborales diferentes a las esposas simplemente porque son hombres? ¿O las esposas simplemente porque son mujeres? ¿O es eso simplemente el ceder a los estereotipos y expectativas represivas de las generaciones pasadas?

Vivimos en el despertar de una  revolución sexual que ha tenido un profundo impacto en el lugar de trabajo, y que continúa evolucionando. Ese despertar es entrecortado, confuso, puede dejarnos luchando por descubrir exactamente dónde encaja el género en el lugar de trabajo. ¿Qué es bíblico? ¿Qué es cultural? ¿Dónde está la línea entre lo antibíblico y opresivo, por un lado, y entre lo contracultural y liberador, por el otro?

Ese es el territorio al que nos dirigimos esta mañana. Seré honesto, es algo difícil de enseñar porque la Biblia no nos da muchas reglas en esta área. No hay reglas, pero sí tenemos sabiduría. Sin embargo, el problema con la sabiduría, es que aunque es generalmente cierta, no siempre lo es. Así que casi todo lo que tengo que decir hoy tendrá una excepción. No obstante, en lugar de elegir esas excepciones, asumiré que la sabiduría que es generalmente cierta será generalmente cierta para nosotros. Y si realmente hay excepciones, podemos abordarlas más adelante.

Comenzaremos al inicio de la Biblia para ver la conexión entre el género y el trabajo. Luego examinaremos algunas implicaciones de eso para los casados, las implicaciones para quienes algún día podrían casarse, y finalmente las implicaciones que son verdaderas debido a nuestro género, independientemente de que estemos casados o solteros. Una observación: todo esta clase está basada en una visión bíblica del género que dice que somos iguales en dignidad y valor, pero diferentes en los roles, especialmente en el hogar y en la iglesia. Si lo que digo suena loco y nuevo para ti, te sugeriría tomar las clases del seminario «Masculinidad y Femineidad Bíblicas» que comienza cuando esta clase termina, donde estas suposiciones se desarrollan cuidadosamente desde las Escrituras y se consideran mucho más a detalle.

¿Preparado?

  1. El género y el trabajo

Podemos pensar en el género como el tercer carril del trabajo, de lo que las personas decorosas nunca hablan en el lugar de trabajo. Pero en la Biblia, el género y el trabajo están intrínsecamente unidos. Primero vemos el género como parte de la creación de Dios de los seres humanos en Génesis 1 cuando Dios nos asigna nuestros trabajos.

Luego, cuando vemos el género nuevamente, en el capítulo 2, está aún más vinculado al trabajo. Dios establece el trabajo de Adán en el versículo 15: «Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». El hombre es creado para administrar la creación de Dios, para labrarla y cuidarla, es decir, para proveer y proteger, y para administrar las palabras de Dios. Luego Dios nos dice lo único en la creación que no está bien, versículo 18, el hombre está solo. Así que Dios le hace una «ayuda idónea para él». La mujer, Eva.

Lo «malo» del estado de Adán, por supuesto, no era que estuviera solo. ¡Él estaba en perfecta comunión con Dios! No, el problema era que era incompetente. Dios le dio esta increíble tarea, esta administración, y Adán necesitaba ayuda. Así que Dios le dio una esposa. Una ayudante. Y como conversamos la semana pasada, su rol como ayudante no es algo temporal. Es lo que ella es. Todo el tiempo. Lo que no es nada degradante. Al igual que el hombre, ella es valiosa porque fue creada a imagen de Dios. Tal parece que este término se usa con mucha frecuencia en las Escrituras para hablar de Dios, quien se llama a sí mismo el ayudador de Israel. Jesús también se llama a sí mismo un ayudador, y hace referencia al Espíritu Santo como otro ayudador. Las mujeres no ayudan desde un lugar de necesidad, sino desde un lugar de fortaleza[1].

Así que la raza humana se convierte en hombre y mujer debido a un problema en el lugar de trabajo. Adán y Eva pueden hacer juntos lo que Adán no podía. Entonces, noticia de última hora: ¡El matrimonio no está en competencia inherente con el trabajo! Fue diseñado para definir y habilitar nuestro trabajo, incluyendo el glorioso trabajo de representar a Cristo y la iglesia en Efesios 5. De hecho, sea que estés casado o soltero, tu comprensión del trabajo «no es buena» si no integra el trabajo, el matrimonio y el género. La familia fue creada  para el trabajo y el ministerio. Y si el trabajo y el ministerio se comprenden correctamente, la familia sigue siendo el centro neurálgico del trabajo y un puesto crítico para el ministerio.

Permíteme resumir todo esto con tres observaciones y luego regresaremos a algunas implicaciones.

  1. El género es bueno. Es dado por Dios y definido por él.
  2. El género lo abarca todo. Es parte de la identidad. Por tanto, está vinculado a todo lo que hacemos.
  3. El género, al menos en Génesis, se describe más claramente en el matrimonio. Lo que significa que una comprensión bíblica del género si estás soltero requerirá alguna extrapolación.
  1. Implicaciones para los casados

Esto es algo que empezamos a abordar la semana pasada. Un buen resumen de cómo Dios diseña el matrimonio en Génesis 2 es que él orienta al esposo a la asignación, es decir, a la administración de la creación en forma de protección y provisión, la administración de las palabras de Dios. Y orienta a la esposa al esposo, como su ayudante. Todas las diferencias entre el hombre y la mujer en el matrimonio provienen de esa única diferencia que vemos en Génesis 2.

Por tanto, ¿de qué manera afecta eso a los esposos y esposas en su trabajo? Déjame darte dos implicaciones para los hombres y mujeres casados.

  • Para los hombres casados: Necesitas a tu esposa en cada área de la vida. Adán necesitaba a Eva como su ayudante para todo el trabajo que Dios le había encargado. Como hombre casado, no debería haber ningún área en tu vida donde trabajes de forma independiente de tu esposa, de lo contrario estarías pensando imprudentemente que puedes manejar las asignaciones que Dios te ha dado sin la ayuda que él piensa que necesitas. Algunos de nosotros pensamos que un esposo exitoso mantiene a su familia totalmente aislada de su trabajo. Sin embargo, aunque los límites son útiles en la vida, una separación completa entre el trabajo y la familia es exactamente lo opuesto del por qué Dios creó el matrimonio. Entonces, ¿cómo es esto exactamente? Bueno, pensando en mi propia vida, éstas son algunas de las maneras en que mi esposa es mi ayudante en mis distintas ocupaciones.

A. Ella pasa mucho tiempo cuidando de nuestros hijos. Según Efesios 6, ¿quién debe «criarlos en disciplina y amonestación del Señor»? Así es: yo, el papá. Y la gran inversión que ella hace en sus vidas, a menudo cuando estoy lejos de casa cuidando de esta congregación, es una parte importante de cómo obedezco Efesios 6.

B. Ella me refina para que pueda ser más útil en la vida de otros.

C. Ella me aconseja sabiamente en todo, desde cuidar de nuestra casa hasta cuidar de nuestra iglesia.

D. Ella es diferente a mí. Y aprender a entenderla y servirle mejor es una parte importante de cómo Dios me ha moldeado para entender y servir a los demás. Ella está dispuesta a ser la que derriba los bordes ásperos, por así decirlo.

E. Ella desarrolla relaciones. Hay docenas de personas, vecinos, miembros de la iglesia, por ejemplo, que están dispuestos a desarrollar una relación conmigo principalmente porque estoy casado con ella. «¡Ella es una persona maravillosa! Supongo que él no puede ser tan malo». Ella es mi embajadora ante muchos en el mundo.

Podría seguir por un largo tiempo. Espero que eso te dé una idea de cómo ella habilita mi trabajo.

  • Segunda implicación: Eres responsable como administrador de todo lo que tu esposa tiene para ofrecer. Esta idea de haber recibido una ayudante podría ser vista equívocamente desde una perspectiva egoísta. «¡Genial! Dios me ha dado una ayudante. No tengo que trabajar tan duro». Qué idea tan atroz. Como dijo Jesús,  a quién se le ha dado mucho, se le exigirá mucho. Responderás ante Dios un día por la manera en que administraste todos los dones que Dios te ha dado en tu esposa.
  • Para las mujeres casadas: Eres su ayudante en todo lo que hagas. Cuando Joan y yo nos casamos, ella se encontraba en la mitad de su carrera. Se tomó un año libre cuando nos casamos, y luego tomamos la decisión de que culminara sus estudios. Pero no lo hablamos en términos escolares; lo vimos como un «entrenamiento de ayuda». En otras palabras, sentimos que dado la manera en que Dios nos había conectado y las oportunidades de servirlo que veíamos frente a nosotros, ella podía ser una ayuda más efectiva con esa educación que sin ella. Y cuando obtuvo su primer trabajo fuera de la universidad, lo discutimos en términos de cómo sería de ayuda para los llamados que Dios me había otorgado. Incluso escribimos nuestra descripción de trabajo de su trabajo, cómo le permitiría a ella ser mi ayudante.
  • Al generar ingresos extra para que podamos ser más generosos.
  • Al darle un día lejos de nuestros niños para que pueda ser mejor mamá.
  • Al expandir nuestras amistades.
  • Al expandir nuestro servicio a nuestra comunidad.

Su trabajo consiste en ser mi ayudante, al igual que sus llamados en nuestro vecindario, iglesia, como madre, y así sucesivamente, consisten en ser mi ayudante. En la práctica, si ella actúa como mi ayudante o no, no puede cambiar radicalmente lo que hace. Pero sin duda cambia por qué lo hace.

  • Segunda implicación para las mujeres casadas: Están orientadas hacia su hogar de una manera que sus esposos no lo están. Mencioné anteriormente que en el matrimonio, Dios orienta al hombre a la tarea y a la mujer al esposo. En las Escrituras, esa orientación se traslada a su hogar. Dicho de otro modo, una gran forma en que ella es la ayudante de su esposo es crear un hogar que sea el centro neurálgico para el trabajo, la familia, el ministerio y más. Piensa en 1 Timoteo 5:14 donde Pablo insta a las mujeres jóvenes a gobernar sus casas. Literalmente a ser las gobernantes de sus hogares. Ella es fabricante, empresaria, comerciante, inversionista, agricultora. Es generosa, hospitalaria. Pero, ¿cómo Proverbios evalúa el valor de lo que ella hace? En cuanto al impacto en su casa. Su esposo, versículo 23, es conocido en las puertas. Sus hijos, versículo 21, están bien abrigados. Su propia vestimenta, versículo 22, es de lino fino y púrpura. Y así, versículo 11, «El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias». Su actividad es amplia, pero su enfoque siempre está en su casa. Un esposo y una esposa tendrán trabajo; ese es uno de los propósitos de su matrimonio. Pero sus metas en el trabajo siempre serán diferentes. Porque en el misterioso plan de Dios para el matrimonio, sus roles y orientación difieren.
  1. Implicaciones para los no casados

¿Qué relación tiene esto contigo si eres soltero? O, si estás casado, ¿con la persona soltera que estás discipulando? El plan típico de Dios para la humanidad es que cada uno de nosotros se case. Nota que dije típico. En 1 Corintios 7, Pablo aclara que la soltería prolongada puede ser un llamado maravilloso y digno, incluso si no es típica. Como no hay matrimonios en el cielo, como dice Jesús, la soltería es en muchos aspectos un llamado más parecido al cielo que el matrimonio. Pero la mayoría eventualmente se casará. Por tanto, la perspectiva de un futuro matrimonio debería impactar tus metas en el lugar de trabajo hoy. Muy en contra de la cultura, iré tan lejos como para decir que debido a que las metas profesionales son diferentes para los esposos y las esposas simplemente porque son esposos y esposas, las metas profesionales son diferentes para los hombres solteros y las mujeres solteras porque tienen el potencial de convertirse en esposos y esposas.

  • Para los hombres solteros: Estás desarrollando una carrera enfocada en tu capacidad para proveer. Por ahora, eso significa proveer para ti y ser generoso. Las dos metas para el trabajo que Pablo da en Efesios 4:28. Es posible que algún día, eso signifique mantener a una familia, idealmente, para que puedas vivir solo con tus ingresos si tú y tu esposa deciden que eso es lo que quieren, o si las circunstancias así lo ameritan.
  • Para las mujeres solteras: Estás en una posición más difícil. Al igual que tus hermanos solteros, tu carrera se enfoca hoy en la provisión, proveer para ti y ser generosa, Efesios 4:28, de nuevo. Pero si te casas, tus metas profesionales cambiarán de una manera que no lo harán las de tu esposo. Él estaba enfocado en proveer antes del matrimonio, y sigue enfocado en proveer después del matrimonio. Una vez que te cases, tus metas profesionales cambian porque tu orientación ha cambiado a la de ser una ayudante. Eso significa que para ti, la flexibilidad será un objetivo importante en tu planificación profesional. Procura la flexibilidad para que si te casas, tengas la opción de trabajar a tiempo parcial o trabajar desde casa si lo deseas, lo que da valor a los empleos que tienen ese potencial. Busca flexibilidad para que cuando te cases puedas cambiar de carrera o incluso abandonar el trabajo si así lo deseas, lo que te hará más cautelosa con los grandes préstamos estudiantiles o con compromisos a largo plazo.

Tanto para hombres como mujeres, el enfocarse en desarrollar un conjunto de habilidades comercializables ayudará en gran medida a lograr estos objetivos. Una habilidad que establece los valores del mercado es la forma en que proveerás en un mercado laboral competitivo. Una habilidad que establece los valores del mercado es la forma en que tendrás un apalancamiento para obtener la flexibilidad en el momento en que deba llegar.

Ahora bien, ¿parece intrínsecamente injusto que hombres y mujeres cristianos procuren carreras de manera diferente? Bueno, si estás evaluando una carrera según los estándares del mundo: dinero, poder, impacto, sí parece injusto. Alguien podría decir: «Entiendo el punto, pero es un poco molesto cuando mis amigos de la iglesia me dan diferentes consejos sobre la universidad simplemente porque soy mujer». Recuerda, las metas de Jesús no son las de este mundo. Sin importar si eres hombre o mujer, su principal objetivo para tu trabajo no es dinero, poder o impacto, él ya tiene eso. No te necesita para eso. Su objetivo para tu trabajo es que tu trabajo pueda mostrar su obra en ti. Que pueda glorificarlo. Debemos mantener eso en mente o el impacto del género en el lugar de trabajo siempre será un problema.

  1. Implicaciones que no dependen del matrimonio

¿Y qué pasa si nunca me caso? ¿Debería ser mi género un factor en el lugar de trabajo? Absolutamente. Hombres y mujeres es quienes somos, no solo en el matrimonio. Por supuesto, la parte difícil al entender esto es que en Génesis 2, la Biblia solo define la masculinidad y la femineidad en el contexto del matrimonio. Pero podemos ver en el resto de las Escrituras que el género es un factor real en tu vida incluso si nunca te casas. Después de todo, las personas solteras a lo largo de  las Escrituras, incluso en culturas diferentes, actúan de acuerdo a su género.

Podríamos obtener una definición más completa de la masculinidad y femineidad, pero para los fines de esta clase, apeguémonos a lo que vemos en Génesis 2: En la esencia de la masculinidad existe una postura de protección y provisión de formas que sean apropiadas en las diferentes relaciones del hombre con las mujeres. En la esencia de la femineidad existe una postura de respaldo hacia el liderazgo de formas que sean apropiadas en las diferentes relaciones de la mujer con los hombres.

Ahora, ¿qué hacemos con esta idea del género cuando abordamos el lugar de trabajo? Bueno, el lenguaje del llamado que hemos usado en las semanas anteriores puede ser realmente útil aquí. Dios te ha llamado a ser hombre o mujer, simplemente en virtud de cómo te ha hecho. Y si eres un empleado, te ha llamado al lugar de trabajo. Lo haremos mejor cuando intentemos alinear esos llamados tanto como sea posible para que se apoyen entre sí. Para ser más específicos, déjame darte tres ideas acerca de cómo podría ser esto:

  1. Sé quien eres. No todos lo expresarán de la misma manera, pero una verdad bíblica que vemos a diario es que los hombres y las mujeres son diferentes. Lucen diferente, actúan diferente. Y esa diferencia es parte de la buena creación de Dios. Para evitar estereotipos inútiles, actúa de acuerdo a tu género en el lugar de trabajo. Te daré un ejemplo. Cuando trabajaba en un negocio antes de ser pastor, mi jefe era una mujer que, antes de llegar a mi empresa, había sido presidenta y directora de operaciones de una de las compañías de alimentos y bebidas más grandes del mundo. Desde una perspectiva profesional, era fenomenalmente exitosa, estaba acostumbrada a dirigir a miles de personas. Y lideraba de una manera muy fuerte y femenina. En cierto sentido, su estilo de gestión era bastante maternal, enriquecedor y comprensivo. Era bastante efectivo, y creo que era efectivo en parte porque no sentía la necesidad de negar quién era ella para liderar efectivamente. Su estilo de gestión era diferente al de sus colegas masculinos, y se sentía bien. Sé quien eres.
  1. Gran parte de eso implicará, #2 aprovechar las oportunidades para actuar de acuerdo a tu género en el lugar de trabajo, según sea apropiado. Un ejemplo. Mi esposa Joan es doctora. En la sala de emergencias donde trabaja, está a cargo. Pero cuando una situación se tornó potencialmente volátil y peligrosa, un subordinado masculino insistió en acompañarla a la habitación. Solo de pie allí para asegurarse de que estaba bien. ¡Qué maravilloso! Ella aprecia a un hombre que actúa como un hombre. Poniéndose en peligro para proteger a una colega. Este es un tema difícil porque algunas personas se ofenden cuando otros actúan de acuerdo a su género. Pero a menudo, como mujer tienes la oportunidad de apoyar el liderazgo de otros de una manera muy femenina. Y como hombre, tienes la oportunidad de proveer y proteger a las mujeres a tu alrededor. Así que, ¡hazlo!
  1. Algunos trabajos son más difíciles que otros. Patrick dio el ejemplo la semana pasada de lo beneficioso que puede ser alinear tus llamados. Por ejemplo, digamos que eres profesor de inglés en una escuela secundaria. Tienes dos adolescentes en casa. En la iglesia, enseñas la clase sobre paternidad. En tu vecindario, tienes una pequeña pandilla de niños preadolescentes que pasan el rato en tu casa y te consideran una figura paterna. Asignaciones bastante diferentes: padre, empleado, vecino, miembro de la iglesia. ¿Pero ves cómo cada asignación te ayuda a prosperar con las demás? Bueno, el género es un llamado de Dios, y puede apoyar tus otros llamados o luchar contra ellos. Por supuesto, esto se verá diferente para diferentes personas. Así que regresando al ejemplo de mi esposa. En la escuela de medicina ella realmente estaba interesada en especializarse en el área de traumatología, pero decidió optar por la pediatría, ya que encajaría mejor como su futuro llamado como esposa y madre. Si eres una mujer cuyo trabajo implica mando y control, es posible que encuentres cierto grado de disonancia cognitiva con el género que Dios te dio. Si eres un hombre cuyo trabajo se enfoca en ayudar intensivamente, es posible que sientas una tensión similar. No hay reglas estrictas aquí por dos razones: (1) algunos de nosotros podemos acomodar más tensión entre nuestros llamados que otros, y (2) el género se expresa de manera diferente por personas diferentes. Pero debemos considerar si un trabajo en particular supondrá una dificultad incómoda de nuestro género, y si estamos de acuerdo con eso.
  1. Conclusión

Si hay algo que quiero que recuerdes hoy, es el título de nuestra clase. Sé quien eres. Dios te ha hecho hombre o mujer. Aunque la masculinidad y la femineidad lucirán diferentes para diferentes personas, habrá una postura general de protección y provisión para los hombres, y una postura de apoyo para las mujeres. Por tanto, busca oportunidades para reflejar tu género en tu lugar de trabajo, en el empleo que escojas y en la manera que lo lleves a cabo.

 

[1]La Biblia deja claro que como hombres y mujeres compartimos una humanidad común, iguales en valor, pero no idénticos. Dios creó al hombre y a la mujer. Perder la igualdad en valor y la relación entre los sexos se convierte en un desfile, con uno delante y otro detrás. Los hombres dominantes dan poca importancia a las mujeres y gritan órdenes porque creen que son superiores. Pero pierde las distinciones del género y la relación se convierte en una carrera. Hombres contra mujeres, yendo codo a codo en una carrera para llegar a la cima. Pero la Biblia dice que no es un desfile ni una carrera, es un baile. El hombre guía, la mujer lo sigue y, sin embargo, juntos se mueven como uno solo, en perfecta armonía.