Adoración Congregacional

4 razones por las que deberías añadir un servicio regular de oración al calendario de tu iglesia

Por Brad Wheeler

Brad Wheeler es Pastor Asociado de Capitol Hill Baptist Church en Washington, D. C.
Artículo
19.03.2018

Si pudieras añadir una cosa al calendario de tu iglesia, ¿cuál sería? ¿Un retiro de mujeres o un desayuno para hombres? ¿Un seminario acerca del evangelismo? ¿Grupos comunitarios? ¿Un servicio de sábado en la noche para los que la mañana es un desafío? ¿Un estudio bíblico a mitad de semana?

Esa es la pregunta que me he hecho una y otra vez desde que llegué a mi nueva iglesia el otoño pasado. Aunque muchas de esas sugerencias son loables, junto a nuestros ancianos, hemos llevado a nuestro cuerpo a comenzar un servicio regular de oración los domingos en la noche.

En serio, ¿un servicio de oración? Eso suena anticuado y extraño, la clase de cosa que los cristianos hacían antes de la llegada de la electricidad, cuando la vida era más simple, las iglesias eran más pequeñas y las actividades recreativas de nuestros hijos no consumían nuestros cronogramas.

Y se ha encontrado con al menos alguna oposición. Tuve un miembro que me dijo que ya orábamos mucho. Él sentía que nuestros tiempos de oración de los servicios de la mañana ya eran muy largos. Que restaban capacidad al grupo de música para entrar en ritmo, e interrumpían la experiencia de adoración. Otros sugirieron que podría fomentar el legalismo, al darle a las personas algo más que sienten deben hacer. Otros manifestaron su preocupación de que pudiera restringir la comunidad, para algunos individuos pudiera significar abandonar sus grupos pequeños para asistir a la reunión de oración corporativa.

Por tanto, ¿por qué hacer una reunión mayormente dedicada a la oración corporativa? Permíteme sugerir cuatro razones:

  1. Le recuerda a las personas la importancia de la oración

No es difícil hacer que las personas se inscriban en un evento, o se incluyan en un grupo pequeño. Cientos asistieron a nuestro reciente retiro de mujeres. Montones asistieron al desayuno para hombres y a Secret Church. Entonces, ¿Por qué la renuencia de muchos a reunirse para orar de manera corporativa? ¿Por qué el servicio de oración de muchas iglesias ha seguido el camino del teléfono rotativo?

Poniéndolo de manera simple, la oración no es atractiva. No es entretenida. Frecuentemente no es fácil o conveniente; requiere de esfuerzo y trabajo. Por eso, Jesús nos dejó la parábola de la viuda insistente en Lucas 18, para que «siempre oremos y no desmayemos». Estamos acostumbrados a ser alimentados con la música y los medios, los podcasts y la predicación. Y la oración pide que apaguemos el mundo mientras enfocamos nuestras mentes.

Y esto es lo que debemos hacer, no solo individualmente, sino corporativamente, juntos. En Mateo 21, Jesús reprende a las personas por convertir el templo en algo parecido al piso comercial del Chicago Mercantile Exchange. Él dice: «mi casa, casa de oración será llamada» (Mateo 21:13). Según el Nuevo Testamento, la Iglesia es templo del Espíritu de Dios (1 Corintios 3:16). ¿Son entonces nuestras iglesias la casa de oración que Dios espera? ¿Ponemos a un lado el tiempo? ¿Priorizamos el compromiso de orar juntos? ¿O es nuestra oración corporativa simplemente el relleno entre los tiempos de música?

Robert Murray M’Cheyne dijo la célebre frase: «Un hombre es lo que es sobre sus rodillas delante de Dios y nada más». ¿Qué sucede si aplicamos esa misma medida en nuestras iglesias? ¿Qué se diría de nosotros? La oración corporativa señala la importancia de nuestra oraciones como congregación, de hecho, su absoluta necesidad. Porque nuestra lucha es contra fuerzas espirituales y, por tanto, requiere de armas espirituales, ¿y qué mayor arma tenemos que la oración no solo de uno, sino de docenas, cientos y aun miles?

  1. Modela a nuestra congregación cómo orar

Recuerdo la primera vez que oré públicamente. Era un nuevo creyente, tanto paranoico como perplejo sobre qué decir. Entonces, ¿qué hice? Imité lo que escuchaba que otros hacían.

Además de estudiar las oraciones de Daniel, Pablo, Ana o María, nada enseña a nuestra a congregación cómo orar más que las oraciones que escuchan de los fieles en la iglesia. Si queremos que nuestra congregación ore bíblica y pensativamente, si queremos que oren con respeto reverencial y afecto personal, entonces debemos modelarlo para ellos de manera corporativa. Como dice D. A. Carson acertadamente: «Escoge modelos, pero escógelos bien. Estudia su contexto, su amplitud, su pasión, su unción, pero no imites su lenguaje».

  1. Une a nuestra congregación en los propósitos de Dios

Somos originalmente personas narcisistas. No tenemos ningún problema en orar por nuestras necesidades, sueños y deseos personales. Y no está mal hacer esas cosas. Deberíamos hacerlo. Sin embargo, que lamentable es cuando nuestra vida de oración, especialmente nuestra vida de oración corporativa, es dominada por dichas preocupaciones. Después de todo, no somos el centro de la historia humana. La Iglesia y su prosperidad es el centro de la historia humana (Efesios 3:1-13).

Cuando nos reunimos para enfatizar lo espiritual por encima de lo físico, lo corporativo sobre lo personal, unimos nuestra congregación en los propósitos de Dios para su iglesia. La oración corporativa crea preocupación por nuestra unidad corporativa y nuestro testimonio corporativo.

  1. Prepara a nuestra congregación para que Dios actúe

La iglesia orando corporativamente marcó muchos de los grandes movimientos del libro de Hechos. Definió su vida en el día de Pentecostés (2:42). Equipó a los creyentes con el Espíritu para hablar la Palabra de Dios con valentía (4:31).  La oración marcó la comisión de los primeros diáconos (6:6), la expansión del evangelio hacia los samaritanos (8:15), e incluso la visión de Pedro de expandir el evangelio a los gentiles (10:9). De hecho, ¡fue la iglesia en oración lo que llevó a la liberación de Pedro de la prisión! (12:5)

Amigos, ¡la oración cambia las cosas! Por esa razón, Pablo supone que la iglesia estará orando juntos, tanto hombres como mujeres (1 Corintios 11, 14). La oración es el medio ordenado por Dios para el cumplimiento de sus fines sobrenaturales. Es tanto personal como poderosa. Tal y como Jesús le recordó a sus discípulos, hay algunos obstáculos que no pueden ser conquistados por otra cosa que no sea la oración (Marcos 9:29).

Amigos, como Jamie Dunlop mencionó en The Compelling Community: «Dios ama defender su reputación. Cuando oramos juntos, nuestras necesidades se convierten en algo público. Cuando él responde, su gloria se hace pública». La oración prepara a nuestra congregación para que Dios actúe.

NUESTRO PRIMER SERVICIO DE ORACIÓN

El mes pasado, dirigimos nuestro primer servicio de oración de domingo en la noche, por lo menos en años recientes. Y con ello vinieron muchos momentos incómodos y errores conforme tropezábamos durante el servicio. No salió exactamente como lo planifiqué, ¡y soy en gran parte responsable!

Pero está bien. Porque nosotros, el pueblo de Dios, por el poder de Dios, oramos. Hicimos lo que ninguna otra gente o institución en la tierra tiene el privilegio de hacer. Y lo haremos nuevamente. Y observaremos, y esperaremos y anticiparemos lo que Dios hará en su nombre.

Traducido por Samantha Paz.